Los pasaportes que María Teresa León y Rafael Alberti utilizaron en su regreso del exilio, la máquina de escribir de Nicanor Parra, unas zapatillas de bailarina firmadas de Alicia Alonso, la pipa del dramaturgo Antonio Buero Vallejo o la camisa que se ponía Fernando del Paso en busca de inspiración, así como primeras ediciones, manuscritos, gafas, partituras, bolígrafos, llaves, relojes, sombreros, vestidos… e incluso sobres y cajas secretas han abandonado sus cajetines de seguridad de la cámara acorazada del Instituto Cervantes para mostrarse al público por primera vez en la exposición ‘La mayor riqueza. Legados escogidos de la Caja de las Letras’, que podrá visitarse hasta el 16 de junio en la sede central de la institución.«Estos objetos forman parte de la educación sentimental de nuestro país» y «dan una imagen de la cultura como un bien común, muy amplio, que hermana, tanto la labor más académica, lo que se suele llamar alta cultura, como la labor más popular, más folclórica», explicó su director Luis García Montero en un recorrido por esta muestra que reúne un centenar de legados depositados por personalidades de la cultura de España e Hispanoamérica desde 2007.Pasaportes de Rafael Alberti y María Teresa León, zapatillas de Alicia Alonso y dibujo de Miguel de Unamuno Tania SieiraEl escritor Francisco Ayala fue el primero en inaugurar este ritual y su legado se exhibe ahora en una gran vitrina junto al de otros Premios Cervantes como Miguel Delibes , del que se conserva el manuscrito original de su discurso de aceptación del máximo galardón de las letras españolas, o Rafael Sánchez Ferlosio , en cuya caja 1176 se depositó su preciada lupa y la libreta de sus anotaciones sobre ‘El Jarama’. Junto a ellos figuran objetos y escritos de Ida Vitale, Sergio Ramírez, Ana María Matute, Jorge Edwards, José Emilio Pacheco, José Hierro, Caballero Bonald o de Luis Mateo Díez, el último galardonado.Secretos con fecha«Dentro de 20, 30 o 40 años, alguien abrirá esta caja y recordará que yo fui un escritor del siglo XX que se asomó al siglo XXI, que llegó al arrabal de la senectud y que escribió algo que mereció la pena de ser conservado y custodiado», dijo Caballero Bonald al depositar un sobre cuyo contenido no quiso revelar. También Eduardo Mendoza , para quien «la única cosa que puede pervivir después de la desaparición de las personas es su memoria», dejó una caja personal cuyo contenido se desconoce. « Quiero alargar un poco la desaparición de mi recuerdo «, explicó.Caja secreta dejada por Eduardo Mendoza, máquina de escribir de Nicanor Parra y legado secreto de Caballero Bonald Tania SieiraNo es el único. Para conocer el legado de carácter «espiritual mas que profesional» de la actriz Núria Espert habrá que esperar al 11 de junio de 2035, el día en que cumplirá 100 años. Para desatar la bolsa de tela verde que dejó el venezolano José Balza deben pasar aún tres décadas, hasta el 19 de septiembre de 2059 y solo ocho años antes, en 1951, se podrá abrir el sobre que entregó Bernardo Atxaga con un documento secreto. El manuscrito redactado por la bailarina Alicia Alonso, sin embargo, ni siquiera tiene fecha de apertura.« Juan Marsé hacía bromas diciendo que dejaba muy en secreto, en un sobre cerrado, la receta con la que él preparaba la escalivada», comentó sobre estos numerosos secretos García Montero. Al director del Instituto Cervantes le resultan «especialmente conmovedores», sin embargo, los recuerdos personales de escritores a los que admira y ha estudiado como el propio Marsé o Francisco Ayala, así como los históricos pasaportes de Alberti y María Teresa León. Diálogos entre legadosCuriosamente, los documentos de la pareja de literatos se conservan habitualmente en la Caja de las Letras frente al depósito de Aitana Sánchez Gijón , que en su juventud interpretó un papel en ‘El hombre deshabitado’, una obra de Alberti que se representó a su regreso del exilio. Para García Montero, es una constatación de que «los legados dialogan entre sí y dialogan con nosotros» . Otro ejemplo. El legado de Miguel de Unamuno , del que se exhibe un dibujo de un Quijote crucificado, se encuentra junto al del escritor José Rizal , que acabó fusilado por apoyar la independencia de Filipinas. «Está al lado del intelectual que más lo defendió antes de que lo mataran», asegura el director del Cervantes antes de recordar el famoso acto de 1936 en Salamanca en el que el autor de la generación del 98 se enfrentó a Millán Astray y dijo aquello de «vencer no es convencer», precisamente llevado por la participación del militar español en el final de Rizal.«Símbolos de una vida»En la exposición conviven además una partitura inédita de Luis de Pablo o el legado del compositor Cristóbal Halffter con el bombín de Joaquín Sabina y objetos de Miguel Ríos o Víctor Manuel, en un buscado interés por mostrar «lo más popular con lo más culto », en palabras de García Montero. «Estos depósitos, que nunca han salido de sus cajetines de la Caja de las Letras, se desvelan como símbolos de una vida completa dedicada a la literatura, al arte, a la música, al cine, al teatro, al periodismo o a la ciencia, en definitiva, a la cultura en español», señalan desde el Instituto Cervantes.Traje y zapatos de Carmen Linares, el bombín de Joaquín Sabina y una de las cartas del Buzón de Los Machado Tania SieiraDe esta suerte de relicario contemporáneo que es la Caja de las Letras, se han sacado las llaves de ‘La casa encendida’ de Luis Rosales , expedientes académicos de Federico García Lorca , la caja de música y una flauta del editor Mario Muchnik, el reloj que compró el hispanista John Elliot a los 16 años con el dinero de su primer libro, el anillo del padre del bailarín Víctor Ullate o la pulsera de latón que llevaba el padre de la escritora mexicana Elena Poniatowska mientras combatía en la Segunda Guerra Mundial. También se muestra el ejemplar de la Constitución que leyó la princesa Leonor en el 40 aniversario de la Carta Magna o la medalla de la Real Academia de la Historia de Claudio Sánchez Albornoz , donada por su hijo Nicolás, el primer director del Instituto Cervantes, así como un puñado de tierra natal de Gabriel García Márquez o el Buzón de Los Machado , con escritos dedicados a los famosos hermanos. Noticias Relacionadas reportaje Si Un paseo por la infancia del Premio Cervantes Henar Díaz reportaje Si Colita: una mirada compasiva a la mujer Natividad PulidoHasta se puede contemplar el certificado de una estrella que lleva el nombre de Rosalía de Castro , una de las muchas mujeres que ocupan un lugar destacado en la cámara acorazada de la institución. O dos ‘yerbomatófonos’ dejados por Les Luthiers en 2019, esos informales instrumentos creados con mate . «Al saber que nosotros dejábamos nuestro legado, muchos otros artistas que también lo dejaron han exigido que se lo devuelvan», afirmaron con sorna los humoristas argentinos. A la vista está que otros muchos, antes y después, han seguido y seguirán depositando sus recuerdos en las antiguas cajas de seguridad del banco construido en 1918 y hoy sede del Instituto Cervantes.
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