Salvador Illa: «El gobierno de Cataluña se decidirá en Cataluña»

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Salvador Illa: «El gobierno de Cataluña se decidirá en Cataluña»

El candidato del PSC cita a ABC el primero de mayo a las 8.30 de la mañana. El madrugón en día festivo se entiende por el contexto de campaña electoral. Ningún problema para el aspirante a presidir la Generalitat , que ha madrugado incluso más, a las 5, para correr unos kilómetros y cumplir con una agenda tan cargada como sus expectativas electorales, donde aparece destacado en las encuestas pero sin tener garantizada la presidencia. La cosa irá de pactos, preferentemente hacia la izquierda, con la posibilidad de un acercamiento a Junts que el candidato, tal y como apuntó ayer, ve improbable. –Más allá de escoger entre ERC y Junts, con una preferencia, por lo que usted dice por la izquierda, ¿cree que si las formaciones independentistas sacan 68 escaños usted puede ser el presidente de la Generalitat?–En estas elecciones no me basta con ganar. Tengo que ganar para gobernar. El objetivo es ganar y gobernar. Esta es la clave, y la diferencia con respecto a anteriores convocatorias. Respecto a la mayoría independentista, y por lo que hemos visto estos últimos años, la suma de Junts, Esquerra y la CUP no es operativa.–Quizás no es operativa pero sí suficiente para que usted no gobierne. –Es una mayoría que ha fracasado. Ha colapsado. No es operativa. No han sido capaces de hacer un esquema operativo de gobierno. Es una fórmula fallida. En el hipotético caso de que los números les dieran, lo que ha fracasado, lo que ha fallado, no va a funcionar ahora. –¿Tendrá libertad Salvador Illa para pilotar la política de pactos tras el 12M o se verá condicionado por las necesidades de Pedro Sánchez?–El gobierno de Cataluña se decidirá en Cataluña. Como el gobierno de Barcelona se ha decidido en Barcelona y de Santa Coloma, en Santa Coloma. –¿Con qué criterio va a encarar el día después de las elecciones y la posible formación de gobierno?–Primero, pedimos a la ciudadanía que nos dé la fuerza suficiente para poder gobernar y tomar las decisiones que convienen a Cataluña. A partir de ahí, a partir del 13, vamos a intentar trasladar la voluntad de la ciudadanía de Cataluña a un esquema de gobierno estable, fuerte. Y lo vamos a hacer con tres criterios. Estabilidad: aquello que dé mayor estabilidad tendrá preferencia sobre aquello que proporcione menos; socialdemocracia: aquello que más facilite un planteamiento socialdemócrata de generación de prosperidad y de reparto de esta prosperidad de forma equitativa y justa, tendrá más posibilidades que aquello que se aleje de este planteamiento; y servicios públicos: aquello que esté más de acuerdo en poner como prioridad los servicios públicos respecto a otros planteamientos, lo mismo. –Todo parece indicar, y sin anticipar nada, que sin el concurso de una de las dos grandes fuerzas independentistas vamos a un bloqueo y, por tanto, a una repetición electoral.–Yo descarto la repetición electoral. Me parece que es un escenario que no es bueno para nadie. Desde luego no lo es para Cataluña. Me parece incluso que puede interpretarse como una falta de respeto a los ciudadanos. Nuestro trabajo será articular a partir de lo que se haya votado un gobierno que responda a esto. Pero en fin, no andamos escasos en nuestro país de sorpresas en la noche electoral. Quiero decirlo con mucho respeto: vamos a ver qué dicen los ciudadanos y ver qué se puede hacer. Lo que sí detecto es una voluntad muy amplia, muy transversal, que desde luego supera las fronteras de las formaciones políticas, de abrir un tiempo nuevo en Cataluña. Y yo me ofrezco para este tiempo nuevo en Cataluña. –¿Puede entender, precisamente, que este votante que anhela un cambio, que quiere cerrar esta década perdida, se sienta enojado al ver cómo el candidato Puigdemont se presenta y está en disposición, si los números le dan, de recuperar la Generalitat? ¿Entiende que esto puede generar desconcierto en el potencial votante socialista que se ve casi de vuelta a 2017? –No estamos de vuelta a 2017. Me parece que estamos en 2024, con un tiempo distinto. Y las elecciones son una ocasión para que la ciudadanía de Cataluña hable con claridad respecto a qué camino quiere tomar. Ya vimos lo que dio de sí 2017, ya vimos que han dado de sí estos últimos diez años. El balance es lamentable. Es un muy mal balance. Me parece que es justamente una oportunidad para que de una forma muy nítida, muy clara, muy democrática, mediante el voto, los ciudadanos se pronuncien respecto a qué camino quieren tomar y qué camino quieren ya dejar atrás. Yo les invito a que sí lo hagan y solicito su apoyo para abrir esta nueva etapa. Si es que están de acuerdo en que hay que abrir una nueva etapa en Cataluña, creo que mi opción es la que puede liderar este nuevo periodo con más garantías.–¿La concesión de una amnistía que no va acompañada de una rectificación, de un perdón, por parte de los amnistiados, entiende que pueda generar rechazo? Un 40% de votantes socialistas no la aprueba.–Puedo entender que haya gente que tenga desconfianza respecto a esta medida, pero tengo el convencimiento de que es una medida acertada, un acto de generosidad de una democracia sólida y fuerte como es la española. Y perdonar no es olvidar. Perdonar es un gesto para construir el futuro. Pero no es olvidar. Yo creo que ser generoso es siempre positivo. Y puedo entender la desconfianza, pero también apelo justamente a que la forma de superar esto es dejando atrás estos diez años perdidos. –¿Qué afectación cree que puede tener en la campaña todo el episodio en torno al presidente Pedro Sánchez? ¿Perjudica o beneficia al PSC?–De entrada, no sé el efecto que pueda tener, si es que lo tiene, más allá de que, evidentemente, ha centrado la atención de muchos ciudadanos durante unos días. La consecuencia de esto ha sido que se ha abierto, y para mí también esto es positivo, una reflexión colectiva en torno a la forma de hacer política y sus límites. Nosotros siempre hemos estado a favor y hemos intentado practicar una política que hemos llamado útil, entendida como una política de servicio público, serena, educada, respetuosa, que tenga respeto por el adversario, y en eso vamos a seguir. –¿Qué parte de responsabilidad tienen el Partido Socialista y la izquierda en este clima que denuncian? Hace pocos días el ministro Óscar Puente llamó fascista, literalmente, a un director de un periódico, y Rita Maestre llamó nazis a lo concejales de Vox.–Con mucha humildad digo que la praxis política que nosotros intentamos desarrollar aquí en Cataluña intenta ser muy respetuosa con todo el mundo. Intenta, además, ser constructiva, parte de la concepción de la política como servicio público, no como una lucha descarnada por el poder sin límites. –Uno de los asuntos que está ocupando la campaña es el de la financiación. Usted propone un consorcio tributario mixto entre la Generalitat y el Estado que llegue a recaudar el 100% de los impuestos. ¿Esto no es un paso intermedio hacia el cupo?–No, esto es cumplir con el Estatuto, que es una ley orgánica del Estado que ha pasado el filtro del Tribunal Constitucional, y como toda ley tiene que aplicarse. Y yo propongo hacerlo con lealtad entre ambos gobiernos, el español y el catalán, con un espíritu constructivo, pero aplicando la ley. –Un matiz, el Estatuto lo que dice es que este consorcio recaude los impuestos propios, no todos.–Pues empecemos por aquí, aunque en el horizonte puede llegar a recaudar todos los impuestos si la fórmula funciona bien, como creo que funcionará.–Esa lealtad para que funcione el consorcio tributario mixto puede alterarse si cambia el gobierno, por ejemplo si lo hace Junts. Entonces hemos convertido ese mecanismo en el cupo.–No, son cosas distintas. Y yo he sido claro al respecto. Yo propongo cumplir el Estatuto vigente. En todo caso, hay que establecer mecanismos para asegurar que hay una lealtad que se va a mantener por parte de todos. No tengo ninguna duda de que se puede hacer.–También con respecto a la financiación, usted plantea el principio de ordinalidad, algo contrario a la solidaridad, al principio de redistribución.–Yo no defiendo ningún privilegio, ni para Cataluña ni para ningún territorio. Mi manera de ver las cosas es que todos tenemos que tener los mismos derechos y deberes y que tiene que haber un principio de solidaridad y ayuda, pero me parece que esto es perfectamente compatible con defender que uno no puede ser el tercero en aportar y el decimocuarto en recibir. Porque esto es un drenaje a la capacidad de seguir aportando a la prosperidad común. Me parece que esto es entendible y no soy partidario de normas fijas. Es un desequilibrio que me parece que cualquier territorio que lo sufriera también lo diría. Y yo me propongo corregirlo de una forma progresiva.–¿Cómo valora la posible absorción de Banco Sabadell por parte del BBVA? ¿Un símbolo más de la pérdida de pujanza de la economía catalana?–De entrada, respeto máximo por cualquier operación corporativa dentro de la legalidad, pero mi preocupación en estos momentos es que esto no perjudique ni al ciudadano ni, en este caso, signifique una disminución del peso relativo que tiene Cataluña. Y sí, hablamos de una década perdida, en la que Cataluña ha estado muy por debajo de lo que puede ser. Cualquier indicador que se escoja arroja un mal resultado, el balance es muy malo. En 2017 Cataluña dejó de liderar la economía española, y eso es el resultado de tener prioridades equivocadas y tener gobiernos que no han hecho bien su trabajo. Noticia Relacionada Vox en Cataluña estandar Si Ignacio Garriga: «Considero a Illa el líder de un partido separatista más» Daniel Tercero El candidato al 12M aborda en ABC la actualidad catalana de cara a los comicios autonómicos–En una entrevista hace unos días dijo que está a favor de la inmersión.–Nuestra posición quedó reflejada en la ley que regula el uso de las lenguas oficiales en la enseñanza obligatoria, que estipula que el centro de gravedad de la enseñanza es el catalán y que el castellano, por primera vez, gracias a nuestra participación, tiene un carácter de lengua vehicular. Y que son, eso es lo que dice la ley, los equipos docentes de cada zona educativa, de cada centro, los que en función de la realidad sociolingüística de su entorno, deciden qué proporción de las dos lenguas se tiene que enseñar. Nos parece que eso es el camino, por tanto, si uno se refiere con la palabra inmersión a esto, pues en eso estamos de acuerdo. –¿Cuál es la primera medida política que tomará si es ‘president’?–Un decreto ómnibus para hacer frente a todas las inversiones necesarias para la sequía y nombrar un comisionado del autogobierno que, como primera medida, haga una auditoria para diagnosticar la situación de los servicios públicos y ver cómo los ponemos al máximo nivel.

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