Rascacielos de neón reflejándose sobre las aguas. Aviones parpadeando en el cielo. Barcos surcando la bahía, entre ellos el legendario transbordador Star Ferry de la época británica y los ‘turbojet’ que te llevan en una hora a los casinos de Macao . Trenes bala que salen como si fueran el metro y autopistas de dos niveles que discurren entre gigantescas colmenas de viviendas y puentes kilométricos alrededor del puerto. En sus muelles, como arañas de acero, grúas de 30 metros suben y bajan montañas de contenedores de los supercargueros que van y vienen de todo el mundo. Conectada por los más variados medios de transporte, al sur de China está surgiendo una futurista metrópolis que integra a las antiguas colonias de Hong Kong y Macao con la vecina provincia de Cantón (Guangdong) .En chino, se llama el Distrito de la Gran Bahía (Da Wan Qu) y es un proyecto único y mucho mayor que otras zonas metropolitanas como las de Nueva York , San Francisco y Tokio . Frente a los 37 millones de habitantes de la capital nipona, la Gran Bahía suma 86 millones de almas entre Hong Kong, Macao y nueve ciudades de China continental: Shenzhen , Cantón (Guangzhou), Zhuhai, Foshan, Huizhou, Dongguan, Zhongshan, Jiangmen y Zhaoqing. En total, su superficie ocupa 56.000 kilómetros cuadrados, que es como las comunidades autónomas de Cataluña y Valencia juntas, pero aquí vive casi el doble de la población de España .A tenor de los datos oficiales, su Producto Interior Bruto (PIB) también es similar al de España: unos 1,5 billones de euros . Pero todo apunta a que en el futuro crecerá más rápidamente porque es una de las zonas del mundo más dinámicas y con las economías más diversas y complementarias.Noticia Relacionada estandar Si La inteligencia artificial se abre paso en las urbes del futuro Pablo M. Díez Esta tecnología ha sido la gran protagonista de la Exposición de Ciudades Inteligentes de Taiwán, uno de los eventos tecnológicos globales más importantesComo núcleo despunta Hong Kong, que es una de las capitales globales de las finanzas, el comercio y el transporte y actúa como puerta de entrada y salida de China. Aunque la antigua colonia británica está perdiendo libertades por las draconianas leyes de seguridad impuestas por el autoritario régimen de Pekín, sigue siendo la ciudad más internacional y abierta de China. Pero, en un signo muy preocupante de estos nuevos tiempos, las autoridades hongkonesas rechazaron una entrevista con ABC para este reportaje y hasta se negaron a responder por escrito alegando que «los funcionarios están muy ocupados».A poco más de 50 kilómetros, y conectada por el mayor puente del mundo sobre el mar , la excolonia portuguesa de Macao se erige en el destino de ocio y turismo de la Gran Bahía gracias a sus más de 40 casinos. Como el juego está prohibido en China, los turistas del continente han vuelto en masa a sus mesas de póker, ruletas y máquinas tragaperras tras el fin de las restricciones del Covid, que hundieron entre principios de 2020 y finales 2022 su economía , una de las más boyantes del planeta.Antes de la pandemia, Macao recibió en 2019 casi 70 millones de turistas , de los que el 70,9 por ciento procedía de China continental, que se gastaron 292.455 millones de patacas (36.266 millones de euros). Con solo 30 kilómetros cuadrados y unos 700.000 habitantes, esta ciudad presentaba entonces uno de los PIB per cápita más altos del planeta: 86.000 dólares anuales según el Banco Mundial .Tecnología y fábricasEn la parte continental de China destaca Shenzhen, justo al otro lado de la frontera con Hong Kong. En los años 80, Shenzhen era un pueblo de pescadores y, gracias a la apertura al capitalismo de China, se ha convertido hoy en su capital tecnológica. Así, alberga empresas punteras como Huawei , la marca de coches eléctricos BYD , la firma de drones DJI y la informática Tencent , que desarrolla la popular aplicación WeChat . A estas compañías chinas hay que añadir la taiwanesa Foxconn , que fabrica para las mayores firmas electrónicas, como Apple, Samsung y Sony.Por su parte, la capital provincial, Cantón (Guangzhou) , es otro de los epicentros mundiales del comercio al hallarse en pleno corazón de la «fábrica global». En los 140 kilómetros que separan estas dos megalópolis, a lo largo del delta del río de las Perlas se suceden importantes ciudades manufactureras. La más conocida es Dongguan , famosa por sus macrofábricas y, antes de la ‘limpieza’ ordenada por el presidente Xi Jinping , también por sus gigantescas saunas y salones de masajes. Como la cara y la cruz del desarrollismo chino, ambas facetas aparecen certeramente retratadas en uno de los episodios de la película ‘Un toque de violencia’, del genial cineasta Jia Zhangke .Aunque menos conocidas, Foshan produce buena parte de la cerámica que se vende en el mundo y Huizhou el 75 por ciento de las pantallas de Apple y los televisores, móviles, frigoríficos y lavadoras de TCL, una de las mayores marcas chinas de electrodomésticos . Justo enfrente de Macao, Zhuhai no solo ofrece hoteles de lujo y bares tropicales con sabor tailandés, sino que concentra a la industria aeronáutica china y celebra cada dos años un festival aéreo que ya se ha convertido en un referente tanto del sector civil como militar.JUNGLA DE RASCACIELOS, PUENTES Y TRENES BALA Conectada por trenes de alta velocidad, autopistas de dos niveles y barcos que surcan el delta del río de las Perlas, la Gran Bahía es una futurista zona metropolitana con prodigios de la ingeniería como el Puente Hong Kong-Macao-Zhuhai, que es el más largo del mundo sobre el mar con 55 kilómetros y un túnel submarino (imagen superior). Entre las ciudades que forman parte de la Gran Bahía destaca Shenzhen, que en los años 80 era un pueblo de pescadores y, gracias a la apertura de China al capitalismo, se ha convertido en su capital tecnológica (arriba a la izquierda). Por su parte, la capital provincial, Cantón (Guangzhou), es otro de los epicentros mundiales del comercio y tiene como símbolo una torre homónima de 604 metros de altura (arriba a la derecha) PABLO M. DÍEZ«Cada ciudad tiene su papel. Hong Kong cuenta con un sistema legal y financiero más desarrollado y es una ventana al mundo para las ciudades de China. Hay sinergias que unen estas características con las manufacturas de Cantón o la tecnología de Shenzhen», analiza para ABC Anthony Cheung , presidente del Comité de Asuntos Públicos del Instituto de Diseño Urbano de Hong Kong .Arquitecto director de Ronald Lau & Partners , Cheung nos recibe en su oficina, en la planta 33 del edificio Wu Chung, con vistas espectaculares a la jungla de rascacielos de la isla. «Hong Kong es una economía desarrollada y tiene una población que se está reduciendo. Así, las otras ciudades nos proporcionarán abundante mano de obra. Para las otras ciudades, Hong Kong tiene ya establecida una infraestructura de negocios que les ayudará a salir al mundo. Somos complementarios », señala.Pero esta integración es, de momento, más económica y basada en las infraestructuras y los transportes que política y social, ya que Hong Kong y Macao siguen siendo regiones administrativas especiales con sus propias monedas, leyes, policía y fronteras con China continental.«Cada ciudad tiene su papel. Hong Kong cuenta con un sistema legal y financiero más desarrollado y es una ventana al mundo para las ciudades de China. Hay sinergias que unen estas características con las manufacturas de Cantón o la tecnología de Shenzhen» Anthony Cheung Instituto de Diseño Urbano de Hong KongLa Gran Bahía fue creada el 1 de julio de 2017, con motivo del vigésimo aniversario de la devolución de Hong Kong y con la presencia del presidente Xi Jinping en la ciudad. En febrero de 2018 se publicó su plan de desarrollo, que incluye espectaculares infraestructuras como el puente Hong Kong-Zhuhai-Macao , el más largo del mundo sobre el mar con 55 kilómetros . Inaugurado en octubre de 2018, cuenta con un túnel submarino de 6,7 kilómetros a 44 metros de profundidad para salvar el paso de los barcos en la desembocadura del río de las Perlas.A este prodigio de la ingeniería se suma el tren de alta velocidad que, desde septiembre de 2018, comunica Hong Kong con China continental. A entre 200 y 350 kilómetros por hora, tarda solo 14 minutos en llegar a Futian , en la vecina ciudad de Shenzhen, y 48 a Cantón. A las estaciones en esta ciudad se sumó en enero la de Baiyun , una de las mayores del mundo y por donde se calcula que pasarán 50 millones de pasajeros en 2035.Aprovechando que los precios son más bajos en China, unos 300.000 hongkoneses cruzan cada fin de semana la frontera , lo que les lleva todavía media hora pese a la simplificación de los trámites y los canales automáticos. Aunque la mayoría de los 371.000 hongkoneses que viven en la provincia de Cantón son jubilados, que sacan más partido a sus pensiones en China porque todo es más barato, también hay muchos que van y vienen cada día para trabajar. En total, el año pasado los hongkoneses hicieron 53 millones de viajes a través de la frontera.Integración laboral y socialPara fomentar esta integración y, de paso, acabar con los tradicionales recelos de los sofisticados hongkoneses hacia los chinos, más rudos, el Gobierno local promueve un plan de empleo en el continente para quienes hayan terminado sus estudios desde 2022. Prometiendo un sueldo mensual de no menos de 18.000 dólares de Hong Kong (2.150 euros), las autoridades subsidian a las empresas hasta 10.000 dólares HK (1.200 euros) por cada trabajador contratado durante 18 meses. Especialmente entre los jóvenes, Pekín también persigue con estos programas calmar la tensión política en Hong Kong, que estalló en la violenta revuelta reclamando democracia que duró toda la segunda mitad de 2019 . Buena prueba de ello es que, según informa el periódico South China Morning Post , un 66 por ciento de personas con menos de 40 años está ahora a favor de trabajar en el continente, en comparación con el 22 por ciento que había ese turbulento año.Frente a la ‘ciudad de los 15 minutos’ que se impulsa en Europa, en China y el resto de Asia siguen creciendo las megalópolis. «Para Hong Kong, la ‘ciudad de los 15 minutos’ no es nada, ya que el 75 por ciento de sus siete millones de habitantes vive a cinco minutos de una estación de metro o parada de autobús y, cuando terminan el viaje, solo tardan otros cinco minutos en llegar a su destino final. Además, todo lo que tu barrio necesita está alrededor de la parada de metro. En realidad, casi todo el mundo en Hong Kong vive en el ‘barrio de los 15 minutos’ porque aquí hay mucha densidad de población», observa Anthony Cheung. Pero, eso sí, aclara que «en las gigantescas ciudades chinas, la gente tarda una o dos horas en llegar a su trabajo».Muy distintos a los de China continental, los hábitos de vida de Hong Kong se deben a que el 80 por ciento de su población usa el transporte público cada día , repartidos mitad y mitad entre el metro y el autobús. Entre otros motivos, porque solo el 13 por ciento de los hogares tiene coche.«En Hong Kong hay alta densidad de población, pero también muchas zonas verdes porque solo el 25 por ciento de sus 1.114 kilómetros cuadrados es urbanizable y el resto son zonas verdes y parques naturales» Alain Chiaradia Urbanista y profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Hong KongPara Alain Chiaradia , urbanista y profesor en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Hong Kong , «todo depende de si incluyes o no tu trabajo en la ‘ciudad de los 15 minutos’. Hay una gran diferencia en incluir en ella tu trabajo o solo los servicios necesarios para la vida diaria alrededor de tu casa. No creo que sea posible ni realista agruparlo todo en esos 15 minutos de distancia . Lo ideal sería ir andando al trabajo. Pero en Hong Kong, por ejemplo, no se puede trabajar desde casa porque los apartamentos suelen ser muy pequeños».Llegados a este punto, surge la cuestión principal: ¿cómo de humanas son estas megalópolis? «En Hong Kong hay una alta densidad de población, pero también muchas zonas verdes porque solo el 25 por ciento de sus 1.114 kilómetros cuadrados es urbanizable y el resto son zonas verdes y parques naturales», apunta Chiaradia. Además de destacar las playas y montañas repartidas por todas las islas del territorio, señala que los parques naturales ocupan el 40 por ciento de la superficie, lo que nos da una imagen verde muy distinta a su típica postal de rascacielos masificados.Junto a la densidad de población y la integración urbana, los mayores retos de la Gran Bahía son, según Anthony Cheung, « la subida del nivel del mar por las lluvias y el cambio climático , que puede ser de hasta un metro hasta finales de siglo, y los tifones, que pueden levantar el agua hasta cuatro o cinco metros». A pesar de estos riesgos, insiste en que «Hong Kong tiene mucha ingeniería para hacer frente los tifones, la lluvia, el calor o las montañas, y es una ciudad muy segura para vivir».Viviendo ya en el futuro, la Gran Bahía es la metrópolis china del siglo XXI.
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