El expresidente del Gobierno y líder del PSOE entre 1974, aún en la clandestinidad, y 1997, Felipe González, ha lanzado este jueves su diatriba más dura contra Pedro Sánchez y contra el otro presidente socialista de la democracia, José Luis Rodríguez Zapatero. Y no lo ha hecho en ningún foro de debate o similar, sino en un programa de entretenimiento de gran audiencia, en ‘El Hormiguero’ de Antena 3 Televisión. Durante una hora de conversación con Pablo Motos, que en esta ocasión ha prescindido de cualquiera de sus colaboradores o secciones, González ha criticado muy duramente la carta que el presidente del Gobierno remitió a los españoles a finales de abril. «Eso no fue liderazgo», ha sentenciado, recibiendo la ovación del público que habitualmente sigue el programa en directo. «Yo no me lo creí», ha aseverado preguntado sobre si pudo dimitir. Y tras asegurar que durante su mandato pensó «unas pocas de veces» en tomar ese camino, ha opinado sobre lo que un líder debe hacer cuando tiene dudas: «La persona que tienen la responsabilidad de tomar decisiones duda con la almohada y cuando consulta con la almohada le dice a los ciudadanos qué es lo que cree que hay que hacer, no le pregunta por lo que hay que hacer». Más hiriente aún ha sido con Zapatero, del que ha dicho con tono sarcástico que «es buen muchacho», para calificar a continuación de «terrorífica» su herencia en Cataluña. Preguntado por la votación de la ley de amnistía el próximo día 30 en el Congreso, el histórico dirigente socialista ha comenzado así su disertación: «A lo mejor de lo que digo ahora se entera hasta Zapatero, que le cuesta trabajo eh…», una afirmación que ha provocado una sonora risotada del público. El expresidente, en cambio, ha elogiado al expresidente de Aragón, y líder del PSOE en esa comunidad, Javier Lambán, al día siguiente de respaldarle en la presentación de su libro. Pero también, y sobre todo, a Salvador Illa, del que ha dicho que debe presidir la Generalitat «por la sociedad catalana, porque además tiene el estilo de convivencia que se merecen los ciudadanos». Y ha pedido que en la negociación para el futuro Gobierno catalán no haya «cambio de cromos». «Espero que a partir de ahora no se negocie nada ni con Puigdemont [Carles] ni con Aragonès [Pere] sin que pase por el conocimiento y la corresponsabilidad de Salvador Illa. ¿Cómo van a negociar aquello que yo tengo que gobernar, si de verdad quieren que gobierne, en Ginebra o en Waterloo?», se ha interrogado retóricamente, aludiendo a las negociaciones abiertas fuera de España entre el PSOE y Junts per Catalunya. Vestido con traje y corbata, y con gafas durante toda la entrevista, González ha aparecido en el plató del exitoso programa con un portafolios. De él ha sacado una Constitución que ha blandido y varios de cuyos artículos ha ido leyendo en diversos momentos de la charla. Con el ejemplar de la Carta Magna en la mano, y apelando a la «gente joven», el que fuera jefe del Ejecutivo entre 1982 y 1996 ha dicho que «esto que pactamos, allá por el 78, donde más se votó de toda España fue en Cataluña. Después de que llegará el verdadero exiliado, que era Tarradellas [Josep]». Y ha añadido: «A lo mejor se entera esta noche Puigdemont, y Aragonés, de que se votó más que en ninguna parte de España. Ésta, eh, no las tonterías que se inventan ellos. Por lo menos deberían tener respeto para esos catalanes que pueden tener mi edad, o más edad que yo», ha señalado el político sevillano, que tiene 82 años cumplidos. Lo referente a la carta de Sánchez y a los cinco días de abril en que amagó con dimitir no ha sido la única crítica al inquilino de La Moncloa ni al PSOE. Rerifiréndose precisamente a Lambán, al que ha calificado como una persona «honesta», González ha criticado que se le pueda sancionar «porque hace lo que decía el partido hace un año, no podemos insultar a la inteligencia». Una referencia a la ley de amnistía, que ha vuelto a criticar con dureza, y al hecho de que el expresidente aragonés se ausentase de la votación sobre esa norma en el Senado, una indisciplina que ha recibido la correspondiente multa de 600 euros en el Grupo Socialista. González ha criticado tanto la forma de Sánchez de llevar el Gobierno como de llevar el partido. En varios ocasiones ha asegurado que él estuvo en el Gobierno «para gobernar, y no para estar», y sobre el PSOE, del que ha recordado expresamente que «lo reconstruí yo», en referencia al proceso que dividió al partido entre los dirigentes del exilio, como Rodolfo Llopis, y los del interior, como él mismo o Alfonso Guerra. Un proceso que culminó en el célebre congreso de Suresnes, del que el próximo mes de octubre se cumplirán cincuenta años.
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