Sanz presentará el presupuesto en junio y planea una cuestión de confianza

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Sanz presentará el presupuesto en junio y planea una cuestión de confianza

El alcalde de Sevilla tiene ya marcada la hoja de ruta para sacar a su gobierno del bloqueo político al que se ha visto sometido. José Luis Sanz tiene claro que no va a integrar a Vox en el gobierno , desmintiendo el supuesto pacto que ha deslizado la formación de Santiago Abascal, y ha planteado una estrategia con la que pretende tener aprobados los presupuestos antes del verano, herramienta crucial para poder llevar a cabo su proyecto en la ciudad. Lo primero que hará Sanz será convocar un Pleno extraordinario en la primera semana de junio para la aprobación de los mismos presupuestos que durante meses le ha venido rechazando la oposición. Si como se prevé no se aprueban, en el PP barajan someterse a una cuestión de confianza vinculada al presupuesto. Se trata del último recurso legal que tienen los ayuntamientos para evitar la paralización de su acción de gobierno, teniendo en cuenta que no puede haber adelantos electorales como en las administraciones estatal y autonómica, y por la que pueden resultar aprobadas de forma automática las cuentas o, en el caso contrario, derivar en una moción de censura y un cambio de alcalde. Esto obligará a Vox a decidir entre el PP o el PSOE en última instancia, aunque antes los socialistas tiene en su mano evitar la influencia de Vox, que tanto critican, absteniéndose en la votación del presupuesto en junio.La maniobra requiere un mecanismo que está definido por la ley. Los concejales tendrán que votar en Pleno ‘sí’, ‘no’ o la abstención. Sanz necesita tener más votos a favor que en contra, por lo que la abstención de un partido desbloquearía la situación. Si logra el respaldo mayoritario, los presupuestos quedarían aprobados automáticamente. Sin embargo, si en la actual coyuntura del Pleno municipal todos votasen en contra, el alcalde podría convocar una cuestión de confianza. Si la gana, el presupuesto se aprueba automáticamente. Si la pierde , se abriría un mes de plazo para que algún grupo municipal presentase una moción de censura con un candidato alternativo a Sanz. Es aquí donde está el riesgo en la estrategia del alcalde, siempre en la hipótesis de que Vox pudiera votar a favor de Antonio Muñoz como candidato, o viceversa, una pinza del PSOE con Cristina Peláez, algo que tendría eco nacional y repercusiones para los dos partidos.De no prosperar tampoco la moción de censura , el presupuesto quedaría aprobado desde ese mismo día. Y, en el caso de que pasado un mes desde la cuestión de confianza ningún partido presentase la citada moción de censura, también quedarían aprobadas las cuentas de forma automática. Esto supondría que desde julio podría seguir gobernando en solitario con sus propios presupuestos y prorrogarlos en los años sucesivos sin tener que hacerlo con los del anterior ejecutivo socialista y con la oposición ejerciendo un bloqueo insostenible. La situación política en el Ayuntamiento hispalense es distinta a la de las anteriores corporaciones municipales, con un Pleno mucho más atomizado por la presencia de al menos un partido más, como era Ciudadanos , que hacía de bisagra al PSOE, capaz de pactar a izquierda y derecha. En el Salón Colón casi siempre había una pinza posible. Ahora no. Y eso también hacía inviable una cuestión de confianza de Espadas o Muñoz.El inviable ‘método Almeida’ Ante el previsible rechazo a las cuentas, Sanz maduró la idea de gobernar a base de modificaciones presupuestarias, siguiendo la estela marcada por el popular José Luis Martínez Almeida durante su primer mandato en minoría en Madrid. Allí se encontró con un muro liderado por Javier Ortega Smith (Vox), que ponía como único requisito entrar en el gobierno para aprobar proyectos. Así, fue sorteando prorrogando los presupuestos de Manuela Carmena (Más Madrid) presentando modificaciones ingeniosas en las que la oposición se veía en un brete a la hora de votar. Sin embargo, Sanz ha comprobado desde principios de año que el ‘método Almeida’ aquí no funcionaría, con un PSOE capaz de votar en contra de sus propios proyectos por indicación directa de Ferraz, lo que daba alas a Vox a cavar una trinchera de cada vez mayor relevancia empujando al PP a un pacto indeseado.El ‘método Collboni’Es por ello, tras comprobar que gobernar con presupuestos prorrogados del PSOE todo el mandato será insostenible, el PP se plantea emular una estrategia que le ha funcionado al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, hace apenas unas semanas y que replicaba lo que antes había hecho Ada Colau . La comunera se sometió durante dos años a una cuestión de confianza para poder sacar adelante los presupuestos. En su primer mandato, se presentó ante un Pleno más que fragmentado y en una posición de debilidad tras haber roto en noviembre de 2017 su pacto de gobierno con el PSC a raíz, paradójicamente, de su apoyo al la aplicación del artículo 155 en Cataluña. En sus dos años anteriores no logró aprobar las cuentas y fue prorrogando las últimas mediante modificaciones presupuestarias. En 2018, todo indicaba que sí serían acordadas gracias a las abstenciones del PDECaT y ERC, sumadas al voto favorable del PSC. El todos contra todos de un pleno atomizado benefició a la alcaldesa, a un año de las municipales. Y superó el trámite, puesto que no hubo una mayoría alternativa que diera pie a otro alcalde. Se aprobaron las cuentas por la vía ‘rápida’. Esta misma estrategia la ha seguido el nuevo alcalde barcelonés, Jaume Collboni y, hace dos años, lo hizo el PP en Palencia, donde Vox tuvo que abstenerse en la cuestión de confianza y salieron adelante los presupuestos. Por lo tanto, la rapidez con la que se aprobarán los presupuestos en Sevilla dependerá del voto del PSOE en junio: si se opone tardarán un mes más que si se abstiene.

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