No fue un revuelo comparable al del asteroide que acabó con ellos hace 66 millones de años, pero casi. Hace alrededor de un año y medio, en enero de 2023, la destacada neurocientífica Suzana Herculano-Houzel, de la universidad norteamericana de Vanderbilt, afirmó en un artículo publicado en ‘ Journal of Comparative Neurology ‘ que los grandes dinosaurios carnívoros, como el Tyrannosaurus rex, (en adelante T. rex) eran mucho más inteligentes de lo que se creía. Tan inteligentes, de hecho, como puede serlo un simio, una idea sin duda provocadora y que levantó numerosas reacciones en la comunidad científica. En su artículo, la investigadora argumentaba que el T. rex tenía un número excepcionalmente alto de neuronas, las células que transportan y envían información al cerebro, lo cual implicaba un alto grado de inteligencia, comparable a la de los babuinos, que son capaces de transmitir conocimientos de una generación a otra y de utilizar herramientas.Conclusiones equivocadasAhora, un nuevo estudio recién publicado en ‘ The anatomical record ‘ y llevado a cabo por un equipo internacional de paleontólogos, científicos del comportamiento y neurólogos, ha rebajado mucho aquellas conclusiones y refuta las afirmaciones de Herculano-Houzel. Los investigadores, en efecto, han reexaminado el tamaño y la estructura del cerebro de los dinosaurios y han llegado a la conclusión de que, en realidad, su inteligencia no tenía nada que ver con la de los simios y que, muy al contrario, su comportamiento se parecía más al de los cocodrilos y los lagartos.«Había mucha gente pensando que hacía falta aclarar las cosas -afirma Cristian Gutiérrez-Ibáñez, de la Universidad de Alberta y uno de los autores del estudio-. Sobre todo porque aquello apareció en la prensa, y eso hace que se extienda la popular idea de que el T. rex era súper inteligente, podía usar herramientas y tener cultura».Lo cierto es que el trabajo de Herculano-Houzel desató una auténtica ‘tormenta académica’ en la que empezaron a escucharse respuestas de todo tipo. De modo que un grupo de científicos decidió combinar sus esfuerzos y escribir un único artículo para refutar en conjunto los supuestos hallazgos. «No tiene sentido que se escriban ocho cosas diferentes para decir que esto está mal -añade Gutiérrez-Ibáñez- Así que surgió la idea. ¿Por qué no los juntamos todos?».Estudio multidisciplinarEl resultado es un trabajo en el que la cuestión se aborda al mismo tiempo desde varias disciplinas diferentes. Lo primero que descubrieron los investigadores fue que las suposiciones de Herculano-Houzel sobre el número de neuronas de los T. rex no eran fiables. Y que a pesar de la tentación de pensar en ellos como si se tratara de pájaros muy grandes, lo cierto es que los dinosaurios eran reptiles, y los cerebros de los reptiles son muy diferentes de los de mamíferos y aves.Así, el equipo descubrió que se había sobreestimado el tamaño del cerebro del tiranosaurio, especialmente el del prosencéfalo, y, por tanto, también el número de neuronas. Los investigadores demostraron también que las estimaciones del número de neuronas no son una guía fiable de la inteligencia y que el tamaño del animal es un factor muy a tener en cuenta. Un babuino macho adulto, por ejemplo, puede pesar entre 14 y 40 kg, mientras que un T. rex llega fácilmente a las siete toneladas. Y según explica Gutiérrez-Ibáñez, el número de neuronas aumenta con el tamaño del cuerpo. «No sabemos por qué es verdad, pero es verdad -dice el científico-. Un animal más grande necesita más neuronas». Lo cual significa que el T. rex necesitaba muchas neuronas solo para mantener las funciones básicas de un cuerpo tan grande, y no le sobraba ninguna para usar herramientas o transmitir conocimientos culturales.Los cerebros de los reptiles, además, también tienen más neuronas que los cerebros de los mamíferos y las aves, y los tipos de conexiones entre ellas son muy diferentes, lo que limita mucho la complejidad de sus comportamientos sociales. Por lo tanto, concluye el artículo, el T.rex fue probablemente tan inteligente como un cocodrilo, y no como un babuino. Lo cual no resta en absoluto mérito a una criatura que consiguió dominar el mundo ininterrumpidamente durante millones de años.«No estamos menospreciando al T. rex’ -concluye Gutiérrez-Ibáñez-. Solo decimos que afirmar que tenía la inteligencia y la cultura de un babuino podría ser ir demasiado lejos».MÁS INFORMACIÓN noticia Si Sin esta criatura, los humanos no existirían (ni la mayoría de animales) noticia No Las propiedades ‘fantasmagóricas’ de los átomos, fotografiadas por un microscopio español«La posibilidad de que el T. rex haya sido tan inteligente como un babuino -dice por su parte Darren Naish, coautor de la investigación-es fascinante y aterradora, y tiene el potencial de reinventar nuestra visión del pasado. Pero nuestro estudio muestra que todos los datos que tenemos van en contra de esta idea. Los tiranosaurios se parecían más a cocodrilos gigantes inteligentes, y eso es igualmente fascinante».
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