La única ventana es estrecha, de apenas tres palmos de ancho, y la luz se cuela entre unos barrotes a ras de suelo para iluminar una estancia pequeña. El baño es diminuto, con una bañera encajada que no mide más de un metro y apenas espacio para el inodoro. Este bajo, en un barrio de pisos antiguos y locales comerciales reconvertidos en el distrito de San Blas-Canillejas, está patas arriba. Aunque no dispone de cédula de habitabilidad , el propietario lo reforma para ponerlo otra vez en alquiler, por 550 euros al mes. Hace diez años, cuando la crisis inmobiliaria derrumbó los precios, esa misma cantidad permitía costear un piso pequeño, una casa en condiciones en Madrid capital. Dos obreros trabajan en el local de San Blas-Canillejas, una reforma exprés en la que el dueño ha invertido 12.000 euros. «En negro, claro, porque el IVA del 21% es muchísimo», reconoce el contratista, que enseña los azulejos «buenos» con los que revestir las paredes desnudas del baño. «Tendrá una cocina completa, toda montada», gesticula en el pasillo corto y angosto, donde se apilarán la nevera, la lavadora, un microondas. En el salón-habitación, que se cubre con dos zancadas y media, «hay humedades» que taparán con un pladur específico, y la ventana alargada se ampliará, hasta medir «1,40 por 1,50» metros. «El antiguo propietario empequeñeció la ventana, lo tenía alquilado pero estaba destrozado y yo no iba a alquilar una cosa que esté en mal estado. Se salía el agua de los grifos… ¿cómo voy a alquilar algo así?», dice por teléfono el arrendador, Cándido (nombre ficticio). Pretende cobrar unos 600 euros mensuales por esos 32 metros cuadrados reformados, pero el problema está en el mercado, en que haya cuchitriles por 700 euros al mes, en que haya inquilinos que los paguen porque no existan más opciones, en que locales comerciales se conviertan en cuestionables viviendas porque la oferta inmobiliaria de la ciudad es escasa . Noticia Relacionada estandar Si Almeida congela las licencias a pisos turísticos un año, mientras diseña la nueva norma para regular el sector Cris de Quiroga El Ayuntamiento de Madrid aprueba una batería de medidas para «equilibrar» el mercado, con un 93% de apartamentos ilegales—No alquilo a latinoamericanos.—¿Por qué?—Porque ya me han contactado dos para venir con toda su familia, con su mujer y su hijo, y les he dicho que ahí no pueden vivir, que es para una sola persona.La única desventaja, prosigue Cándido, es que este estudio de 30 metros cuadrados está registrado como local comercial . «No sé por qué… Que esté escriturado como local significa que no se puede empadronar uno», explica. Por eso busca estudiantes a quienes no les importe ese detalle y cuya estancia, preferiblemente, se alargue al menos un año, como «un francés interesado que lo quiere para nueve meses». Al principio pedía 550 euros mensuales, pero en unos días lo subió a 650 euros. «Me está escribiendo mucha gente», insiste, «estudios en esos precios no hay, si te fijas, no hay». Un estudio en alquiler que no supera los 30 metros cuadrados, en San Diego, uno de los barrios más vulnerables de Madrid ABCEs cierto. El mismo día de la conversación con Cándido, a mediados de abril, una búsqueda en Idealista apenas arrojó cuatro estudios en la capital por 600 euros al mes o menos. Este lunes 6 de abril, de las 8.188 viviendas en alquiler en la ciudad, el portal inmobiliario solo recogía nueve estudios y dos pisos en San Diego , uno de los barrios más vulnerables de Madrid, que no rebasaran los 600 euros mensuales, con un precio medio de 21,60 euros el metro cuadrado. Casi el doble que hace una década. Dos semanas después de la llamada, Carlos retiró el anuncio: consiguió alquilar su local reformado.Del mínimo al máximoEn diciembre de 2013, el precio del alquiler en Madrid tocó su mínimo histórico; el exceso de oferta, la poca demanda y los problemas de crédito estrangulaban el mercado inmobiliario. Hoy las tornas han cambiado, el desequilibrio entre la oferta y la demanda se ha invertido. «Resulta complejo comparar los mercados inmobiliarios de hace una década y el actual, pero están directamente relacionados», asegura el portavoz de Idealista Francisco Iñareta. El año 2013 fue el peor de la crisis iniciada en 2007 y un punto de inflexión para encarar la recuperación. «En aquel momento el alquiler no estaba en la agenda, sino que el debate giraba en torno a los problemas de muchas familias que no podían hacer frente a sus obligaciones hipotecarias y en el que el precio de la vivienda no cubría el importe que aún se debía al banco», especifica Iñareta.Las hipotecas impagadas se acumulaban, decenas de miles de viviendas hundieron cajas de ahorro y nació la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) para vender todos esos activos problemáticos. «Es en este momento también cuando desde el gobierno de Mariano Rajoy se da un empujón a las socimis, para profesionalizar el mercado del alquiler y conseguir que gran parte de esas viviendas lleguen al mercado del alquiler», explica el portavoz del portal inmobiliario. A lo largo de esta última década, la demanda de arrendamiento ha crecido y los precios se han disparado, salvo durante el paréntesis pandémico. 31,25 m2 Precio del metro cuadrado Según los datos de Idealista, hoy 600 euros permiten costear una ‘vivienda’ de 30 metros cuadrados; en 2013, con esa misma cantidad se podía alquilar un piso de 53 metros cuadradosA pesar de tratarse de dos contextos diferentes, en 2013 y 2024 los principales afectados son los mismos. Los jóvenes con un salario que no les permite emanciparse a menos que acepten estudios minúsculos a cambio del grueso de su sueldo, y las familias vulnerables que persiguen alquileres asequibles y se hacinan en 40 metros cuadrados. Según las cifras que maneja Idealista sobre la evolución de precios en la ciudad, 600 euros mensuales permiten costear hoy una vivienda de 31,25 metros cuadrados . Con ese mismo dinero, en 2013 se podía alquilar un piso de 53,57 metros cuadrados; una casa pequeña, con habitación, salón, cocina y baño, todas las estancias diferenciadas. El mercado del alquiler en Madrid ha saltado del mínimo histórico, 11,1 euros el metro cuadrado en diciembre de 2013, al pico máximo, 19,2 euros el metro cuadrado este pasado mes de abril. Por eso se ofertan zulos mal iluminados, muchos ni siquiera destinados a uso residencial. O casas partidas, divididas en un pedazo apenas habitable, donde empotran un baño y una cama para estudiantes. O trasteros bajo tierra, con una ventana estrecha en lo alto, justo al nivel del suelo. Es un mercado «con la oferta de viviendas disponible cayendo a doble dígito un año tras otro, con los precios subiendo con fuerza y con una enorme ansiedad entre las familias que necesitan una vivienda, que ven cómo tienen que competir con otras decenas de familias por la misma vivienda», ejemplifica Iñareta, y remarca que se necesita un «cambio de rumbo que aumente la oferta y comience a destensar los precios». Un colchón encajado en un estudio abuhardillado de Lavapiés que se alquila por 600 euros mensuales ABCMientras llegue ese giro de timón, los inquilinos a veces se enfrentan a casos inverosímiles. El dueño de un apretado estudio en el barrio de Ventas pide 650 euros al mes y una lista abrumadora de requisitos económicos : contrato laboral indefinido, las tres últimas nóminas, dos meses de fianza, el mes en curso. Y uno más:—¿Cuenta con ahorros que pueda demostrar superiores a 3.000 euros?—¿Es necesario todo eso para un alquiler de 650 euros?—Son requisitos de la aseguradora y el propietario. Un estudio de 25 metros cuadrados que alquila Uniplaces por 600 euros al mes y que no se puede visitar ABCOtros estudios, de 25 metros cuadrados por 600 euros al mes (donde el colchón apenas se distancia un par de metros de la cocina, donde el baño es tan estrecho que parece difícil sentarse en el váter sin chocar con la pared), ni siquiera se pueden visitar, como los que gestiona Uniplaces: «Nosotros verificamos la vivienda y tomamos fotos para comprobar su autenticidad». Lo tomas, por 600 euros, o lo dejas.
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