Cuando publicó ‘La música de la memoria’ en 2015, Xavier Güell parecía estar inventando un género nuevo, una variación muy personal del ‘falso documental’ trasladado a la novela, la ficción basada en hechos reales, sobre todo bajo la forma de falsas memorias de compositores como Beethoven , Schubert, Schumann, Mahler… Desde entonces Güell ha escrito muchos libros, y su técnica, que en ‘La música de la memoria’ resultaba todavía un poco tosca, dado que muchas veces los protagonistas hablaban de sí mismos como si estuvieran citando una enciclopedia, se ha refinado y perfeccionado infinitamente.NOVELA ‘Shostakovich contra Stalin’ Autor Xavier Güell Editorial Galaxia Gutenberg Páginas 414 Precio 23 euros 5 Lo primero que hay que decir de ‘Shostakovich contra Stalin’ es que es un libro hipnótico y que una vez comenzado no se puede abandonar. Tengo que confesar mi sensación de estupor y de maravilla al leerlo. ¿Cómo puede funcionar todo esto tan bien? ¿Cómo ha logrado Güell una recreación tan vívida, tan llena de detalles, tan apasionante? ¿Cómo es posible que una novela que no es realmente una novela se lea con tal sensación de urgencia, con tal emoción? La sencilla respuesta es que ‘Shostakovich contra Stalin’ sí es una novela, es plenamente una novela y no es nada más que una novela. Es evidente que Güell se ha documentado extensamente, y que en la pasión y seguridad con que habla de las sinfonías de Shostakovich se percibe su experiencia como director de orquesta que ha dirigido estas obras muchas veces, pero el hecho de que Güell se base en hechos ‘reales’ y bien reales no debería engañarnos, ya que el libro que tenemos entre manos es, ante todo, una obra de arte, una creación.Escrita en primera persona, con un uso magistral de la técnica de escenas y diálogos De novelista son la infinidad de detalles, la recreación del ambiente de la época, la pasión, el humor, el exceso . De puro novelista ese misterioso encuentro con el diablo, que le aconseja que escriba su ‘Quinta sinfonía’ (y que es el mismo diablo que tentó a Adrian Leverkühn), el tremendo y caótico viaje en tren huyendo de Leningrado, la ‘cabalgata’ fantástica de las distintas mujeres de la vida de Shostakovich, las historias laterales de los muchos amoríos del mujeriego compositor, el terrorífico encuentro del músico con Stalin en su dacha, en una cena a la que también asisten Beria, Mólotov y Zhdánov. Es posible que Stalin no hablara exactamente así, o que algunos de los diálogos no suenen especialmente ‘rusos’, pero esto no importa, porque no estamos ante un documento histórico, sino ante una obra de ficción, una obra de arte, una novela. Escrita en primera persona, con un uso realmente magistral de la técnica de escenas y diálogos, de los saltos temporales y las elipsis, el relato se centra en el conflicto de Shostakovich con el régimen a partir del estreno de ‘Lady Macbeth de Mtsensk’ y de los terrores y dificultades vividos por él y por tantos otros artistas soviéticos durante aquellos años temibles. A menudo se critica a Shostakovich, con demasiada ligereza, por haberse plegado completamente a las exigencias del partido. Los que hacen tal cosa no se dan cuenta de la magnitud del terror que sentían estos artistas ni son conscientes de la infinita y retorcida crueldad de la época de Stalin. Los hijos de Shostakovich teniendo que renegar de su padre, acusado de ser un enemigo del pueblo , delante de toda la clase. Para los anales de la historia de la crueldad. La música no puede salvarnos, dice Shostakovich, dice Güell a través de él. Pero puede traernos belleza y esperanza.

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