«Me encanta Hitler. La gente como tú hoy en día estaría muerta. Vuestras madres, vuestros antepasados, serían gaseados». «¿Tienes algún problema?». «Eres fea». Este diálogo tan cordial de John Galliano ebrio con una desconocida en un bar, que alguien grabó, fue una de las caídas del caballo de la reputación más icónicas de la historia. Filmin estrena este 10 de mayo un documental que trata de contestar a una pregunta: «¿Cómo llegó a ese punto?».Juan Carlos Antonio Galliano-Guillén nació en Gibraltar en 1960, de padre gibraltareño y madre andaluza. En su niñez se trasladó a Londres, donde este hijo de fontanero se ganó una beca para Saint Martin. Sólo tres años después de graduarse, con un desfile inspirado en la revolución francesa, ya fue designado el mejor diseñador del Reino Unido en 1987. Un compi de entonces anticipa: «Con media pinta ya iba borracho. Se desmadraba mucho al beber, había que vigilarle y le gustaba enseñar el culito». De niño, su padre le pegaba al grito de ‘maricón’. Y su madre a veces se unía. Una persona herida y vulnerable, su éxito fue su venganza. ¿Y su desgracia? «Quería hacer lo más bello posible, algo emocional». Talentoso pero malo para los negocios, conectó con Anna Wintour y otros capos de Vogue. Givenchy le fichó y pronto pasó a Dior. Era el hombre de Arnault y sus desfiles casi producciones teatrales. El ‘puto amo’, que diría Óscar Puente, de 1997 hasta 2011, cuando aconteció su suicidio social. A Kate Moss la enseñó a desfilar: «Eres una Lolita, nunca te han follado y realmente lo deseas». ¡A la pasarela!Antes del ocaso, su desfile inspirado en los ‘sin hogar’ se consideró una provocación vomitiva. Y con las curdas, al Rey Kurdo le prohibieron entrar en 20 hoteles en Londres, pues destrozaba las habitaciones . En el Ritz se desnudó en el ascensor y se pasó 4 horas ahí diciendo que era un león. Y podía iniciar la fiesta en París y acabar en otra punta de Francia sin saber cómo. Arnault le dijo: descansa unos meses, y Galliano se abrió la camisa de golpe: «¿Un alcohólico tendría este cuerpo?». Torero y enfermo, una compañera en Dior se pregunta: «¿Se puede ser creativo tanto tiempo y no perder la cordura?». O como decía Yung Beef: «Me gusta el mundo de la moda porque soy satánico». « Lo que hice fue algo repugnante, fue horrible », opina Galliano. No fue su único incidente antisemita, no obstante. Y este clon de Bruce Springsteen vestido de pirata gay, tótem de la desmesura estética, con la cara inflada de bótox, apunta algo increíble: no sabe por qué dijo aquello. En vez de ‘In vino veritas’, «In vino… asco», comenta un experto en adicciones. Y él ya no bebe , por si las moscas del racismo.
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