Una extraña sesión de entrenamientos libres abre el Gran Premio de Mónaco, siempre original, único en su especie, perpetuo en todas las ediciones de la Fórmula 1 como símbolo. Manda de entrada Lewis Hamilton, raro, y ocupa el sexto puesto Fernando Alonso, que no parecía muy contento con el rendimiento del Aston Martin.Los focos están puestos en McLaren, no solo por la decoración de su bólido en los tonos amarillos de la bandera brasileña en recuerdo de Ayrton Senna, seis veces vencedor en Mónaco, más que nadie. McLaren es el equipo de moda, el supuesto retador a la hegemonía de Verstappen.Sus dos pilotos, Oscar Piastri y Lando Norris, cumplen como se espera de un equipo en racha, segundo y cuarto, arriba en el escalafón como corresponde a la escudería que más veces ha triunfado en las calles peligrosas del Principado, 15.Está fuera de lugar Verstappen, undécimo y quejándose, como es costumbre. «El coche está en el filo de cuchillo», exclama gritón.Como es un circuito de piloto, Fernando Alonso exprime sus virtudes para firmar un sexto puesto con neumático blando que nadie sabe si es verídico, querrá decir algo o no. La clasificación es vital en Mónaco y el sábado se decide gran parte del resultado del domingo.Carlos Sainz está en tierra de nadie. Décima plaza, está por detrás de su compañero Leclerc y en una versión en la que no le salen los tiempos a la primera. Una bandera roja provocado por un mordisco de Zhou a una barrera de protección y esa amenaza aparente de Tsunoda con buen ritmo en el Visa Cash son los notas predominantes de una sesión que concluye con ligerísima lluvia.

Leave a Reply