Carlos Sastre, ganador del Tour 2008, ciclista retirado que regenta un centro de rendimiento en Ávila combinado con tienda de bicicletas, se sometió hace poco a una resonancia 3D de su corazón. Quería saber si la hipertrofia natural de su músculo vital había disminuido, presentaba algún síntoma de sufrimiento o tenía calcificaciones en las arterias o las venas. «Estaba intacto, perfecto –cuenta el excorredor a ABC–. Tengo más peso, es inevitable, pero lo principal funciona».Esta semana queda grabado en el deporte el legado que deja Garbiñe Muguruza, su fantástica historia, sus conquistas en Roland Garros y Wimbledon y su espíritu de alma libre en el tenis. Y, cuestión puntual que a nadie importa salvo a ella, su sobrepeso en la imagen pública de despedida después de un año de inactividad. «Quiero disfrutar y vivir la vida», explicó.Más allá del estrés por la incertidumbre del futuro sin deporte que afecta a la salud mental y que no todo el mundo sabe gestionar, ¿cómo es el día después de los deportistas en el apartado físico? Diversas panorámicas se abren camino. El parón total, el parcial, el puntual y también el ejercicio efervescente del que nunca se detiene. El consejo médico, sin embargo, es concreto.Noticias Relacionadas estandar No Tenis Garbiñe Muguruza anuncia su retirada Laura Marta estandar Si entrevista Joane Somarriba y Dori Ruano: «Hemos dormido en reformatorios y casas de acogida» José Carlos Carabias«Lo que no se mueve, se atrofia. No hay que parar», asegura el doctor José Calabuig, especialista en cardiología y médico personal de Miguel Induráin.«Los médicos nos recomiendan siempre mantenernos activos, más allá de si has sido deportista de élite o no. Hay deportistas que lo cortan de raíz y otros que no pueden mantenerse parados. Yo lo corté de raíz», argumenta la extenista Anabel Medina , capitana del equipo español de tenis. «El deporte profesional exige mucha dedicación, tantas obligaciones que no puedes descuidarte un centímetro», razona Onésimo Sánchez, exfutbolista que jugó en el Valladolid, Rayo Vallecano y Barcelona y al que su constitución física le hinchó de manera expansiva. «Me retiré hace 22 años y no es que me dedique a pegarme comilonas. Cuando dejas el deporte, aparecen tus genes, en mi caso esta es mi constitución», dice Onésimo.El campeón mundial de maratón Abel Antón es casi una excepción. Solo pesa cinco kilos más que en su mejor estado de forma, aquel verano del 99 cuando ganó el oro en Sevilla. «Entonces pesaba 58 kilos y ahora estoy en 63 o 64 –cuenta a ABC–. Tiene que ser así porque participo en unas 20 carreras populares al año, con mis patrocinadores. Cuando te retiras, cada deportista elige un camino. Unos están saturados de la alta competición y olvidan su físico, cambian de vida. Otros lo abandonan poco a poco. Y otros, como yo, seguimos haciendo lo que amamos, correr, deporte, ejercicio. Cada cual puede ser feliz con lo que considere, pero en mi opinión todos los exdeportistas deberían mantener el tono físico. Creo que es muy bueno para la salud».También hay casos sintomáticos y especiales, como el de Fernando Torres, quien se ha convertido en peregrino del gimnasio (es propietario de varios centros en la Comunidad de Madrid) y en un exfutbolista casi vigoréxico, tal es su volumen muscular una vez retirado.Físico y futuro«Yo tengo mucha suerte, siempre he sido muy delgado y no me ha costado nada mantener el peso. Tengo seis kilos más que en mi época de corredor», comenta Pedro Delgado, que ganó el Tour en 1988, hace 36 años. «Cuando hablo con la gente y me comentan que estoy igual que siempre, digo que no tengo mérito. Es mi constitución. Soy un afortunado porque lo consigo sin sacrificios. Aunque creo que la mayor preocupación del exdeportista es saber qué vas a hacer mañana sin deporte. Si tienes la vida resuelta, te puedes cuidar físicamente o te puede apetecer relajarte. Pero también sucede que no tengas el futuro resuelto y sí la preocupación en el cuerpo. Entonces descuidas el físico porque la mente está ocupada en encontrar un buen trabajo».El doctor Calabuig, que esta semana ha impartido una conferencia en Pamplona sobre el ‘Deporte y sus riesgos’, opina que «un deportista inteligente que se retira tiene que continuar con el ejercicio físico a menor ritmo y sin competición. Debe mantener una forma física por razones protectoras y benignas. El organismo puede reaccionar mal a la inactividad».«Quieras o no quieras, engordas siempre cuando te retiras –dice Carlos Sastre–. Yo realizaba una media de 25.000 a 30.000 kilómetros anuales como profesional de la bicicleta, y cuando pasas a una constante más relajada y jovial, coges peso sí o sí. Es un choque y conviene no dejarlo de golpe. En mi caso no he tenido problemas de salud. Ahora hago una rutina no diaria de ejercicios, normalizada, en la que incluyo paseos por la sierra y salidas en bici algún día por semana. Si tengo rutas con clientes, entreno un poco más».«El deporte de élite somete al cuerpo y pasa factura. Conozco pocos futbolistas que no tengan alguna secuela –dice Onésimo–. No solo es el peso, es un esguince de tobillo mal curado, una rodilla que no está en condiciones, los dolores de cadera. Es como llevar un coche al máximo durante mucho tiempo. Es obvio que tiene que haber consecuencias».«También hay un punto de estética . Cada uno es coqueto a su manera», comenta Perico Delgado.«No siempre es una cuestión de descuido del físico –argumenta el cardiólogo José Calabuig–. El estrés es la causa de muchas dolencias. La presión de tener que ganar, la frustración… Y el cuerpo se viene abajo».
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