Historiadores de Sevilla se rebelan contra las ‘nuevas’ Atarazanas de Vázquez Consuegra

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Historiadores de Sevilla se rebelan contra las ‘nuevas’ Atarazanas de Vázquez Consuegra

Las obras de rehabilitación en las Atarazanas de Sevilla, siguiendo el proyecto de Guillermo Vázquez Consuegra , se están llevando a cabo bajo un secretismo inusual en actuaciones de esta envergadura en edificios históricos, por eso cualquier fotografía que trasciende a la luz pública sobre el desarrollo de esta intervención, como las últimas difundidas por ABC, suscita un nuevo debate en la ciudad. Este periódico ha pulsado la opinión que le merece lo que ven, porque son pocos los que han tenido la suerte de visitar los viejos astilleros alfonsíes, a expertos en historia, arquitectura y patrimonio de Sevilla. Mayoritariamente coinciden a la hora de cargar contra lo que consideran que es una reinvención en lugar de una restauración en este inmueble medieval.Pablo Emilio Pérez-Mallaína es, sin duda, el mayor especialista sobre el astillero medieval y autor de la obra de referencia ‘Las Atarazanas de Sevilla’, un recorrido exhaustivo por su historia en más de setecientas páginas. Además, ha sido uno de los pocos afortunados que ha podido conocer ‘in situ’ el proyecto de rehabilitación.Sus impresiones sobre el proyecto son mixtas, «hay cosas que me gustan y otras que no », señala, aunque sí considera que la intervención del arquitecto ha «desvirtuado mucho la imagen de un edificio medieval que se ha convertido en moderno, que también tiene sus ventajas y bellezas, pero ha desvirtuado el antiguo ambiente del inmueble que se debía haber consolidado como catedral civil», a diferencia de lo que ha sucedido en otras intervenciones, como la que se realizó en las Atarazanas de Barcelona.Como historiador reconoce que se inclina más por una intervención «más conservacionista» , con el objetivo de que tuviera «un aspecto más parecido a los primeras etapas del edificio, cuando tenía ese aspecto oscuro y misterioso, un poco romántico, y eso se ha perdido», afirma en referencia a la apertura de las Atarazanas a la calle Dos de Mayo y que contará con un cerramiento de rejas, que permitirán la visión del interior del monumento. «Eso tiene como ventaja , que la van a conocer mejor los sevillanos».«Ahora las Atarazanas son de Alfonso X El Sabio y de Vázquez Consuegra» Pablo Emilio Pérez-Mallaína HistoriadorEn esa ambivalencia se mueve el veredicto de Pérez-Mallaína, que señala entre las cosas que «están bien» de la intervención de Vázquez Consuegra que el suelo se ha cubierto con unas planchas de hormigón o cemento que están puestas sobre la tierra, que permiten, si hay que hacer una restauración o una excavación, que se puedan quitar con facilidad». También señala como positiva «la restauración de los arcos » del edificio y, en la zona de la parte del XVIII, de «unas salas de exposiciones magníficas, perfectas para contar la historia de las Atarazanas, que es también la historia de Sevilla», explica este profesor emérito de Historia de América de la Universidad de Sevilla.Las escaleras mecánicas«Lo que no me parece tan bien, aunque puedo entenderlo, es que no han excavado las naves a la altura original, que ahora están como en el siglo XVI», señala, antes de indicar que hay otras cosas que «no comprendo: esa escalera mecánica que han puesto. Se tendrían que haber buscado soluciones para eso. La escalera es más grande que las de El Corte Inglés . El mirador también es precioso, pero hay que subir por dos escaleras mecánicas».Lo que parece resumir mejor la opinión de Pérez-Mallaína es la inclusión de cubiertas metálicas en el edificio. «Siempre hay una discusión entre los arquitectos, que quieren dejar su sello , y los historiadores, que son más conservacionistas. Y, desde luego, Vázquez Consuegra ha dejado su sello. Ahora las Atarazanas son de Alfonso X El Sabio y de Vázquez Consuegra».En definitiva, concluye este historiador, «no estoy descorazonado con la obra que se ha hecho, porque el edificio se consolidará, no se caerá y lo conocerán los sevillanos, pero lo hubiera hecho desde un punto de vista más conservacionista que permitiera acercarse más a su pasado. Esto es un edificio nuevo de Vázquez Consuegra , dicho con toda mi admiración por la obra de este arquitecto».Una restauración modélica: las Atarazanas… de BarcelonaRamón María Serra, especialista en Historia de América, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, cree que las Atarazanas se tendrían que haber restaurado « respetando la visión histórica que tuvieron . Ya se destruyó bastante cuando las primeras naves pasaron a Hacienda, parte al Hospital de la Caridad y parte al antiguo cuartel de Artillería». En ese sentido, Ramón María Serrera es partidario de haber planteado «una mesa con especialistas : arquitectos, historiadores, restauradores y expertos en temas turísticos para que se estudiaran ideas para ver cómo se pueden explotar culturalmente las naves, porque aquello es espectacular».Como ejemplo de lo que se podría haber hecho pone como ejemplo la restauración «modélica» de las Atarazanas de Barcelona o la Fábrica de Tabacos de Sevilla , que «se ha convertido en el centro universitario más importante que tiene España en cuanto a edificio. También ha tenido un buen uso la reforma del Hospital de las Cinco Llagas (actual Parlamento de Andalucía)».«Sevilla no ha asimilado todavía la grandeza artística de su propio pasado, como pasa con Venecia o Florencia» Ramón María Serrera HistoriadorLo que no entiende este historiador que se haya dejado las Atarazanas en manos de «una sola persona , imponiendo siempre su criterio», algo que no es la primera vez que hace, recuerda, «porque ya introdujo elementos modernos en San Telmo , esa era la gran novedad de la restauración. Y modernizar significa meter elementos metálicos», similares a los que se han introducido a la intervención de las Atarazanas.El concepto de las restauraciones, en cambio, mantiene Serrera, «es tratar de recuperar las obras de arte y arquitectónicas para mostrarlas como realmente fueron concebidas». El problema de fondo , explica, es que «Sevilla no ha asimilado todavía la grandeza artística de su propio pasado, como pasa por ejemplo con Venecia o Florencia, y tiene la obligación de hacerlo».Enriqueta Vila, doctora en Historia de América por la Universidad de Sevilla y académica, ha seguido muy cerca el proyecto para recuperar las Atarazanas. Vázquez Consuegra le enseñó personalmente su primer proyecto hace una década. Y le gustó, pero desde Adepa le llamaron la atención sobre una cuestión «importantísima»: «Para reforzar los pilares le iban a meter unos micropilotes de un arco a otro para sujetarlo y eso no tenía vuelta atrás». Entonces llegó la paralización de la obra, la judicialización y el posterior acuerdo a tres bandas Cultura-Caixa-Adepa . «Me parece un espanto. Y eso es lo que no queríamos, nada que cambiara la vista de un monumento del siglo XIII en Sevilla» Enrique Vila Historiadora«Cuando vi la foto en el ABC con esa tela metálica blanca que le ha puesto (el arquitecto) encima del techo de los arcos me creía que eran restos de la obra, pero eso se va a quedar ahí. Llamé a Adepa y le dije que eso no se podía permitir. Pero se ha permitido», lamenta la americanista sevillana. En este sentido, asegura que le quita toda la perspectiva que tienen esas naves, lo que califica de «cosa tremenda» . Admite que los efectos de las obras en la iglesia y el hospital de la Caridad «ha sido un contratiempo grande». «Antes de cavar ahí hay que tener cuidado, pero se puede cavar en otra nave que no dé a la Caridad». Así lo entiende Enriqueta Vila, pero « lo del techo no tiene nombr e . Me parece un horror y un sacrilegio. No había que tocarlo, sino limpiarlo y quitar los muros que dan a la calle Dos de Mayo. Si es según la foto como va a quedar finalmente, me parece un espanto. Y eso es lo que no queríamos: escaleras eléctrica… nada que cambiara la vista de un monumento del siglo XIII en Sevilla». Al menos le queda el consuelo de que se evitó que Vázquez Consuegra ejecutara su primera idea, «una gran terraza con vistas a Sevilla y con un restaurante». «Comprendo que un arquitecto contemporáneo busque un sentido contemporáneo, pero había que buscar un equilibrio entre la rehabilitación y poner su sello» Teodoro Falcón Historiador del ArteEn la línea de Ramón María Serrera se pronuncia Teodoro Falcón, catedrático emérito de Historia del Arte. El solar que ocupaban las 17 naves de las Atarazanas es una de las manzanas más «adulteradas» de la historia de Sevilla : Hacienda, el cuartel de Artillería, el hospital de la Caridad. Por lo que ya se parte de una adulteración histórica.Sobre la intervención de Vázquez Consuegra, que ha declinado dar su opinión a ABC, este investigador de la historia de la arquitectura andaluza reconoce que «no va a descubrir ahora» a un arquitecto de reconocido prestigio internacional y de proyectos contemporáneos, incluso de restauración como el de San Telmo. Las Atarazanas era « un edificio medieval que había que conservar, restaurar y adaptarlo a los usos culturales». Había que buscar un equilibrio entre lo medieval y lo contemporáneo, donde surgen «las discrepancias». MÁS INFORMACIÓN noticia Si Vázquez Consuegra reinventa las Atarazanas« No soy partidario de intervenciones agresivas », ha reconocido en comparación al trabajo del Vázquez Consuegra, cuyo proyecto, por ejemplo, no ha bajado la cota de los pilares para «descubrirlos». «Se han perdido las cubiertas». Por tanto, rechaza «todo lo que sea (intervención) agresiva e impactante en una zona monumental», como ha ocurrido en las Atarazanas. Las nuevas cubiertas «chirrían» . Su forma de definirlas gráficamente. «Comprendo que un arquitecto contemporáneo busque un sentido contemporáneo, pero había que buscar un equilibrio entre la rehabilitación y poner su sello». Esto ha pasado siempre en la Historia del Arte y la Arquitectura. La torre almohade de la Giralda se coronó con un campanario renacentista. El objetivo tiene que ser buscar un equilibrio adecuado. Por último, Teodoro Falcón insiste en que en las Atarazanas no se ha llevado a cabo un proceso de rehabilitación o conservación. «Todo lo que sea salirse de ahí para darle un nuevo uso, hay que hacerlo siguiendo unos criterios para que no rompa la trama urbana». Sobre las cubiertas: «Entra dentro de la libertad del diseñador y tiene las autorizaciones de Patrimonio y Urbanismo. Corresponde a una intervención del siglo XXI. Lo que pasa es que puede sorprender» José María Cabeza Aparejador y restaurador«Para mí no es una restauració n , es una rehabilitación de un espacio que ha estado abandonado durante décadas». Son las palabras de José María Cabeza, académico, arquitecto técnico y restaurador. No obstante, distingue dos aspectos porque la intervención se sostiene por el proyecto de Vázquez Consuegra, que fue aprobado por la Gerencia de Urbanismo y la Comisión de Patrimonio, pero «no cumple con los objetivos completos que había firmado la Consejería y la Caixa con Adepa en el juzgado». Recuerda las razones sobrevenidas como el colector de la Caridad que originó fisuras y grietas importantes o la sorpresa de que las Atarazanas primitivas no alcanzaban los cinco metros de profundidad que se presupusieron en el estudio arqueológico. En definitiva, « no abarca todo lo que pone en el proyecto ». Sobre la foto de las cubiertas publicada por ABC, Cabeza explica que «era un elemento muy simple, una cubierta de dos agias por cada nave. Las cubiertas que nos llegan no son las originales ni tienen un valor destacado». Reconoce que el efecto que ahora produce desde las alturas «puede sorprender» , pero precisa que es un nuevo uso que está dando en ese espacio. «Entra dentro de la libertad del diseñador y tiene las autorizaciones de Patrimonio y Urbanismo. Corresponde a una intervención del siglo XXI. Lo que pasa es que puede sorprender, pero dentro de unos meses, el sevillano se habrá acostumbrado y lo encajará como pasó con las Setas, porque Sevilla es muy proclive a esto». Pese a las diferencias con el proyecto, José María Cabeza se muestra de acuerdo con la intervención llevada a cabo en las Atarazanas: «Da vida a un espacio que desde décadas ha estado cerrado. El uso es temporal, los espacios van cambiando». Si tiene que recriminar algo es que no lo haya realizado la propiedad, la Junta de Andalucía, porque es un edificio público, y no entregarlo a una entidad privada con intereses comerciales. Son más de 14.000 metros cuadrados para una entidad comercial, es «un poco lamentable» y demuestra « el nulo interés de la Administración autonómica por el patrimonio de Sevilla».«El responsable último de la conservación del bien es el propietario (Junta de Andalucía), no el profesional que ejecuta el proyecto» Andrés Luque Historiador del ArteJosé María Cabeza fue durante décadas el máximo responsable del Alcázar de Sevilla , puesto que ocupa ahora Andrés Luque, historiador del Arte. Como tantos otros, tampoco ha visto la evolución de los trabajos en las viejos astilleros del Arenal, pero sí las fotografías que han ido desvelándose, alguna de las últimas por el propio arquitecto en un foro en Italia, no en España. Y en base a ella afirma con rotundidad que « no es una restauración, es otro cosa ». Para rehabilitar una obra de arte hay que seguir unos criterios establecidos, que fijan una vía conservativa o historicista . La iglesia del Salvador es ejemplo de la primera, donde no se añadió nada. En el Hospital de las Cinco Llagas, hoy sede del Parlamento de Andalucía, se llevó a cabo una restauración del segundo modelo, que permitir intervenir conforme a lo que se ha mantenido de la obra. Allí se construyó una torre que faltaba siguiendo el modelo de la que había. «Se mantiene la unidad». En las Atarazanas el arquitecto «está creando» unas nuevas Atarazanas . Y vuelve a poner un ejemplo de una restauración. Un crucificado del siglo XVII de Sevilla presentaba tres capas de policromías. Las catas evidenciaron que la más antigua no podía recuperarse, en cambio la segunda sí. Así se hizo. El cristo volvió a la policromía del siglo XVIII. Lo que no era viable era crear una nueva policromía, la cuarta, en un proceso de restauración. Es lo que ha pasado en las Atarazanas, que se «ha distorsionado» un edificio del siglo XIII. No obstante, Andrés Luque entiende a los defensores de la combinación de la arquitectura antigua con la contemporánea, y hay muestras satisfactorias de ello, como San Clemente, «donde no se altera un edificio antiguo». Aquí, en las Atarazanas, se altera «con cubiertas que afectan a las estructuras originales ». Desde un punto de vista creativo no pone un pero al trabajo de Vázquez Consuegra, pero se reafirma en que restaurar es «otra cosa» . El arquitecto está «interpretando» la restauración de naves del siglo XIII que nada tiene que ver con el siglo XIII y «el arquitecto lo sabe». Luque vuelve a insistir en que no le pega al arquitecto en su trabajo desde el punto de vista del uso, pero igualmente reitera que no cumple de conservación y restauración. Por último manda un mensaje en otra dirección. « El responsable de la conservación del bien es el propietario (Junta de Andalucía), no el profesional que ejecuta» el proyecto.

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