Rosa (64) llegó a ‘First Dates’ con una vida amorosa que, según ella, «no hay por donde cogerla». «No me ha ido nada bien. He tenido tres o cuatro relaciones largas, y todas a partir de los cuatro años me dicen ‘ya está para caducar’. Casi todos me han puesto los cuernos, por no decir todos», le contó a Carlos Sobera a modo de presentación. Antes de recurrir al programa de citas de Cuatro , esta soltera oriunda de la localidad cántabra de Castro Urdiales ha recurrido repetidas veces a internet para conocer gente. Pero viendo que su hombre ideal seguía sin aparecer en su vida, acudió al restaurante este viernes 3 de mayo. Una participación con la que, sin embargo, no quedó nada satisfecha. Y es que Rosa buscaba una media naranja con unas características muy claras. Su prototipo, explicó a Sobera, era un hombre honesto, humilde, buena persona y fiel. Y con pelo. ¿Por qué no elige un calvo si todos los que la traicionaron tenían pelo?, quiso averiguar el Cupido de ‘First Dates’ muy acertadamente. Ella, a carcajada limpia, reconocía que nunca había estado con ninguno. «No se si será porque mi hija tiene una peluquería», intentó argumentar. El pretendiente de Rosa fue Fernando (62), un interiorista de Noja (Cantabria) que al menos físicamente sí parecía ajustarse a lo que ella quería. Pero no fue así. Nada más verlo, la soltera dijo ‘next’ y empezó a sacarle defectos al aspecto de su cita sin ton ni son. «Tiene cuatro pelos marcados para allá, la chaqueta se la han prestado, la camisa yo creo que también, y el pantalón por abajo con calcetines que iba como Fofito.. ¡Mi madre!», se mofó. Primeras impresiones contrapuestas Aún no habían cruzado dos palabras seguidas y solo podía juzgar la fachada, pero la impresión de Fernando hacia Rosa fue totalmente opuesta a la de ella. Le gustó su pelo, su mirada y su cuerpo, encontrándola atractiva. De hecho, le echó unos cuantos años menos de los que decía en su DNI. Con ese panorama, a una se le agolparon las excusas para rechazarlo, y al otro para allanar el camino para aceptar una segunda cita. A Fernando le dio la impresión de que coincidieron al 100% en intereses y aficiones, porque Rosa , al igual que él, afirmó gustarle el baile, pasear por la playa y andar en bicicleta. Rosa no quiso darle una segunda oportunidad a Fernando CuatroAhora bien, mientras el soltero se hacía ilusiones, ella las desmontaba por detrás. «No está actualizado en nada. No tiene pinta de haber bailado ni de saber bailar. Además, yo salgo hasta las 3 de la mañana, él no aguanta hasta esa hora. Y yo paso de andar en bici. A mi no me hace falta hacer deporte para mantener el tipo», se despachaba ante las cámaras del programa. Así pues, en la decisión final sucedió lo previsible: Fernando quiso seguir conociendo a Rosa y acepto una segunda cita, pero ella le dio calabazas alegando que no era su tipo.
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