En la primera jornada de su visita de Estado, los discursos y declaraciones de Xi Jinping, presidente de China; Emmanuel Macron, presidente de Francia ; y Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tuvieron una franqueza no exenta de brutalidad irónica, iluminando desacuerdos profundos.Ante la evolución del comercio mundial, dominado por un duelo entre China y EE.UU., y los llamamientos al «refuerzo de la confianza estratégica» del presidente chino, Úrsula von der Leyen respondió una franqueza poco diplomática: « La Unión Europea no dudará en tomar decisiones duras y difíciles para defender su mercado . No podemos soportar que nuestros mercados sean inundados por los productos chinos».Francia y la gran mayoría de los Estados miembros de la UE estiman que el proteccionismo agresivo y subvencionado es una violación flagrante de las normas convencionales del comercio mundial. Los portavoces oficiales del presidente chino, por el contrario, repiten una y otra vez que «Europa debe evolucionar». Macron ha reconocido que los miembros de la UE no siempre tienen la misma posición ante China. Detalle que Xi utiliza por llamar a la convergencia chino-rusa, que solo atiza las divisiones europeas.Noticia Relacionada opinion Si El ‘déjà vu’ de Xi Jinping en Europa: callar las críticas con su mercado Pablo M. Díez Para aplacar las tensiones políticas y comerciales y que la Unión Europea no siga a pies juntillas a Estados Unidos, el presidente de China vuelve a prometer la quimera del mayor mercado del mundoUn coche eléctrico chino vale unos 30.000 euros . Un coche eléctrico europeo vale 50.000 euros. «¿Puede la UE privar a los consumidores europeos de esa diferencia de precios?», preguntaba sonriente un consejero diplomático chino a varios periodistas europeos.DesequilibriosAnte el mismo problema de fondo para toda Europa, Bruno Le Maire, ministro de Economía, declaraba la mañana del lunes, al final de un debate franco-chino sobre el nuevo comercio mundial: «No podemos hablar de relación equilibrada entre China y Europa, cuando el proteccionismo y los excedentes comerciales están en Pekín y los déficits en Europa ». Emmanuel Macron, por su parte, intentaba serenar la franqueza de ambas partes, con este comentario: «El futuro de nuestro de nuestro continente depende de nuestra capacidad para desarrollar de manera equilibrada nuestras relaciones con China».Equilibrio que Pekín, segunda potencia económica mundial, detrás de EE.UU., el gran rival planetario, entiende a su manera. Zhang Weiwei, comunista de extrema derecha, consejero íntimo del presidente Xi Jinping, resumía este lunes su opinión con esta sentencia: «Hace treinta años, los asiáticos veían Europa como una zona de paz y prosperidad. Ahora piensan otra cosa». Frase despectiva de una franqueza nada diplomática, cuando Xi se dejaba cortejar por Macron ante el abismo militar de la guerra de Ucrania y su incierto futuro.En la cena de gala, en el Elíseo, en honor de Xi Jinping y su comitiva, celebrando el sexagésimo aniversario de las relaciones franco-chinas, Macron volvió a insistir en el puesto capital de Pekín como interlocutor privilegiado con Moscú . El presidente chino agradeció la deferencia francesa, pero dejó que sus portavoces oficiosos filtraran una posición siempre favorable a la Rusia de Putin, cuya agresión contra Ucrania nunca ha sido condenada en Pekín.Hablando con ironía hacia Europa, Zhang Weiwei, consejero íntimo de Xi, dejaba caer ante un grupito de periodistas y diplomáticos, tras una conferencia bilateral previa a la cena en el Elíseo: «Occidente, EE.UU. y Europa quieren aislar a Rusia. Pero es el resto del mundo el que aísla a Europa. Putin fue el primer dirigente mundial en elogiar las Rutas de la Seda y es muy posible que visite Pekín próximamente».«Occidente, EE.UU. y Europa quieren aislar a Rusia. Pero es el resto del mundo el que aísla a Europa», dijo Zhang Weiwei, consejero íntimo de XiDurante la cena, en el Elíseo, Macron volvió a agradecer a Xi su compromiso de no vender armas a Rusia, esperando creer que el líder chino calme los ardores marciales del presidente ruso.Sin embargo, la gira europea no confirma tal esperanza. Bien al contrario. Tras Francia, Xi visitará Serbia y Hungría, países abiertamente prorrusos, alejados y hostiles a las posiciones ‘marciales’ de Macron , dispuesto a poner el arma nuclear francesa al servicio de un proyecto de defensa europea.Las elecciones serbias del diciembre pasado confirmaron el alejamiento político y diplomático de Belgrado de una UE que había llegado a soñar con el ingreso serbio en la Unión.En París, el presidente chino coquetea irónicamente con Macron, que espera su apoyo para flexibilizar a Puti n. En Belgrado y Budapest, apoya a los aliados de Moscú contra Europa occidental, esperando recibir al presidente ruso próximamente, en Pekín, como aliado privilegiado.
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