El petardo de Matilla en Resurrección y el escándalo del toro Caramelo; la reivindicación de Calerito con los toros de Fermín y el orgullo herido de Lama de Góngora ; la gloria de los toros de Santiago Domecq y el temple de David de Miranda ; el dulce Oloroso de El Parralejo y la primera Puerta del Príncipe de Miguel Ángel Perera ; la descastada corrida de Juan Pedro Domecq y la faena sin premio de Morante de la Puebla ; la clase de Núñez del Cuvillo y la consolidación de Daniel Luque como príncipe de Sevilla; la guerra contra Roca Rey con los victorinos y la hazaña de Manuel Escribano por la enfermería; el trono ecuestre de Diego Ventura , y el esfuerzo sin premio de Guillermo; la faena cimera de Juan Ortega a Florentino, y la oreja rebuscada de Luque; las peludas de Emilio de Justo , en su baraka con la floja Garcigrande; la belleza suprema de Jandilla, en una suprema decepción; la gloria del toro Dorado de La Quint a, y la reconfortante faena de Manuel Jesús ‘El Cid ‘; la floja corrida de Alcurrucén, y los compases finales de Morante; las disculpas de la plaza con Roca Rey , y la calidad de Pablo Aguado con un encastado Victoriano; el emocionante lleno para el regreso de Manuel Escribano , y la oreja postrera de un miura para Esaú. Siete llenos con el cartel de ‘ no hay billete s’, otras tres tardes con los tendidos cubiertos, tres puertas del Príncipe , una faena cimera, treinta y cuatro orejas y pocos conjuntos ganaderos destacados, aunque ahí quedan los de Santiago Domecq y El Parralejo , que pusieron caro el listón de la Feria. El ciclo taurino primaveral que ayer terminó ha sido posiblemente el de mayor afluencia de público de los últimos años . Son varias las circunstancias que han llevado a ese éxito: el gran interés por las corridas de Roca Rey y Morante de la Puebla , que al agotar pronto sus entradas daban un impulso a otras corridas de menor expectación, la agradable temperatura que este año no frenó la venta de entradas en los tendidos de sol y los tempraneros éxitos ganaderos y artísticos de la preferia, que fueron la mejor promoción de la feria. En el apartado numérico quedan dos grandes triunfadores , con cuatro orejas cada uno: Daniel Luque y Roca Rey , que junto a Miguel Ángel Perera , son los únicos toreros que han atravesado a hombros la Puerta del Príncipe. El polémico veto del torero peruano sumó apoyos al matador de Gerena, arropado en su primera tarde con los toros de Núñez del Cuvillo, cuando alcanzó su gran dimensión de las tres tardes en las que toreó. Al día siguiente, tras el éxito del ‘débil’ de esta batalla y con la expectación que generaba el debut de Roca Rey con los toros de Victorino Martín , la plaza fue más exigente que nunca con el limeño. Paradójicamente, y pese al desagravio de este sábado en la corrida de Victoriano del Río, la gran dimensión de Roca Rey fue con los toros cárdenos , cuando más comprometido y reunido estuvo con los toros. Además de las ocho orejas de ambos toreros, cerraron su paso por Sevilla con tres trofeos Miguel Ángel Perera y Emilio de Justo . Fue la Puerta del Príncipe de Perera un reconocimiento tan peleado como deseado, la primera en veinte años de alternativa : antes de encontrarse con el bravo Oloroso de El Parralejo tuvo que fajarse con un exigente y encastado primer oponente, al que sólo un diestro con la capacidad y el dominio del extremeño le hubiera arrancado aquella primera oreja. Fue como si ese Oloroso viniera a premiar el esfuerzo inaugural de la tarde, con un ritmo, una alegría y una dulzura extremas por el pitón derecho. Por su parte, Emilio de Justo puntuó en cada uno de sus toros de Garcigrande, un lote con muchas posibilidades dentro de una desfondada corrida, y se llevó otra tras un titánico esfuerzo ante un difícil toro de La Quinta . El primer torero en salir a hombros de la Maestranza –por la puerta principal– fue el aznalcollero Juan Pedro García ‘Calerito’ , que tuvo en la Maestranza su primera oportunidad tras casi un año sin vestirse de luces. Su apuesta frente a la brava corrida de Fermín Bohórquez no sólo le valió las dos orejas, sino que atacó en el orgullo de Lama de Góngora , que despertó su mejor versión ante el cuarto. Dos días después, tras la jornada de ‘descanso’ del lunes de preferia, desembarcaron los toros de Santiago Domecq , a la postre, la corrida suprema del ciclo. Conjugaron los toros del ganadero jerezano bravura, calidad y hechuras , que premiaron a un templado y reunido David de Miranda . Tras la no menos emocionante corrida de El Parralejo, en la que además de Miguel Ángel Perera destacó la evolución de Borja Jiménez , llegó el impasse de la corrida de Juan Pedro Domecq, cuando lo más destacado fue que, por primera vez en casi dos décadas, se colgaba el cartel de ‘no hay billetes’ un jueves de preferia . El sabor de Diego Urdiales y la oreja de Alejandro Talavante con los toros de Núñez del Cuvillo quedaron empañados por el impacto de Daniel Luque, inconmensurable en su segunda corrida de la temporada tras verse fuera de las principales ferias. Y fue precisamente su máximo rival –una rivalidad más callejera que taurina – quien desbordó la expectación del alumbrado de la Feria de Abril. Roca Rey sufrió las consecuencias del controvertido invierno por el veto a Daniel Luque y del éxito como máxima figura del momento. Una Maestranza « hostil e inhumana », como se tituló la crónica de aquel día, puso al diestro peruano frente al disparadero; arropando ese día a Borja Jiménez , que cortó una oreja de un buen victorino. Aunque el gran triunfador de aquella tarde, por la hazaña de salir de la enfermería tras sufrir una cornada, fue Manuel Escribano , como emocionante fue el trato que le dispensó la Banda Tejera. Llegó el lunes, antiguo día del alumbrado, el alumbramiento de la gran faena del ciclo . Tal y como habíamos apuntado en las páginas taurinas de este periódico durante los análisis invernales, la carrera de Juan Ortega seguía pendiente de un triunfo rotundo en una plaza mayor para consagrarse en la élite del toreo. Y eso ocurrió con el toro Florentino de Domingo Hernández, que eximió a los ganaderos tras una desastrosa corrida y encumbró a Juan Ortega en su obra más honda y artística en la plaza de la Maestranza. Otra de las faenas pasionales de la Feria de Abril fue la de Pablo Aguado , unas horas antes de los cohetes de despedida, cuando bajó la lluvia se fajó ante un mermado aunque encastado toro de Victoriano del Río. Fue junto a la antigua enfermería, donde cuajó una faena cargada de temple y sabor, logrando además una extraordinaria estocada . Por último, con la emocionante corrida de Miura se reinventó David Fandila ‘El Fandi’ y justificó su presencia Esaú Fernández , que cortó una meritoria oreja.
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