Desde hace unos meses, llegar a casa resulta una pesadilla para algunos vecinos del parque de San Isidro. Los fuertes olores, ruidos y hasta una inundación de aguas fecales en dos garajes no dejan descansar a los desesperados residentes de los bloques situados entre el 22 y el 26 de la calle de Carlos Dabán, que lamentan que una solución no esté cerca de lograrse. Desde el Canal de Isabel II aseguran que los técnicos se encuentran trabajando para subsanar la incidencia provocada por el hundimiento de un colector y admiten que la reparación entraña una «gran complejidad».«Los garajes están prácticamente vacíos. Nadie quiere meter su coche aquí, aunque estén expuestos a robos por dejarlos en la calle», asegura Pepe Hernández, presidente de la comunidad de vecinos del número 26 de esta calle situada en el barrio de Carabanchel y el más afectado de la zona. El olor a desagüe recorre los tres portales día y noche y es notable sin ni siquiera haber accedido a los edificios perjudicados, pues el hedor emana de las ventanas abiertas de la cochera.Noticia Relacionada estandar No El chotis, el baile madrileño olvidado que renace en las bodas Amina Ould La primera escuela especializada de la capital lamenta la situación que sufre esta danza tradicional con apenas relevo generacional y poca difusión fuera de las fiestas localesEl problema tiene su origen a tan solo unos pocos metros de estas viviendas, en el parque de San Isidro, donde los técnicos municipales han trabajado a lo largo de los últimos días para tapar un socavón de grandes dimensiones. El pasado mes de noviembre los vecinos advirtieron de un derrumbamiento de tierra que generó un hoyo en el césped y que fue aumentando en tamaño e inquietando a los residentes de la zona, testigos de cómo crecía días tras día. Efectivos de bomberos acudieron a revisar el lugar y colocaron cuatro tablones cruzados para tapar el agujero de forma provisional, pero en su expansión se los acabó tragando, explica Hernández a este periódico. Así, la única manera de mantener a la gente alejada fue colocar unas vallas de obra mientras la reparación no llegaba. «Es una chapuza lo que han hecho aquí», determina.Sin embargo, la sorpresa llegaría para casi 70 vecinos cuatro meses más tarde. El pasado 9 de febrero Hernández necesitaba coger su coche de urgencia y al bajar al aparcamiento se encontró con que el agua, que había emanado de un sumidero, le llegaba casi a la rodilla. Ese día, el colector que discurre por el parque de San Isidro se hundió, inundando los garajes de los números 22 y el 26.El problema, según explica una nota informativa colgada por la administración del edificio en la entrada a los bloques, ha sido el hundimiento de una bóveda que protege las tuberías del Canal de Isabel II y al estar obstruida la misma, la suciedad acabó revocando hacia las tuberías comunitarias.Hoy, el insoportable olor aún no ha cesado y los residentes de esta calle madrileña tienen que convivir entre recordatorios de dejar las puertas y ventanas abiertas para ventilar y el incesante ruido de las bombas de achique, que desde el Canal de Isabel II han colocado para trasladar el agua del garaje a una alcantarilla y evitar de esta manera otra inundación.Ruido y miedo a okupasSin embargo, lejos de mejorar la situación de estos vecinos, les ha traído más dolores de cabeza. «El ruido de las máquinas no te deja dormir y el mal olor sigue entrando en las casas», expresa a ABC María Concepción, que vive en el bloque número 24 y asegura estar «cansada» de que después de «varios meses» nada parezca haber mejorado.Antonio Arenas, también residente en el número 26, lamenta que ni desde el Ayuntamiento de Madrid ni desde el Canal de Isabel II se hayan movido hasta que se ha producido la inundación. «Nuestro garaje se ha convertido en un basurero», resume. Además, asegura que ha sido él mismo el que ha decidido tapar el sumidero dejando el espacio justo para la manguera de la bomba que absorbe el agua pudiera funcionar, pues el hedor que desprende este agujero llegaba hasta las terrazas de las viviendas.Sobre estas líneas y a la izquierda, los obreros trabajando esta semana para tapar el socavón, que alcanza los 4 metros de diámetro. Abajo, una bomba que extrae el agua para vertirla en la alcantarilla TANIA SIEIRA El presidente de la comunidad vecinal indica que ningún técnico les ha informado sobre qué estaba pasando: «Tan solo colocaron un comunicado de que estaban revisando la incidencia en el portal». «Ahora se nota que están más pendientes de bombear constantemente y se puede respirar algo más, pero estamos muy cansados de todo esto», expresa Hernández, vecino de este bloque desde hace 50 años.Aunque la situación de «insalubridad» preocupe a los vecinos, otro de principales miedos que tienen son los okupas. «Cualquiera se mete a dormir en nuestro garaje», indica a este periódico Pepe Hernández. Las puertas y ventanas de la cochera, así como las de algunas puertas del edificio se encuentran abiertos de par en par tanto de día como de noche para evitar que el olor se acumule, obligando a los residentes de este número a sacrificar su propia seguridad. El tiempo estimado de solución a este problema es lo que más inquieta a todos los residentes de la calle de Carlos Dabán que han manifestado su preocupación a este periódico. No saben cuánto tiempo van a continuar sufriendo esta situación, pero el verano se acerca y no tienen ninguna duda de que una vez empiecen a subir las temperaturas el olor será más intenso.Llegada de las fiestasSin embargo, antes de la llegada de la temporada estival, hay una fecha marcada en el calendario madrileño: las fiestas de San Isidro, cuya verbena se celebra precisamente en el parque en el que ha tenido lugar el hundimiento de tierra, que además está rodeado de zonas infantiles. Los trabajos en los últimos días se han intensificado, según aseguran los vecinos, y desde el Canal de Isabel II afirman que el gran socavón del parque ya «se ha tapado».Los técnicos han estado trabajando para subsanar esta incidencia y resolver la situación «cuanto antes», pero la reparación entraña «una gran complejidad», tal y como señalan desde esta empresa pública. Las labores se deberán realizar a casi 10 metros de profundidad y la inestabilidad de dicho terreno obliga a que se lleve a cabo un entubado previo que proteja la excavación y construcción de un nuevo colector. Una vez finalicen estas obras, el Canal de Isabel II asegura que sufragará a todos los vecinos afectados los gastos «tanto de la limpieza como todos los daños ocasionados por esta incidencia» y lamenta las molestias a los perjudicados.
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