El Real Madrid debe ganar esta Euroliga porque no hay ningún equipo que se le asemeje. El deporte es malévolo y el destino cruel, pero los blancos, en el segundo duelo de los cuartos de final ante el Baskonia , mostraron tal superioridad que es difícil imaginarse un desenlace diferente. Estuvo fantástico el Baskonia, sin los complejos del duelo del martes , pero fueron sometidos a un baloncesto sin parangón. Se esmeraron los vascos en atragantar al WiZink, pero sus esfuerzos se diluyeron como un torrente en el mar. Ante el salvaje baloncesto madridista, no les quedó más remedio que entregar las armas en el tercer cuarto. Campazzo , extraordinario en la anotación, y Yabusele , amante de los focos, obligaron a firmar el armisticio. Tan sobrada fue la actuación blanca que hasta Hezonja , con una ventaja de más de veinte puntos, se permitió el lujo de insultar tanto al árbitro que acabó expulsado. Ahora la serie viaja a Vitoria, donde promete claudicar salvo sorpresa mayúscula. Blanca grada, ruge el WiZink, se entrega la afición al Real Madrid pero solo sabe arrodillarse ante una persona, ante el increíble Llull . Incluso el faraón, Florentino Pérez , baja al parquet para darle cariño al hombre del momento, al de siempre, al escolta que dio la Undécima en Kaunas y al máximo triplista de la historia de la Euroliga. Tremendo ambiente en la cancha madridista, olvidada la rutina de la victoria, desatada porque la Final Four de Berlín está a solo dos triunfos de distancia. Noticia Relacionada Baloncesto estandar No Jordi Fernández, el ‘noi’ de Brooklyn, presentado por los Nets Javier Ansorena El badalonés se convierte en el primer entrenador principal español en la historia de la NBARogkavoupolos es un fenómeno, tiene una pinta tremenda el griego de 22 años, pero Tavares vuelve a dar miedo. Tapona al alero y a la jugada siguiente niega una nueva canasta. Hace un mate con falta adicional en el otro extremo de la cancha. El caboverdiano, por momentos, se convierte en la bestia de Occidente, en el terror de antaño. El africano transforma la zona en una sección prohibida, el Baskonia se desespera, solo lanza desde lejos, no quiere ni acercarse al aro. Por si fuera poco, Hezonja ciega a la grada con esa sonrisa pícara, la del que sabe que, cuando quiere, es el mejor. Ha anotado el croata un triple desde más de nueve metros, sin exagerar. Puñalada inesperada pero insuficiente porque los vascos encuentran su destino en la sencillez, sin florituras, directos al grano. Buen hacer cercenado por Llull , nuevo triple sobre la bocina, nuevo puñetazo a la mandíbula. El primer cuarto baja el telón. Ha sido una maravilla. Poirier y Llull quieren ser el centro de atención, rozan la perfección, machaca el francés y se convierte en francotirador el balear, pero entra en juego Markus Howard , cerilla de las rápidas, asesino despiadado. Poco le importa al Madrid su irrupción, hasta le motiva, abraza el espectáculo y, quizás, se pasa de rosca. Se cree tan superior, y lo es, que siempre busca deshacerse del aburrimiento. No necesita estudiar, busca mejorar la fórmula. Pero Marinkovic es serbio y castiga la prepotencia. El Madrid brilla al descanso, sí, pero solo gana de seis. Se lo cree el Baskonia pero Campazzo , 14 puntos en la primera mitad, se va hasta los 17 sin querer. Meses de flojera han llevado al argentino a reencontrase con la anotación en el momento adecuado, en el culmen de la temporada. Yabusele , tras un mate de campeonato, quiere devolver las florituras al epicentro del juego blanco, pero no es lo que el Madrid necesita. Necesitan los de Chus Mateo equilibrar la balanza, apabullar pero sin excederse en los gestos. Matar a sangre fría, no hablar de más. Esta vez funciona. Los locales se lucen, Yabusele adora el aplauso, un parcial salvaje liderado por el francés casi acaba con el partido. Chus Mateo pide tiempo muerto, sus pupilos se ríen, esto es una fiesta. Ya con el reloj desgastándose, Tavares quiebra el aro vitoriano tras dos pases majestuosos de Campazzo, que está de dulce. Hasta el final solo hay celebración en el feudo madridista. La eliminatoria entra en el punto de no retorno.
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