Ha sido un acto de adhesión inquebrantable al líder -lo previsto, al fin y al cabo-, pero no ha conseguido movilizar a un número llamativo de militantes y simpatizantes socialistas, como era el objetivo. Por supuesto, la lluvia caída en la capital ha tenido su influencia en ello, pero si se pretendía una concentración de impacto no ha respondido a las expectativas. El Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha transcurrido según el guión previsto, incluidos algunos melodramáticos -«presidente quédate; Pedro, quédate», de una emocionada María Jesús Montero- para tratar de convencer in extremis a Pedro Sánchez de que continúe al frente del Gobierno, como si ya se asumiera que sólo un giro de última hora puede evitar su abandono. El PSOE se había movilizado como pocas veces. Las federaciones anunciaban a bombo y platillo que habían llenado muchos autobuses para acudir a la llamada del partido. Por primera vez en la historia, las intervenciones del Comité Federal se han dado en abierto y se han colocado pantallas gigantes en las calles en la calle Ferraz para que fuesen oídas por los concentrados. De esta forma, un acto interno de los socialistas derivaba en mitin y nadie dentro de la sede socialista osaba ni siquiera rozar un comentario mínimamente crítico por la decisión de su líder, que ha llevado la zozobra a su formación política.Ministros y dirigentes del PSOE con lágrimas en los ojos y miles de simpatizantes socialistas en la calle, en pleno éxtasis, y una selección musical que arrancó con el ‘Quédate’del cantante Quevedo y terminó con La Internacional. Así ha transcurrido, a grandes rasgos, la mañana de este sábado en la calle Ferraz, en varios momentos con fuerte lluvia y siempre con un cielo nublado. Formalmente se trataba de la reunión del Comité Federal del partido, su máximo órgano entre congresos, que ratificaba a Teresa Riber a, la vicepresidenta tercera, como candidata a las elecciones europeas. Pero eso era completamente secundario. Lo que el aparato del partido había organizado era una inmensa plegaria, una súplica casi , a Pedro Sánchez, para que el lunes, cuando anunció que trasladaría su decisión final, decida seguir al frente del Gobierno. El Secretario de Organización, Santos Cerdán , dejó a las claras de qué se trataba cuando le tocó intervenir al filo del mediodía, en una reunión que por primera vez se emitió en abierto, y cortó abruptamente el encuentro para pedir a todos los dirigentes de la Ejecutiva Federal y a los líderes territoriales del partido que bajaran a la calle a fundirse en un «abrazo» con los militantes y simpatizantes, muchos de ellos llegados en autobuses fletados por las federaciones de toda España. Era el noveno en hablar y aún quedaban diez palabras pedidas, pero a esas alturas las formalidades ya no contaban. Todos bajaron, liderados por la vicepresidenta primera y número dos del partido, María Jesús Montero , la primera que salió por la puerta a darse un baño de multitudes y de las últimas en regresar al interior de la sede. Contagiada del ambiente y las muestras de apoyo, se la vio eufórica, puño en alto, y repartiendo saludos y abrazos. No se le vió llorar, como sí a otros dirigentes que apenas podían disimular las lágrimas en su rostros, como los ministros de Presidencia y Transportes, Félix Bolaños y Óscar Puent e , fuertemente emocionados. Muy emocionada también la portavoz del Ejecutivo y titular de Educación y Deportes, Pilar Alegría . Con la música a todo volumen, la calle era un ir y venir de dirigentes, besos y abrazos , como los que daba el portavoz parlmentario, Patxi López , uno de los más aclamados por la gente. O los alcaldes de Vigo y La Coruña, Abel Caballero e Inés Rey. Con mayor contención, observaban la escena los dos hombres más orgánizamente próximos a Sánchez, y muy ligados desde el principio a su carrera en el PSOE. Su jefe de gabinete, Óscar López , y su segundo, Antonio Hernando , ambos con muchas vivencias junto a Sánchez acumuladas en la última década, incluidos desencuentros y reconciliaciones.Quien prefirió ahorrarse el baño de masas fue el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page , que tampoco habló a la entrada a la reunión ante los medios, como sí hicieron de manera muy disciplinada casi el resto de miembros del Comité Federal, denunciando una «cacería» en contra del presidente y de su esposa, Begoña Gómez, después de la admisión por un juez de Madrid de la denuncia en su contra del polémico sindicato Manos Limpias, que el miércoles precipitó los acontecimientos, con la insólita carta de Sánchez anunciando un periodo de cuatro días de reflexión para decidir su permanece al frente del Ejecutivo. Sin embargo, el tradicionalmente barón más crítico resalizó una de las intervenciones más aplaudidas por los miembros del Comité Federal , en la que si bien evitó como otros dirigentes pedirle al presidente que se quedase, expresó su solidaridad personal con él e incluso le elogió por haber mostrado en público su dolor. E inclusó arremetió, sin citarlo, contra Carles Puigdemont por haber dicho tras la carta de Sánchez que «se viene llorado de casa», a lo que Page contestó: «Lo dice quien huyó de España en un capó».Sí le pidieron que se quedase la vicepresidenta Montero, que arrancó con un inequívoco «Pedro, quédate» al que añadió un mensaje expreso a Begoña Gómez , militante del PSOE: «Begoña, compañera, estamos todas contigo. Todas», remarcó. Y de manera muy especial y pronunciada el líder y candidato del PSC, Salvador Illa -el primero que abandonó la reunión para continuar con la campaña catalana, en la que estaba previsto que Sánchez le acompañase este domingo en Barcelona, cosa que ya no sucederá- así como Óscar Puente y Eneko Andueza. El ministro, uno de los hombres siempre más leales a Sánchez, recordó a su abuelo encarcelado por el franquismo; el segundo, más en primera persona, le recordó a Sánchez los socialistas asesinados por ETA y los que, como él mismo, relató, tenían que mirar debajo del coche para prevenior un posible atentado. La emotividad iba in crescendo en discursos que los manifestantes (algo más de 10.000, segñun la delegación del Gobierno) podían seguir a través de las pantallas colocadas en la calle.Cerca de las dos de la tarde los simpatizantes socialistas empezaron a disolverse y la calle Ferraz a despejarse. No muy lejos del lugar, a apenas tres kilómetros de distancia saliendo de la capital por la A-6, estaban las dos personas a las que se dirigía la gran plegaria socialista, el matrimonio Sánchez Gómez, en el tercer día de reflexión auto impuesto por el presidente.
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