Soraya Rodríguez: «Ha sido duro: se llegó a preguntar cuánto valía la vida de una mujer»

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Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) deja su escaño como eurodiputada independiente dentro de Ciudadanos (tuvo anteriormente una larga trayectoria con el PSOE) para aliarse con Guillermo del Valle y su propuesta de socialismo patriota en el partido Izquierda Española. Antes de centrarse en la convocatoria electoral habla con ABC sobre el hito social con el que se despide la legislatura.Noticia Relacionada estandar No Europa aprueba hoy su primera ley de violencia de género en 70 años y la convierte en el eurodelito número 11 Érika Montañés La directiva unifica los mecanismos de protección para las víctimas y su indemnización o la custodia de los hijos¿Satisfecha con la directiva?Razonablemente. Estoy satisfecha porque es un compromiso que durante años la sociedad europea, especialmente las organizaciones de mujeres, nos estaban pidiendo: que la UE contara con un instrumento jurídico para luchar contra la violencia de género y tras una negociación durísima hemos conseguido tenerlo con la aprobación del Parlamento y el Consejo Europeo. Desde esta perspectiva, ante cualquier perspectiva para luchar contra la violencia de género (mujeres y niñas) realmente sí estoy satisfecha.¿Nos puede dar un ejemplo de esa dureza de las negociaciones?Le pondría el ejemplo de los controles telemáticos de los maltratadores. Es una medida de protección muy importante para las víctimas y la mayoría de los países no cuentan con estos sistemas. España sí, y hasta el momento, eficaz: ninguna mujer ha sido asesinada mientras el agresor lo llevaba puesto. Nosotras estábamos luchando porque este tipo de medidas fuesen implantadas en todos los Estados de manera obligatoria. Y la resistencia del Consejo fue clara: no había presupuesto. Esto nos hizo llegar a discusiones muy duras. Preguntábamos a los representantes del Consejo –los ministros de Justicia– cuánto valía para ellos la vida de una mujer. Estamos hablando de la protección de la vida, de medidas cuya diferencia está en que sigan vivas o no. Que la violencia más cruel contra la mujer acabe con resultado de muerte o no. Los Estados son los máximos responsables de la defensa de la vida, de la integridad física, de las libertades de sus ciudadanos y no pueden colocar al mismo nivel que haya suficiencia presupuestaria frente a la protección y el valor mayor que hay que es la vida de sus ciudadanos.Es solo un ejemplo que le pongo para que se entienda la dureza de las negociaciones que mantuvimos, pero la cuestión del dinero siempre estuvo sobre la mesa. Es un buen ejemplo. ¿Salió adelante la medida de las pulseras telemáticas para los agresores?Solamente en el ‘considerando’. Es decir, no como una obligación a todos los Estados, sino como una recomendación. No está en el articulado, porque se negaron en rotundo, así que no va a ser obligatorio en los Estados disponer de esos brazaletes. ¿Qué se jugaba la UE de no haberse aprobado esta norma?Era inexplicable y vergonzoso que no se contara con un reglamento para armonizar unos mínimos en la lucha contra esta lacra. Realmente nos jugábamos una parte de nuestra credibilidad. Cuando hablamos de las libertades como base fundamental de este proyecto de la UE es importante señalar que los derechos de las mujeres, las niñas, su vida, su dignidad y libertad son también grueso de la ciudadanía. Era una deuda pendiente, incomprensible de entender y por lo tanto no podíamos fallar esta vez. Todas las negociadoras que éramos mujeres lo teníamos muy claro, de todos los partidos políticos. ¿Eran 100% mujeres?Sí, lo que nos tiene que llevar a la reflexión, porque cuando hablamos de violencia de género no hablamos de un problema exclusivo de las mujeres, sino que afecta directa y principalmente a las mujeres, pero es un problema de todos. Es un déficit de sociedades que se dicen democráticas y que tienen la obligación de perfeccionar esta democracia, y esto es responsabilidad de hombres y mujeres. Todos los partidos delegaron en mujeres esta responsabilidad histórica. ¿Y los Estados en el Consejo?En los Estados han estado responsables de los ministerios de justicia, y la mayoría eran hombres, por eso tal vez haya sido tan difícil la negociación del Parlamento con el Consejo.¿Han sido el bloque de izquierda más frentista contra la inclusión de la violación y el consentimiento en la ley?Nunca he analizado la posición de los países desde esa perspectiva. Lo cierto es que la mayor resistencia de los Estados y nosotros trabajamos con Alemania y Francia (que no eran precisamente sospechosos de estar en una posición en contra de los derechos de las mujeres, ya lo hemos visto en Francia con el aborto dentro de la Constitución como un ámbito del ejercicio de libertad de los ciudadanos), son dos grandes países que se opusieron. Con que uno de ellos hubiera estado de acuerdo ya hubiéramos obtenido mayoría cualificada en el Consejo por número de países y también por la población que representan. Pero no fue así. ¿Le decepciona que no regule el sexo sin consentimiento como eurodelito?En general, los Códigos Penales son competencia exclusiva de los Estados miembros y solo en los eurodelitos hay base jurídica para legislar. Esa es la razón que alegaban los ministros de Justicia para no incluir la violación. Nosotros le decíamos: «ya lo sabemos, por eso llevamos años pidiendo que se introduzca de la violencia de género como eurodelito; como no está, por eso estamos introduciendo bases jurídicas frágiles, somos conscientes de ello, pero ante una situación de esta naturaleza en la que no es posible modificar el artículo 83 del tratado de la UE porque se necesita unanimidad, pongan ustedes un poco de voluntad política». Los que no están dentro de ese artículo 83 son competencia exclusiva de los Estados. Todos los Estados tienen que adecuar sus Códigos Penales al Convenio de Estambul, donde queda claro que el sexo sin consentimiento es un delito. Puesto que la UE ha ratificado el Convenio de Estambul, hubiera sido lógico recoger en esta directiva lo ya firmado. No ha sido posible. Está en el artículo 36BIS como un ‘considerando’, como una recomendación, pero lo importante es que está dentro de la directiva. Aun no siendo lo que queríamos, va a ayudar a promover la sensibilización sobre este asunto y que los gobiernos se abran a modificar sus leyes para colocar el consentimiento en el centro. El Gobierno de Macron en Francia ya lo está proponiendo. Ese es el camino. Para lo que había hasta ahora, estamos satisfechas. A propósito de esa mención al consentimiento en el artículo 36BIS, quería preguntarle por la ‘ley del sí es sí’. ¿En su opinión es una buena ley?  Lo he dicho siempre, para mí era una buena ley que clarificaba que el consentimiento es un elemento central de este delito aunque con anterioridad ya lo era, pero lo coloca en el centro de forma más clara y ayudaba a evitar algunas interpretaciones que ha dado lugar a sentencias aberrantes en nuestro país. En segundo lugar, era una ley integral, lo cual es muy importante porque garantiza una atención integral a las víctimas de violencias sexuales, qie requieren una atención por parte de personal especializado no solo en los primeros momentos que son decisivos, sino que de esa atención va a resultar la recopilación de pruebas que van a ser decisivas para el proceso y la sentencia final, y alude a elementos de prevención. Para mí, ¿cuál es el gran fallo de esta ley, que al final ha opacado desde el punto del debate público la comprensión de la ley? Es una reforma de las penas que se hace honestamente de forma incomprensible, cuando tanto el CGPJ como el Ministerio Fiscal como asociaciones de víctimas de agresiones sexuales que llevan años trabajando en España en la atención a las víctimas estaban diciendo que tendría efectos perversos en la posible excarcelación o disminución de penas de agresores sexuales. Noticias Relacionadas estandar Si Justicia detectó en 2023 mil agresores sexuales que solicitaron un trabajo en contacto con menores Juan Fernández-Miranda estandar No El Gobierno impone a la Iglesia un plan de indemnizaciones a víctimas de abuso «sin garantía jurídica» José Ramón Navarro-Pareja y JAVIER PALOMONo hacer caso a estos informes es incomprensible y ha opacado (no hay que minimizar sus efectos perversos, es importante no revictimizar a la víctima y ver que la persona que te ha causado tanto daño se va a ver beneficiada por una rebaja de las penas por una modificación que precisamente lo que buscaba es avanzar en la persecución de estos delitos, la víctima se siente revictimizada). Fue una ley nefasta en la parte de la modificación de las penas y absolutamente evitable, que es lo más horrible. La UE tampoco ha ido más allá con la prostitución y meterla en esta normaFue imposible meterlo por lo siguiente: hay dos posiciones con regulaciones diferentes en los Estados miembros, por tanto, no es posible tener una posición europea común en torno a la prostitución. En cuanto a la trata y la explotación sexual sí, pero desde posiciones regulacionistas como la de Alemania a abolicionistas como la de Suecia, los dos modelos están presentes en la UE y legislados, así que no es posible meterla en una norma comunitaria.

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