El acto de presentación del Comisionado de la Salud Mental creado recientemente por el Ministerio de Sanidad ha generado un cisma entre el departamento de Mónica García y los psiquiatras en lugar de la unión que cabría esperar entre ambos. Fueron las palabras de una de las participantes del encuentro, una paciente, que aseguró que «los tratamientos farmacológicos a largo plazo matan», las que llevaron a los profesionales a denunciar la criminalización hacia los medicamentos. «Hay unos 20 años menos de media de vida de las personas medicadas y con diagnóstico psiquiátrico», continuó la interviniente, un dato que los profesionales desmienten de forma rotunda. El malestar reside, además de en que se permitieran estas afirmaciones en el ministerio, en que el departamento de Mónica García se centre en hablar del uso excesivo de los fármacos (hace unos días anunció una guía de ‘deprescripción’ de estos medicamentos ) y no en dar soluciones a la falta de recursos, así como en su empeño por situar las causas sociales en el centro de los trastornos mentales. El enfado de los profesionales ha llegado hasta el PP, que tras haberse reunido con dos psiquiatras de reconocido prestigio como son Celso Arango , director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón y Azucena Díez Suárez, directora de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra, pide a Mónica García que destituya a Belén González, comisionada de la salud mental. «No nos parece serio que en un Ministerio de Sanidad se hagan afirmaciones como las del otro día, contra toda evidencia científica. Decir que dar fármacos para los tratamientos psiquiátricos puede matar nos parece terrible», denuncia en ABC Ester Muñoz, vicesecretaria nacional de Sanidad y Educación de los populares. Muñoz habla de «frivolidad» por parte de Sanidad al hablar de salud mental, así como de «falta de rigor absoluta» por la forma en la que se aborda el componente social. «Las afirmaciones del ministerio de que el principal factor en estas enfermedades es el social son de una gran falta de evidencia científica. ¿Que las cuestiones sociales afectan y son un factor que puede influir? Obviamente. Pero no lo son todo», critica. Y emplaza a los responsables del departamento a «hablar de lo importante, como las listas de espera o la falta de psiquiatras y psicólogos clínicos». Noticia Relacionada estandar No La adjudicación extra del MIR termina con 246 plazas vacantes de médicos de familia, casi el doble que el año pasado Elena Calvo En la convocatoria ordinaria quedaron 459 puestos, la peor cifra de la historia, que se esperaban cubrir en esta nueva ronda, pero no ha sido asíEsta falta de personal es precisamente la que lleva en muchas ocasiones a que los pacientes cosuman psicofármacos en lugar de recibir otro tipo de tratamiento. Cada trastorno, explica Manuel Martín Carrasco, psiquiatra y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), es distinto, y por tanto también debe serlo su tratamiento. «Hay distintos tipos de intervención: unas de tipo ambiental, otras de tipo psicológico o psicoterapéutico y otras biológicas, como los psicofármacos, las terapias electroconvulsivas, etc.», sostiene. Son las últimas a las que se suele recurrir en las enfermedades mentales más graves, mientras que en las más leves con las primeras suelen ser suficientes. Pero el principal problema está en la capacidad para dar respuesta, que puede variar mucho en función de la organización de cada comunidad, provincia o incluso centro.No hay datos«Si se pretende favorecer que en los trastornos psiquiátricos menos graves primen opciones no farmacológicas, esas otras opciones tendrán que estar al alcance, porque el médico utilizará los recursos que tiene», apunta. Y la falta de recursos comienza porque ni siquiera hay un registro estatal que indique cuántos psiquiatras y psicólogos hay en España. Ni tampoco sobre la espera que hay para acceder a una cita, pues son las regiones las que tienen esos datos. La SEPSM elaboró el año pasado el ‘Libro Blanco de la Psiquiatría en España’ en el que destaca el déficit de profesionales respecto a otros países europeos. Así, en 2020, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de Eurostat, España contaba con una ratio de 12 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, por debajo de la media de los países de la OCDE (18) y muy inferior a la de otros como Francia (23), Alemania (28) o Suiza (53). «Estamos a la cola de Europa», lamenta Martín Carrasco, que incide en que las plazas que se ofertan para Psiquiatría en el MIR «no alcanzan las tasas de reemplazo con las previsiones de jubilación pendientes». Falta inversión en salud mental, sentencia por su parte Gabriel Ródenas, portavoz de la Sociedad Española de Psicología Clínica-Anpir, que asegura que actualmente «no se está dando a la población el tratamiento que necesita» precisamente por esa infradotación de recursos. El tiempo de espera para ser atendido por un psicólogo en la sanidad pública, afirma, puede ir desde las 2 semanas que Andalucía tiene establecidas por decreto hasta varios meses en otras regiones. A la cabeza en consumoSobre el exceso de consumo de fármacos, Ródenas apunta a que no se debe reducir el asunto a un «sí o no» a los medicamentos, sino a «para quién y cuándo se necesitan, sabiendo los beneficios y riesgos que conllevan». «Es cierto que somos uno de los países del mundo con mayor consumo de ansiolíticos, pero hay que tener una mirada más amplia», reclama, y esa mirada pasa también por disponer de los recursos necesarios para que el tratamiento farmacológico no sea la única opción disponible cuando un paciente acude a consulta. Así lo cree también la comisionada de Salud Mental, Belén González, que aunque habla de un «abuso de los psicofármacos para aliviar el sufrimiento producido por situaciones sociales», lo que se traduce en un «mal uso» de estos medicamentos, reconoce que los médicos no tienen muchas veces más opciones. «Somos conscientes de que existe una presión asistencia y una situación laboral de los profesionales médicos, especialmente en Atención Primaria y centros de salud mental, que no permite las condiciones de tiempo y recursos como para hacer la atención que nos gustaría», explica a ABC esta psiquiatra. Es partidaria de aumentar las plazas de residentes, pero cree imprescindible retener también a los ya formados «con mejores condiciones laborales». Incide en que los problemas de los pacientes tienen muchas veces origen social, por lo que la falta de recursos para atender estas situaciones «conduce a un aumento de prescripción de fármacos, pruebas y derivaciones». «Tenemos que poder responder con medidas sociales a los problemas sociales para que no tengamos que hacerlo con lorazepam», sentencia.Sobre la polémica con los psiquiatras , la comisionada hace hincapié en que los psicofármacos «tienen riesgos y efectos secundarios» y «algunos de ellos pueden llegar a reducir la esperanza de vida al aumentar el riesgo de ciertos eventos cardiovasculares». Reacciona también a las críticas: «Es llamativa la crítica que se realiza contra el testimonio de una experta en primera persona». Su departamento, afirma, seguirá promoviendo los testimonios de los pacientes, «aunque en ocasiones sean difíciles de escuchar o hagan críticas al sistema o la institución».
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