Eran las seis y media de la mañana del 22 de mayo de 2004 cuando Letizia Ortiz Rocasolano llegaba a las dependencias de mayordomía del Palacio Real de Madrid. Se instaló en uno de los salones que Patrimonio Nacional habilitó en esa zona para ella, en el que había un biombo de tres paneles de madera y un tocador muy parecido a los que ella acostumbraba a sentarse en su última etapa como periodista en Televisión Española: con un cómodo sillón de peluquería de color blanco y un espejo del que sobresalían ocho cálidas bombillas. Luz Valero, amiga y peluquera de RTVE –que sigue a día de hoy arreglando a Doña Letizia – fue quien se encargó de supervisar el espacio días antes.En esa misma sala se encontraba el traje de novia que el célebre modisto Manuel Pertegaz había diseñado y confeccionado para Doña Letizia. La futura Princesa de Asturias se acercó a examinarlo nada más llegar. Esa pieza, que hoy se exhibe en el Palacio Real de Aranjuez, era el secreto mejor guardado de la boda, por eso la Guardia Real la custodiaba desde hacía tres días en esas dependencias. Cuando Doña Letizia comprobó que todo estaba a punto, pidió la prensa y se tomó su tiempo mientras desayunaba para leer las coberturas que los principales medios de comunicación publicaron aquel día sobre la cena que los Reyes Juan Carlos y Sofía habían ofrecido la noche anterior en el Palacio Real de El Pardo. Aquella había sido la última velada que ella y el entonces Príncipes de Asturias pasaban como solteros.La boda real del 22 de mayo de 2004, la primera que vio Madrid en cerca de un siglo, en una selección de 50 fotos ABCEn unos días se cumplirán veinte años de aquella mañana en la que los Reyes Felipe y Letizia contrajeron matrimonio. Más de 25 millones de españoles pasaron la jornada pegados a los televisores de sus hogares para vivir lo más cerca posible de la Catedral de la Almudena y el Palacio Real de Madrid todos los detalles de un día histórico, que, según explica a este diario el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy , supuso «el origen de la continuidad de la Monarquía ». La ciudad de Madrid acogió por primera vez desde 1906 –cuando Alfonso XIII contrajo matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg –una boda de Estado. Por eso en el mes de noviembre, horas antes de que el Palacio de la Zarzuela anunciase el compromiso de Don Felipe con Letizia Ortiz, Alberto Ruiz Gallardón , que era el alcalde de la capital en aquel momento, recibió una llamada de Juan Carlos I. «Me dijo que quería que la ciudad colaborase de una forma muy especial», afirma, al tiempo que añade que Madrid «tenía no solamente que tener una logística preparada para un acontecimiento de esa naturaleza –que modificaba los usos habituales del espacio público–, sino también para canalizar lo que estábamos seguros que iba a ser, y de hecho fue, una participación popular». Se montaron dos equipos coordinados por el Palacio de la Zarzuela en los que también participaron Patrimonio Nacional y el Ayuntamiento de Madrid. Meses después, la capital sufrió el peor atentado yihadista de la historia de Europa: «Lo que nunca pensamos que fuera ocurrir, ocurrió: los atentados del 11M, donde Madrid entristeció». Alberto Ruiz Gallardón, entonces alcalde de Madrid, comparte sus recuerdos del enlace Lucía Ramírez, Juan Bitrián y Samuel González«Las calles estaban más en silencio [por el 11M] y a la gente le costaba manifestar su alegría» Alberto Ruiz Gallardón Exalcalde de MadridRecuerda Gallardón que «las calles estaban más en silencio» y que a la gente «le costaba manifestar su alegría por cualquier cosa porque sentía que el dolor de las víctimas y de sus familiares tenía que reducir cualquier tipo de participación popular». La boda de Don Felipe y Doña Letizia, según él, «fue un punto de inflexión en el que los madrileños recuperamos la voluntad de volver a encontrarnos entre nosotros y no permanecer recluidos».Don Felipe y Doña Letizia manifestaron su voluntad de que «en un día en el que celebraban un acontecimiento feliz y trascendente» para ellos, «no querían olvidar lo que había pasado en Madrid ni a las víctimas del 11M». De ahí que después de la ceremonia en la Catedral de la Almudena acudieran a la Real basílica de Nuestra Señora de Atocha, donde ofrecieron el ramo de novia de Doña Letizia. FOTOS INÉDITAS Una estructura de lona y hierro cubrió el Patio del Príncipe del Palacio Real, donde se celebró el almuerzo de la boda. En uno de los salones contiguos se instalaron 20 percheros, de los que colgaban los uniformes de los 300 camareros. En la galería de arriba, Protocolo de Casa Real ubicó a los amigos de Don Felipe y Doña Letizia en mesas de ocho personas ABCPrecisamente en la Catedral, durante toda esa mañana, el ambiente «era bonito y de celebración», recuerda Lorenzo Milá junto a su mujer Sagrario Ruiz de Apodaca , que asistieron a la boda en calidad de amigos de Doña Letizia por los años de trabajo compartidos en la redacción de Televisión Española. «Nos hizo mucha ilusión ver a Letizia vestida de novia, con ese traje tan impresionante y convertirse en la mujer del Heredero de la Corona», cuenta ella.«El tormentón»Aunque las crónicas de aquel día apuntan que asistieron entre 1.200 y 1.700 personas, finalmente la boda contó con 2.100 invitados, contando con equipos de protocolo de otras casas reales. Todos tuvieron un sitio en el almuerzo. Por motivos de seguridad y protocolo, todos ellos tuvieron que estar en la catedral a las ocho de la mañana.Desde allí escucharon «un truenazo» en cuanto Don Felipe y la Reina Sofía entraron en el templo. La lluvia impidió que la Reina Letizia, cogida del brazo de su padre, Jesús Ortiz, realizase ese mismo trayecto desde el Palacio Real hasta La Almudena a pie. La imagen de Doña Letizia saludando desde el interior del Rolls-Royce fue la primera imagen de la novia en el día de su boda. Ante la previsión de lluvia –que en ningún momento se imaginó que fuera a ser tanta– esta alternativa del trayecto la decidieron dos personas de Zarzuela y Patrimonio Nacional a las 3:30 horas de esa misma madrugada, mientras miraban el cielo desde la puerta de La Almudena.Tanto Milá como Ruiz de Apodaca coinciden con Miguel Toral (compañero de la Reina en CNN+) en que en algunos momentos vivieron con cierta «perplejidad» aquel día. Letizia, su compañera, se convertía en Princesa de Asturias. Para no olvidarlo, Toral todavía conserva el puro que le dieron de recuerdo, en cuya vitola se pueden ver las iniciales de los Reyes, además del escudo y la bandera de España. Los tres consideran que vivieron un momento «histórico» y «excepcional» que a todas luces era una boda de Estado. Esperanza Aguirre también recuerda aquel enlace como «una boda familiar» y, sobre la lluvia, se suma a Gallardón con el refrán de «novia mojada, novia afortunada».«El momento del cortejo y lo que ocurrió a esa hora climatológicamente no se nos olvidará en la vida» Fermín Arévalo Jefe adjunto de actos oficiales de Patrimonio NacionalNo hay nadie que no recuerde «el tormentón» que cayó aquel día. «El momento del cortejo y lo que ocurrió a esa hora climatológicamente, no se nos olvidará en la vida», apunta Fermín Arévalo, actual jefe adjunto de actos oficiales de Patrimonio Nacional, quien estuvo a las órdenes ese día de Fernando Fernández-Miranda, María Jesús Sanclemente, José de las Heras y José Luis González Guerra. Una anécdota que se suma a la más célebre de todas: las patadas de Felipe de Marichalar a Victoria López-Quesada al poco tiempo de comenzar la ceremonia. Tampoco se olvida la lectura de la ‘carta de San Pablo a los Corintios’ de Menchu Álvarez del Valle , la abuela de Doña Letizia. Ni lo nervioso que estaba Manuel Pertegaz, que daba vueltas sobre sí mismo en el interior del templo mientras comenzaba a llover y la Reina bajaba del coche. Cuando la novia le vio nada más entrar, le dedicó una sonrisa de afecto y gratitud. La imagen del «sí, quiero» fue uno de los momentos más emocionantes de la misa. «Ella estaba tan tranquila, parpadeando despacio… ¡qué momento!», exclama Milá, mientras admira que Doña Letizia «fuera capaz de gestionar ese momento y concentrarse en su marido» delante de tantísimos invitados y sabiendo que mucha gente en España estaba viéndola desde su casa. Sesión de fotos de la Familia Real en los jardines del Palacio Real con motivo del 20 aniversario de la boda de Don Felipe y Doña Letizia Casa de S.M. el ReyEn el Palacio Real, cuenta Arévalo que, para facilitar el movimiento de los invitados entre los salones oficiales (donde se sirvió el cóctel) y las galerías del Patio del Príncipe (lugar del almuerzo) se habilitó la escalera de damas, la escalera del príncipe, la escalera de cáceres y la de gerencia: «Todas bajaban al comedor principal. En 12 minutos sentamos a todo el mundo». Recuerda Arévalo que el trabajo que se realizó en el Palacio Real fue «una labor titánica». Desde Patrimonio Nacional quisieron que los turistas pudieran visitar la residencia oficial de los Reyes hasta casi el último momento. Por eso no se cerró al público hasta principios de mayo, cuando faltaban dos semanas para el enlace. El Patio del Príncipe se cubrió con una enorme estructura que dejó a la vista los muros de piedra del Palacio Real. Las paredes de las galerías se llenaron de tapices y los suelos se cubrieron con una tarima de madera. Sobre ella lucía la alfombra del Salón del Trono, en la que descansaba una larga mesa presidencial en forma de medio óvalo, donde se sentaron los Príncipes de Asturias junto a los Reyes y los padres de Doña Letizia, además de otras veinte personas. El gran protagonista de aquella tabla fue el adorno de sobremesa ‘Dessert arquitectónico de las Glorias de España’, que en la actualidad se encuentra en la Galería de las Colecciones Reales.Frente a los Príncipes de Asturias, casi cien mesas redondas, vestidas con manteles blancos, con la vajilla de los Reyes Juan Carlos y Sofía y la cristalería de gala Moser. Protocolo de la Casa Real ubicó allí a las autoridades del Estado y los representantes de las 38 casas reales europeas que asistieron al enlace. Arriba, en la galería, en mesas de ocho personas, se encontraban los amigos de Don Felipe y Doña Letizia, que se asomaron varias veces durante el almuerzo, sobre todo en el momento del brindis, cuando Don Felipe, Juan Carlos I y Jesús Ortiz pronunciaron unas palabras. El suelo de la planta baja del Patio del Príncipe se cubrió con una tarima de madera y alfombras de Patrimonio Nacional. Bajo la mesa presidencial, la alfombra del salón del Trono. Sobre la mesa, el ‘Dessert arquitectónico de las Glorias de España’, que se encuentra ahora en la Galería de las Colecciones Reales ABCEn la catedral y también en el Palacio Real, Patrimonio Nacional recurrió a la empresa Options España para alquilar vajillas, bajo platos, servilletas y cubiertos para 1.700 invitados. Desde Barcelona llegaron siete tráileres que también incluían 170 mesas redondas y 2.600 unidades de su icónica silla ‘Napoleón’, 900 de ellas se colocaron en los laterales de la iglesia y otras 1.700 en el convite. «En el Palacio Real contaban con mesa, mantel, servilletas y cristalería para unas 250 o 300 personas, y las pusieron frente a la mesa presidencial; el resto lo pusimos nosotros, también la cubertería para servir la comida», cuenta Hansi Batlló , consejero delegado de la compañía. Cuando el pedido ya se encontraba en el Patio del Príncipe, recibió una llamada de Carmelo Pérez , del restaurante Jockey. Con el trajín de los preparativos se le había olvidado pedir las bandejas para que los 300 camareros pudieran realizar un servicio a la inglesa: «Desde nuestra sede en París enviamos en avión 200 bandejas de plata, que llegaron a Madrid en 12 horas». Justo a tiempo. Los excompañeros de TVE Lorenzo Milá y su esposa, Sagrario Ruiz de Apodaca, acudieron como invitados Juan Bitrián y Samuel González«Las hijas son la realidad de lo que ha supuesto esta pareja. Son dos herederas del siglo XXI completamente adaptadas a la realidad de nuestro país» Lorenzo Milá Excompañero de Doña Letizia en TVEVeinte años han pasado desde que Don Felipe y Doña Letizia sellaron su compromiso con España y los españoles. «Este tiempo lo que ha demostrado es que la Monarquía salió ganando con la incorporación de Letizia Ortiz a la Institución», apunta Ruiz de Apodaca. Y añade: «Creo que hacen un buen tándem los dos. Letizia le ha dado al Rey grandes dosis de realidad. Ella venía del mundo del periodismo. Es un balance muy positivo». Milá piensa lo mismo, «sobre todo recordando las cosas que se decían entonces» sobre Doña Letizia: «Se decían muchos disparates. Con la perspectiva del tiempo podemos decir todo lo que ella ha aportado. El Príncipe, en aquel momento, acertó completamente». Aquel 22 de mayo de 2004, se escribió otro capítulo en la Historia de España. Y, tal y como desliza Milá, se inició el siguiente: «Las hijas son la realidad de lo que ha supuesto esta pareja. Son dos herederas del siglo XXI completamente adaptadas a la realidad de nuestro país, que no sabemos lo que el futuro les deparará –porque no lo sabemos ni lo sabe nadie– pero son dos personas perfectamente preparadas para la España de hoy». Sobre ese «origen de la continuidad de la Monarquía» que apunta Rajoy, el expresidente se muestra rotundo: «Hoy ya la Princesa Leonor ha jurado la Constitución y, visto como actúa en los últimos tiempos –su serenidad, templanza y tranquilidad–, tengo que decir que podemos los españoles estar muy seguros y tranquilos de nuestro futuro».
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