«Es difícil cuantificar el impacto de los últimos acontecimientos». Desde el Banco de España prefieren no entrar a valorar las potenciales consecuencias para la reputación del país y de la economía española de la situación desencadenada en los últimos días por el amago de renuncia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , pero sí advierten de que la incertidumbre y la inestabilidad institucional tienen riesgos y que sus efectos económicos «tienden a ser duraderos».«Un aumento de la incertidumbre tiene impacto sobre la economía , sobre la inversión y condiciona las decisiones de los agentes económicos, inhibiéndolas en muchos casos, y este impacto es lógicamente tanto mayor cuando más se prolongan los episodios de incertidumbre«, aseguran fuentes de la Dirección de Economía y Estadística del Banco de España.El asunto no es una preocupación nueva para la institución sino que constituye uno de los retos estructurales que debe afrontar el país a medio plazo junto a otros igualmente desafiantes como la atonía de la inversión, el paro estructural, el envejecimiento de la población y su impacto sobre las cuentas públicas, la mejora del acceso a la vivienda o la desigualdad y las bolsas de vulnerabilidad que persisten en España, según se recoge en los capítulos 1 y 2 del Informe Anual 2023 del Banco de España publicados este martes.Al Banco de España le preocupa el deterioro de la calidad institucional y la pérdida de confianza de los actores económicos en la instituciones que viene detectando desde la gran crisis financiera y que según los indicadores internacionales consultados por los analistas de la institución ha sido en España más acusada que en el resto de países comparables. La institución entiende que existe un amplio margen para «mejorar la calidad regulatoria en España» y que para ello se debe avanzar de forma decidida en aspectos como mejorar la eficacia y la eficiencia de las administraciones públicas, avanzar en la evaluación de las políticas públicas y mejorar la eficacia del sistema judicial, ya que a día de hoy esa pérdida de calidad del marco institucional está lastrando tanto el crecimiento como la productividad .La amenaza de las cuentas públicasEl Banco de España señala que el crecimiento de la economía española muestra un aspecto mucho más saludable que el del resto de economías del euro y vaticina que las perspectivas a futuro «continúan siendo relativamente favorables», pero avisa de que persisten fuentes de incertidumbre que en la mayoría de los casos podrían frenar el crecimiento y además retos estructurales de cuya resolución dependerá la capacidad de la economía de crecer a medio y largo plazo.Entre estos señala la evolución de las cuentas públicas, que preocupa pese a la significativa reducción del déficit y la deuda en los dos últimos años. El informe de la institución pone estos avances en contexto. «A pesar de la reducción reciente, la ratio de deuda pública sobre PIB es aún nueve puntos superior a la registrada en 2019 y se encuentra 30 puntos por encima de la media de los países de la Unión Monetaria», asegura el Informe Anual de la entidad, y algo similar dice del déficit que aún habiéndose reducido al 3,6%, continúa por encima del 3,1% que había justo antes del estallido de la pandemia.La principal preocupación del supervisor es que estas desviaciones presentan un «elevado componente estructural» y que el déficit estructural de la economía se ha ensanchado según sus estimaciones hasta el 3,7%, desde el 3,1% en que estaba antes de la pandemia. Es decir, que el agujero estructural entre los ingresos y los gastos de las administraciones públicas es hoy unos 9.000 millones más grande que antes de la pandemia y ello después de haber registrado el mayor incremento de la recaudación fiscal de la historia. «Este incremento de los ingresos se ha visto más que compensado por un incremento de los gastos desde el estallido de la pandemia, asociado a las prestaciones sociales y al consumo público», señala el informe.
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