Enviar a un hijo al extranjero puede ser una experiencia transformadora con múltiples beneficios. No solo proporciona una educación internacional de calidad, sino que también fomenta la independencia, la adaptabilidad cultural y el dominio de idiomas, habilidades cada vez más valoradas en un mundo globalizado como el actual. La lista es larga pero tomar la decisión de enviar a un hijo a estudiar fuera requiere de tiempo. De hecho, los padres quieren tener la certeza de que aciertan y asegurarse de que es el momento perfecto, porque una estancia educativa así supone, además, una inversión importante. Existen padres muy previsores que comienzan a pedir información y solicitar asesoramiento sobre las posibles alternativas que ofrece el mercado con tiempo suficiente. Pero muchos otros esperan a ver cómo se desarrolla el curso escolar para tomar la decisión de mandarles un año académico o un verano al extranjero. De hecho para estancias cortas no se necesita tanto tiempo y es en primavera cuando los padres se animan a buscar programas para sus hijos. La realidad es que siempre se está a tiempo de mandar a un hijo a estudiar un curso académico en el extranjero siempre y cuando, advierte la asesora educativa internacional, Bárbara Gutiérrez Mesonero-Romanos, fundadora de Proyecta el futuro , «se cuente con el asesoramiento adecuado . No todo vale en estas estancias y el ‘traje a medida’ es crucial para que sea una experiencia exitosa». Noticias Relacionadas estandar No abc educa El CEU incrementa su fondo de Becas y Ayudas al Estudio en más de un 10% y destina cerca de 19 millones de euros ABC Educa estandar No Las señales que indican que tu hijo tiene altas capacidades Carlota FominayaPara empezar, ¿qué hay que tener en cuenta cuando se manda a un niño un año fuera ? A juicio de esta experta, lo principal es tener claras las expectativas, el perfil y la madurez del menor. «Siempre es importante conocer las características personales de cada niño: Si este es tímido, sociable, si tiene alguna necesidad específica, etc., así como cuáles son sus aficiones. Hoy en día, las familias valoran mucho, por ejemplo, que su hijo siga practicando su deporte favorito. De hecho, se puede buscar destino en torno a ese hobby». La edad del estudiante también es determinante , y cada familia busca una cosa distinta en función de la etapa vital. «Por lo general, las primeras experiencias internacionales tienen lugar entre los 10 y 14 años. En esas primeras salidas al extranjero, además del aprendizaje del idioma, casi tiene tanta importancia o más que la experiencia sea positiva, que conozca otras culturas, que el menor practique deportes… A la vez que aprende y salen de casa por primera vez como parte de su proceso de madurez», explica.El matiz del viaje, en cambio, cambia mucho de los 16 años en adelante. A partir de esa edad, apunta Gutiérrez, también asesora en Instituciones como el CEU Montepríncipe y CEU Sevilla, «las salidas se enfocan ya no tanto a aprender un idioma, ya que muchos de los estudiantes han adquirido ya un buen dominio del mismo, sino a establecer una hoja de ruta que marque hacia donde quiere el alumno orientar su futuro profesional ». En este aspecto, sugiere, es importante considerar los llamados ‘Programas de Especialización’, que permiten al estudiante realizar una inmersión en materias que son de su interés antes de llegar a la universidad. Esto, asegura la experta, «le ayuda a tener más claro si la elección es la adecuada y puede reducir la tasa de abandono de carrera del primer año. Estos cursos de especialización, en función de las edades del estudiante, se imparten en Campus internacionales de prestigio donde también pueden relacionarse con otros alumnos y enriquecerse con otras experiencias».La puesta en común de toda esta información, recalca, «nos puede llevar a recomendar un país u otro y si es más conveniente que la estancia sea en familia o en la residencia de un internado. Un buen asesoramiento considera factores como el nivel del idioma, la duración del programa, las preferencias culturales y las metas profesionales o expectativas. El objetivo es adaptarse perfectamente a las necesidades individuales del estudiante, maximizando así su experiencia y su potencial de crecimiento personal y académico».MÁS INFORMACIÓN noticia No ¿Qué te hace perder el tiempo en el trabajo? 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Ahí están, concluye la experta, los datos del estudio «Movilidad como fuente de crecimiento personal y profesional, autonomía y trabajo», del DEP Institut (organización del ámbito social que realiza actividades de investigación sociológica, consultoría y servicios en los ámbito de la educación, la formación y el trabajo), que apuntan a que un 67 % opina que ha mejorado su autoestima e independencia y que les ha ayudado a desarrollar su perfil profesional.
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