Los ministros de Pedro Sánchez temen una crisis de gobierno

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Los ministros de Pedro Sánchez temen una crisis de gobierno

Hace una semana, las crónicas periodísticas describían el comité federal del PSOE y la concentración en Ferraz como el funeral político de Pedro Sánchez . El engaño del socialista a su propia gente provocó, lógicamente, que se empezaran a echar cálculos y a hacer movimientos. La propia Begoña Gómez contribuyó. «Yo le estoy diciendo que siga», dijo a alguien que le preguntó. ¿Cómo la cúpula socialista no iba a pensar en el día después, si todos pensaban que su futuro estaba en juego? «¿Quién puede sustituirle?» «¿ María Jesús ? Pero inmediatamente habría que ir a elecciones. No puede llevar el Gobierno tres años así». «En el partido habrá que poner una gestora». Todas estas conversaciones fueron una constante el sábado en Ferraz. Analizadas hoy, con el líder resucitado, a cualquiera le parecen frías y calculadoras. Más aún para el protagonista del supuesto funeral que, frío y calculador, ha tomado buena nota de todos los movimientos.Noticia Relacionada opinion Si De dimisión con portazo a generales plebiscitarias, las otras salidas inéditas Ana I. Sánchez Si Sánchez quiere comicios, puede anunciar hoy que los convocará el primer día posible, 29 de mayo, pero entonces no podría dimitir porque entraría en funciones De cómo Óscar Puente iba preguntando quién podría suceder al líder, de cómo Adriana Lastra calentaba pensando ya en volver y de cómo Montero pisó demasiado el acelerador con un comportamiento que más le valía haberse ahorrado. Si aquello era un funeral, ¿a qué vinieron ese discurso y esos saltos? «Algo ha cambiado entre ellos y no es superficial», dice una fuente cercana. Y es que el pasado sábado Sánchez no solo vio cómo sería su funeral político, sino también quién estaba de verdad afectado por su posible despedida, quién no y quién empezaba a mover fichas. De la crisis institucional creada por Sánchez no sale nada bueno para el Gobierno ni para su partido, pero menos aún para su equipo más directo. María Jesús Montero queda tocada en su relación con el jefe, de Santos Cerdán se dice que se enteró de la carta porque alguien le enseñó el mensaje del jefe una vez publicado en la red social y de Félix Bolaños que también ha quedado distanciado. Ellos eran tres pesos pesados en un equipo hecho a base de recolocación de fichas tras el mal resultado del PSOE el 28-M. Así acabaron Francina Armengol en el Congreso y Óscar Puente, Ángel Víctor Torres , Ana Redondo o Elma Saiz en el Gobierno. Si Javier Lambán no terminó también en el Ejecutivo es, simplemente, porque él y Sánchez no se hablan. A Guillermo Fernández Vara le ofreció un ministerio y el extremeño declinó. Sánchez no escogió a su gabinete por estrategia de gestión, sino para tener el control del partido. Por eso, una posibilidad que algunos ministros manejan ahora es que esté pensando en aprovechar la salida de Teresa Riber a para hacer una crisis de gobierno porque se percibe claramente que «no está cómodo con el equipo». De momento, no es más que una elucubración fruto de la lógica. «Incluso con Teresa estuvo frío el miércoles en el Congreso, antes de que se dijera que era candidata a las europeas», dice otra fuente cercana, para acreditar que algo no funciona. Además de la lógica, pesa la expectación porque internamente no se digiere que el jefe del Gobierno no intente reforzarse después de una crisis que todo el mundo entiende que le deja más débil. Y la sensación más extendida es que, si no ha tomado ninguna decisión ya, lo hará en las próximas semanas en función de lo que suceda en las elecciones catalanas y europeas. Las primeras, serán claves para que Sánchez mida si gobernar se le pone más fácil o más difícil. Las segundas, para testar si el ambiente es favorable a unas elecciones anticipadas que saquen a Carles Puigdemont de la ecuación parlamentaria. La sombra del bloqueo planea sobre la legislatura, ya que es posible que la amnistía se apruebe pero no se aplique. Adelantar los comicios ya era una posibilidad antes de la crisis de Sánchez. Ahora dependerá de si la ciudadanía se la perdona.

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