Brittney Grinner habla de sus terribles 9 meses en una prisión rusa

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Brittney Grinner habla de sus terribles 9 meses en una prisión rusa

La detención y posterior encarcelación en Rusia de Brittney Griner en febrero de 2022 tuvo en vilo al mundo del deporte durante meses. La famosa jugadora de la WNBA y doble campeona olímpica con Estados Unidos, durante un viaje al país eslavo, fue retenida después de que las autoridades de aduanas descubriesen en su equipaje aceite de cannabis, una sustancia legal en muchos países pero no en Rusia. Acusada de tráfico de estupefacientes y condenada a nueve años , fue enviada directa a la cárcel, donde estuvo retenida durante 10 meses. La atleta de 33 años fue liberada en diciembre gracias a la intervención del gobierno de Joe Biden , que consiguió la extradición de la jugadora tras hacer un intercambio de prisioneros, devuelto Viktor Bout a su madre patria, uno de los mayores traficantes de armas del mundo , a cambio de la pívot. Y de la traumática y rocambolesca situación vivida ha hablado por primera vez Griner en la cadena norteamericana ‘ABC’. En relación al cannabis, reconoció que fue un «error tremendo» llevarlo en la maleta. Como asegura, es su mujer Cherelle la que que le hace el equipaje cuando viaja pero, aquella mañana, no fue así y el producto acabó entre su ropa. «No sé cómo pude cometer ese error. Cuando sacaron los cartuchos de cannabis de la maleta vi todo el trabajo de mi carrera haciéndose pedazos y desaparecer». Noticia Relacionada Baloncesto estandar No El Madrid se impone a Baskonia y se mete en la Final Four de la Euroliga Daniel Cebreiro Campazzo, Tavares y Yabusele lideran la remontada blanca para meterse entre los cuatros mejores equipos de Europa por décima vez en las últimas trece ediciones (98-102)Pero es su relato sobre su estancia en la colonia penal de Mordovia , al sudeste de Moscú, el más crudo. La jugadora asegura que, para empezar, el colchón en el que dormía tenía manchas de sangre y que este era tan fino que era como dormir «tumbada sobre unas barras metálicas». Además, en su celda podía ver cómo un buen puñado de arañas tejían sus nidos en el techo día tras día.La seguridad de la prisión les daba pasta de dientes caducada y, para que se le pudiese dar algún propósito, Griner y el resto de reclusas la utilizaban para quitar el moho de la paredes. Tal era el frío en la instalación que la jugadora tuvo que cortarse sus icónicas rastas, pues se congelaban y, húmedas, hacían que cayese enferma de manera cíclica. «Tienes que hacer lo que sea para sobrevivir». Tan dura fue la experiencia que la jugadora, como reconoció, pensó en en el suicidio. «Quise quitarme la vida más de una vez en las primeras semanas. Necesitaba salir de allí. En un principio estaba segura de que no podría superarlo y sí, pensé en el suicidio». Un mal recuerdo, pues Griner vive felizmente con su mujer en Estados Unidos , donde incluso ha retomado su carrera baloncestística.

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