La excomunión de la secta que canonizó a Franco y a Primo de Rivera

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La excomunión de la secta que canonizó a Franco y a Primo de Rivera

Eran nueve, y con ganas de camorra. El 17 de mayo de 1982, mientras las campanas tocaban a rebato, el antipapa Clemente Domínguez se dirigió al corazón del convento de la Anunciación de Salamanca acompañado de sus acólitos. Según desveló el ABC de la época, el grupo, perteneciente a la secta del Palmar de Troya, lo hizo «profiriendo gritos contra Juan Pablo II» y «excomulgando a quienes no estuvieran conformes con sus doctrinas». Acabaron trasquilados, pues la muchedumbre «intentó agredirles» y «lincharles». De hecho, no habrían sobrevivido de no ser por la Guardia Civil. Porque sí, las clarisas de Belorado no han sido las únicas que han renegado del Papa. Hace un suspiro lo habían hecho también los miembros de la Iglesia Cristiana Palmaria de los Carmelitas de la Santa Faz . Y aquí va su historia.Nace la sectaTodo comenzó por obra y milagros en 1968. El 30 de marzo, cuatro chiquillas se convirtieron en el foco de los medios de comunicación cuando desvelaron que habían visto a la Virgen María en la Finca de la Alcaparra, ubicada en las inmediaciones de la aldea sevillana de El Palmar de Troya. Las niñas en cuestión tenían nombres y apellidos: Ana García, Rafaela Gordo, Josefa Guzmán y Ana Aguilera . Y, según insistieron, se les apareció sobre un árbol mientras recogían flores silvestres para adornar el altar de la capilla parroquial. «Vimos algo maravilloso. Ante nosotras, quieta, estaba una señora […]. Su cara era muy redonda y sonrosada. Tenía los ojos negros y nos sonreía. Su manto era marrón. La vimos las cuatro», explicaron en una entrevista posterior.De ahí, a la locura. Tras difundirse la noticia, miles y miles de personas acudieron a la misma zona con un doble objetivo: orar y buscar a la Virgen. Y, según ellos, vaya si ocurrió. En los meses siguientes, una infinidad de videntes locales afirmaron haberse topado con María y se autoproclamaron sus elegidos. Las apariciones –vaya el ‘presuntas’ por delante– se contaron por decenas. El 9 de abril de 1968, por ejemplo, hasta quince testigos presenciales confirmaron que una «extraña señora» de 1,80 metros de altura se había presentado ante ellos ataviada con un manto blanco y con un niño pequeño sujeto en el brazo izquierdo.Noticia Relacionada estandar No De Rojas El obispo excomulgado que acoge a las monjas cismáticas de Burgos y pide donativos en Instagram José Ramón Navarro-ParejaTras investigar los sucesos, la Iglesia se pronunció de la mano de monseñor Bueno Monreal. En mayo de 1970, el entonces arzobispo de Sevilla confirmó que, «estudiados todos los elementos» en su conocimiento «sobre estos fenómenos», la institución había llegado a la conclusión de que «no había nada sobrenatural» en ellos. Y, por si fuera poco, arremetió contra los feligreses con la porra del guiñol: «Además, existen muy serios motivos para estimar que se está produciendo una histeria colectiva de tipo supersticioso muy ajena a la verdadera devoción que puede confundir a muchas personas y causar estragos en la Fe». Para terminar, prohibió la celebración de actos religiosos en la zona, ordenó a los sacerdotes y a las diócesis que no hiciesen «acto de presencia» allí y exhortaron a los devotos a que se reafirmaran «en la palabra de Dios».De poco sirvió. En los meses siguientes, las multitudes se agolparon en la Finca de la Alcaparra y se encomendaron a aquellos videntes que, día sí y noche también, proclamaban haber sido elegidos por la Virgen. Aunque fue uno el que, sin prisa ni pausa, se alzó sobre el resto: Clemente Domínguez . Un gallego afincado en Sevilla que ABC describió en un reportaje de los años ochenta como «un seminarista frustrado» que supo «capitalizar en su favor la expectación despertada en torno a las apariciones de El Palmar» y que, a la larga, «se convirtió en el líder de aquellos que allí acudían». El nuevo culto –considerado a la postre como secta– se expandió a pasos agigantados y arribó hasta Barcelona, donde el Arzobispado clamó ese mismo año contra «algunos actos de propaganda de unas supuestas apariciones sobrenaturales».ExcomulgadosLa secta se forjó a fuego muy lento, pero constante. En 1975, sus feligreses aprovecharon una supuesta aparición del niño Jesús en la finca para levantar el que sería su gran santuario: la Basílica de El Palmar. En la actualidad, se desconoce todavía el origen del dinero con el que se construyó. Para colmo, poco después el obispo vietnamita Ngo-Denh-Thuc , por entones en guerra abierta con la Santa Sede, ordenó sacerdotes a los cuatro fundadores del credo sevillano. Una vez más, la Iglesia respondió con todas sus armas. «Se sucedieron la excomunión de algunos de sus miembros y varios procedimientos judiciales en Utrera por el uso indebido del traje seglar», desvelaba ABC en el mencionado reportaje.El cardenal Séper, prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, fue el siguiente en arremeter contra la secta. Lo hizo mediante una comunicación publicada en 1976 en la que anulaba los nombramientos de El Palmar : «Los obispos que ordenaron a otros obispos y estos mismos obispos incurrieron ‘ipso facto’ en excomunión reservada de modo especialísimo a la Sede Apostólica. La pena se aplica asimismo a los posibles presbíteros asistentes». Además, añadió que la Iglesia no reconocía «la validez de dichas ordenaciones» y que, «a todos los efectos jurídicos, siguen en la misma situación canónica que tenían antes de ser ordenados». Pero, por enésima vez, nada parecía poder terminar contra la autodenominada Iglesia Cristiana Palmaria de los Carmelitas de la Santa Faz.El cenit de este despropósito arribó en 1976. Ese año, Domínguez se quedó ciego en un accidente de tráfico que fue interpretado por sus feligreses como una señal divina. Poco después, se autoproclamó como papa Gregorio XVII y legítimo sucesor de Pablo VI . A partir de entonces, y en todo momento, Clemente quiso dar un carácter de cruzada anticomunista a su grupo. Hasta el punto de canonizar a Francisco Franco, José Antonio Primo de Rivera , Luis Carrero Blanco y Calvo Sotelo. En palabras de ABC, hizo lo propio con otros 22 caídos en la Guerra Civil del bando sublevado y con otros tantos personajes históricos como Felipe II, don Pelayo, Isabel la Católica o Alfonso X. La Iglesia católica, por su parte, contraatacó con más excomuniones.Noticias Relacionadas estandar No Historia del mar Los tres secretos del Imperio español para dominar los mares más envidiados Manuel P. Villatoro estandar No Locura en Guadalete La traición a don Rodrigo que provocó el colapso de la España visigoda Manuel P. VillatoroCuesta seleccionar los episodios más destacados de esta guerra entre la Iglesia católica y este extraño credo. Las batallas fueron demasiadas y muy cruentas. Aunque, de entre todas ellas, habría que reseñar la que se desató ya bien entrada la década de los ochenta. Allá por agosto de 1982, Clemente solicitó la inscripción de su grupo en el registro de Asociaciones Religiosas. En principio le fue denegado, pero, cinco años después, y tras cambiar el título de su máximo líder por el de Jefe, el grupo fue aceptado. Así nació, sobre el papel, la Iglesia cristiana Palmariana. Desde entonces, sus líderes han sido considerados por la Santa Sede como antipapas. Así lo confirmó José Hernández, delegado por Granada de la Comisión Episcopal de Ecumenismo:«Llamar a lo del Palmar religión es un piropo que no se merecen, no hay seriedad en este asunto. No se sabe siquiera hasta qué punto creen en lo que dicen, pero lo que sí es cierto es que se aprovechan de un grupo de personas que sí necesitan creer en ello. Sobre todo se trata de extranjeros porque, para los que están en Sevilla normalmente, es asunto que mueve a risa. No se trata ni siquiera de una secta, porque a nivel doctrinal se trata de algo insostenible; todo el montaje del Palmar es más bien mimético, imitativo con respecto a la Iglesia católica: fundan órdenes, tienen sus misas, se consagran como obispos… todo con signo ultraconservador. Pretenden en realidad ser una alternativa de Iglesia y carecen no ya del rango de religión, sino del de secta. Las otras sectas se sentirían ofendidas».«Sobre su reciente legalización puedo decir que se ha hecho de modo que se les ha obligado a eliminar toda referencia a la Iglesia católica, procurando que este mimetismo no cree confusión; en este sentido, tal vez haya sido lo mejor. Negativo sería que esta consideración, en el Registro Civil, supusiese un rango superior».Y así, hasta hoy.

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