Las Ventas: de la grave cornada de Jesús Moreno a la Puerta Grande de Alejandro Chicharro

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Las Ventas: de la grave cornada de Jesús Moreno a la Puerta Grande de Alejandro Chicharro

Un reguero de sangre trazaba el camino del horror. A borbotones caía. Galán había abierto un boquete en el muslo izquierdo de Jesús Moreno con dos trayectorias, una de 30 que alcanzaba el hueco poplíteo y otra de 20 que contusionaba el ciático hasta llegar al fémur. El parte se conocería una hora y media después de que atravesara el callejón en volandas hasta la enfermería, con ese barniz rojo que no se borraría de la arena ni del cemento en toda la tarde. Ocurrió en el primer novillo , en el primer minuto, en el primer cite a la muerte. Frente al portón de los sustos se había postrado el albaceteño para recibir a portagayola al de Aurelio Hernando, Galán de nombre. Y un tío era el astifino albahío, que hizo presa sin piedad. Alejandro Chicharro, por la Puerta Grande Plaza 1Fueron momentos de espanto, de caos con el novillo intacto, de un valiente que no podía incorporarse por tan duro tabaco. La alegría de los tendidos, con un entradón propio de San Isidro, se difuminó entonces. Por aquella grave cornada, la novillada de seis ganaderías madrileñas quedó en un mano a mano entre dos debutantes, Juan Herrero y Alejandro Chicharro. Menuda papeleta, en un día de perros, con un viento infernal y la lluvia al acecho.Despenó aquel novillo imposible Herrero, que luego se esforzó con uno de Sandoval con embestidas para arrancar una oreja. En el umbral se quedó el novillero, que buscó el temple y encontró el mayor eco por un pitón zurdo que escondía profundidad. Con el más deslucido de Cerro Longo sólo pudo mostrar sus ganas. Miniferia de la Comunidad de Madrid Monumental de las Ventas. Miércoles, 1 de mayo. Primera de la miniferia. 14.627 personas. Novillos de Aurelio Hernando, Montealto, Hnos. Sandoval, Concha y Sierra, Cerro Longo y Ángel Luis Peña, desiguales de presencia y juego. Jesús Moreno, de lila y oro. Herido, pasa a la enfermería. Juan Herrero, de marino y oro: estocada (silencio); estocada atrave-sada (aviso, petición y saludos); estocada trasera y descabello (saludos). Alejandro Chicharro, de lila y oro: estocada desprendida (dos avisos y oreja); estocada tendida y descabello (silencio); estocada (oreja). Sale a hombros.Sobrado de actitud venía Chicharro, arreando y queriendo siempre con el mejor lote. Qué firmeza la suya desde los estatuarios al de Montealto, aunque quizá no fuese la apertura más idónea para tan encastado animal. Luego el de Miraflores concedió distancia y estructuró la faena con inteligencia, aprovechando primero las inercias y apretándolo cada vez más por abajo. Intenso el conjunto, rematado por manoletinas de escalofrío frente a esa Puerta Grande que le esperaba. No le ayudó nada el de Concha y Sierra, con el que anduvo con sincera entrega, pero el de Ángel Luis Peña tuvo notas de clase y nobleza, exprimidas en despaciosos muletazos, con Madrid rugiendo, hasta enterrar una estocada de ley que aupaba en volandas a un torero que desde su Camino hacia Las Ventas viene enseñando su proyección y pidiendo titulares.

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