El Nadal más Nadal tumba a Cachín y regala otro día mágico en Madrid

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El Nadal más Nadal tumba a Cachín y regala otro día mágico en Madrid

Explicar a Rafa Nadal es imposible. Sólo puede observarse, vivirse, sentirse, en partidos como el de ayer ante Pedro Cachín. Es una victoria y es mucho más, es la negación constante de la lógica general, porque vive el balear en la suya propia. Esa que dice que llega con mil dudas, entre mil algodones, pero se marca un partidazo de tres horas en las que no hay espacio para el dejarse ir, para el «mejor me guardo algo», para el «en tres semanas es Roland Garros». No hay mañana para Nadal, se la construye para jugar los octavos, pero sí hay noche, pues juega este martes contra Jiri Lehecka en el segundo turno vespertino, tras el Madison Keys-Ons Jabeur, que empieza a las 20.00 horas. «Desgraciadamente no es una hora que me hubiera gustado, pero dadas las tres horas de hoy, lo más prudente es esa hora mejor que a las 16. Había dos opciones y el torneo ha elegido esa y yo estoy de acuerdo. Son más horas para dormir, para ver un poco el Barcelona y para trabajar mañana », explica después. Nunca ha jugado en este último turno del torneo madrileño. A la hora que juega su Real Madrid en Múnich. Pero lo necesita después de sumar su tercera victoria consecutiva desde el US Open 2022. Es, como decía, estar listo para cuando el cuerpo respondiera. Y visto el partido, el cuerpo está respondiendo. Y Nadal está aquí.Mutua Madrid Open Tercera ronda Rafael Nadal 6 6 6 Pedro Cachín 1 7 3El domingo juega bajo techo y el lunes en abierto, pero sigue recibiendo todo el calor del público, al que le cuesta llegar puntual al encuentro, que todavía es la hora del postre en la zona VIP, pero acaba por abarrotar las 12.500 butacas de la central de este Mutua Madrid Open y corear «Rafa, Rafa» desde antes de que el jugador salte del banquillo para colocar sus toallas. Ya no hay un sentimiento de adiós, porque el balear se probó ante Darwin Blanch y respondió con nota contra Alex de Miñaur, y el personal está de fiesta, ya no piensa en homenaje alguno. Porque este del primer set es, al menos por imagen, y gracias al rival, el que Nadal que más cerca está del Nadal de siempre desde hace dos años. Aunque el balear sepa lo que lo mueve por dentro, ahí deja la garra, la derecha, el puño en alto. Dure lo que dure, Nadal es cada vez más Nadal.Necesitaba Nadal que las cosas fueran más despacio, ralentizar los golpes para minimizar también los del rival. Fuerza reveses altos y derechas largas para que el cuerpo no cruja. Más colocada que fuerte, le basta con mover al rival y acompañar a sus golpes el aliento que parece multiplicar la potencia, aunque solo sea en la cabeza del argentino. Ni un primer servicio el 91 del mundo en su primer turno de saque, temblón de derecha, de revés, de espíritu. Qué difícil es jugar contra Nadal, incluso contra este Nadal, o sobre todo contra este Nadal. Break para empezar y que las gargantas se desaten: «Rafa, te quiero», «Vamos, Rafa». Incluso Albert Molina, representante de Carlos Alcaraz presencia el espectáculo, en un palco escorado acompañado del presentador Arturo Valls.Se despereza el argentino, puestos a no regalar, al menos sacudir cuando se presentaba la ocasión. Pero llega casi siempre tarde porque a Nadal se le da de maravilla el ejercicio de un paralelo y un cruzado y un paralelo y un cruzado y otro paralelo y otro cruzado y cuando ya ve al rival agotado, le cuesta menos sentenciar a un único golpe, más veloz, más fuerte, para sentirse él en plenitud, al menos un instante.Noticias Relacionadas estandar No MUTUA MADRID OPEN Feliciano López: «No somos conscientes de lo que hemos vivido con Rafa Nadal» Laura Marta estandar No Mutua Madrid Open Alcaraz se acostumbra a ser otro Alcaraz Laura MartaAcude Cachín a las dejadas, que sabe que a este Nadal le duelen más que nunca, pero no salen todas porque no hay una mano tan fina como para que el balear no las empiece a leer desde lejos a partir del cuarto juego. Y empiece a acelerar cuando comprueba que el cuerpo responde. Derecha paralela, derecha cruzada, derecha abierta, passing, y derecha a la línea, y es el segundo break, y casi el set, que tarda unos minutos en producirse porque en la grada alguien solicita ayuda, pero se consolida a la tercera bola con otra derecha a la línea, y con un revés para enmarcar. Que esto es Nadal. Si aprendió a no forzar ante la más mínima queja de su cuerpo en aquel partido de enero ante Jordan Thompson, no lo aplica en esta tarde que empezó con techo tapado y termina despejada. No frena su ADN, pero sí hay un bajón que aprovecha por momentos el argentino, 14 primeras rondas perdidas en los últimos seis meses, pero hay muy buena mano, y es un 1-4 comprometedor. La grada acude en ayuda del español, pero es el Nadal de siempre el que se impone poquito a poco. Es un 1-4, un 2-4, un 3-4 y un 0-30 prometedor. Asiste el público a una de esas tardes de verlo todo negro, salvo Nadal, cuando Cachín apura en el ‘tie break’. Niega el balear con la cabeza, mira a su palco en busca de respuestas. Seguir o no seguir, que decía que no estaba el cuerpo para forzar en un tercer set si quiere seguir la ruta marcada sin más parones inesperados, que ya no es tiempo para arreglarlos, con Roma en dos semanas y París en tres. Pero es un tercer capítulo en el que Nadal no puede dejar de ser Nadal y ofrece la traca final.La alegría se convierte en euforia porque sale el guerrero y el de los golpes magistrales, el de la magia y el puño al aire, por mucho que Cachín no falle ninguna. Pero es que Nadal es el animal competitivo irrepetible, ni una duda ni un temblor ni un pensamiento de dejarse ir para salvaguardar la coraza. Es matar o morir, tres horas de exigencia máxima, del más puro Nadal, el que al final, como siempre, como nunca en estos dos años, levanta los brazos porque es él de nuevo, el que cambia los aires de homenaje y despedida por los vientos triunfales de quién sabe hasta dónde podrá llegar. Por el momento, a octavos, hoy mismo, tras una sobremesa magnífica en la Caja Mágica, una más en su historial, y una tarde-noche de ver cómo reacciona el físico.«Es una incógnita cómo estará mi cuerpo porque hace mucho tiempo que no juego tres horas. Hasta que me levante mañana no lo voy a saber. A ver si soy capaz de jugar dos días seguidos, si soy capaz de jugar competitivo», comentó después del balear, que aseguró que físicamente no siente que se haya hecho daño después de la paliza, pero que necesita más descanso. De ahí que haya aceptado jugar en el último turno del día, a pesar del Real Madrid. Explica que nunca se ha recuperado mal, salvo cuando ha tenido lesiones, pero que todo ha cambiado en el último tramo de su carrera, claro. «No estoy dando ninguna noticia, y espero que sí pueda estar competitivo. Es una incógnita porque hace mucho que no asumo estas cargas en partido oficial. Soy más impredecible que hace tiempo, para los rivales, pero sobre todo para mí». Y reitera: «Hace tres semanas no podía sacar y me ganaban los chavales de la academia un día sí y otro también. Hoy compito en el circuito». Jiri Lehecka, no obstante, es otro nivel, y vuelve a repetir que le sorprendería ganar. Pero es Nadal el que hace la magia.»Ha habido algunos momentos buenos, otros no tan buenos. Un primer set cómodo; en el segundo, él ha subido y yo he jugado más predecible, no estaba haciéndole daño; y en el tercero he conseguido hacerle más dato, que era la única manera. Ahora es intentar seguir por este camino. Día a día, intentar darme otra oportunidad para seguir soñando y jugar otra vez en este ambiente increíble, que significa mucho», admitía el balear a pie de pista, en pie por él, como siempre. El martes, a ver cómo se comporta su cuerpo, Jiri Lehecka.

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