Una lesión frena el mejor momento de Chema Olazábal

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Una lesión frena el mejor momento de Chema Olazábal

No siempre se puede encontrar la felicidad completa. Después de una excelsa carrera deportiva, engalanada con 36 triunfos internaciones (dos grandes incluidos), José María Olazábal vio quebrada su racha ganadora en 2005. En ese Mallorca Classic pocos podían pensar que a sus 39 años, su experiencia y su talento, no iba a añadir ninguna línea más a su palmarés en el futuro.Pero una enfermedad cruel y persistente (artritis reumatoide) y la pérdida del nivel competitivo al que estaba acostumbrado empezaron a pasarle factura. Cayó en un pozo de mal juego al no encontrar los golpes que esperaba ni en la cancha de prácticas ni en los campos y ni siquiera su paso al circuito de veteranos en 2017 le arregló sus males.Noticia Relacionada Golf estandar No Jon Rahm: «Hay jugadores que no me miran a la cara, pero ese es su problema» Miguel Ángel BarberoSe suponía que reencontrarse con sus antiguos compañeros en Estados Unidos, jugar torneos de tres vueltas y viajar con Miguel Ángel Jiménez le iba a proporcionar una segunda juventud. Y que competir contra cincuentones le permitiría ganar de nuevo; pero nada más lejos de la realidad. Los problemas persistieron y, al margen de un tercer puesto en 2018 en Misuri y un quinto en Marruecos dos cursos después, no volvió a disfrutar en un campo de golf.Sus pasos recurrentes por el Masters de Augusta , donde regresaba invariablemente cada primavera con la esperanza de revivir tiempos mejores, eran cada año más desesperanzadores. En los últimos dieciséis años sólo había superado tres cortes y sus lamentos en cuanto a la excesiva longitud del campo hacían temer que cada edición fuera la última en la que participase.Con las ilusiones renovadasSin embargo, este invierno se produjo el cambio soñado. La medicación le dio tregua a su cuerpo y en los entrenamientos encontró unas sensaciones que creía olvidadas. Hasta el punto de que en los tres primeros campeonatos de este curso en el Champions cuajó buenas actuaciones y un decimoquinto lugar en Newport Beach le devolvió el optimismo. Hasta el punto de que cuando llegó al National hace tres semanas con su chaqueta verde se le atisbaba un brillo diferente en la mirada. «Estoy jugando bien», reconocía casi con timidez. Y eso se convirtió en un regalo cuando después de una segunda ronda increíble en unas condiciones infernales fue capaz de firmar el par para jugar el fin de semana. «Vaya maestro, qué lástima no haber jugado con él para haber presenciado esa exhibición», comentó Jon Rahm al enterarse de la hazaña de su ídolo. Y su paso por el major podría haber sido glorioso de no ser por la cara de preocupación con la que terminó el domingo. «Qué rabia, me ha dado un tirón en la espalda en el hoyo 6 que me ha dejado doblado; espero que no sea nada grave que me corte la temporada», se lamentaba.Desgraciadamente, al final esos temores se han hecho realidad. De vuelta a España se sometió a todo tipo de pruebas médicas y la última resonancia ha dado con el diagnóstico: «rotura de grado uno en el dorsal ancho derecho que puede ser consecuencia de una fractura de la octava costilla», según firma el doctor Redondo Bravo. Con esta certeza se quiebra la planificación que el guipuzcoano había realizado para esta primavera, con fases de tres torneos en Estados Unidos para las que se encontrada muy animado. «Si no pensara que puedo volver a ganar no seguiría esforzándome cada día», reconoció. Mas, pese a este último contratiempo, Chema no se viene abajo. «Ahora sólo queda esperar», se resigna. Y por paciencia no va a ser. Esperará lo que haga falta para volver a la acción porque sabe que, ahora que ha recuperado su toque mágico, no merece la pena precipitarse.

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