El día después de la retirada del fútbol: «Es un abismo»

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El día después de la retirada del fútbol: «Es un abismo»

Por múltiples motivos, titular en el Real Madrid, integrante de la selección alemana, estatus de multimillonario, Toni Kroos (34 años) es un privilegiado. Ha gozado de ventajas exclusivas por ser una estrella del fútbol, concesiones especiales o ausencia de obligaciones que ha disfrutado por su calidad superior al ejercer un deporte. El centrocampista alemán, que cuenta con seis Champions, más que la mayoría de los clubes de Europa, también será afortunado por una decisión propia. El fútbol no lo retira, él ha elegido su momento para el adiós. Una libertad para obrar que tramitan pocos jugadores. A la mayoría los aparta el físico, las carencias o las puertas cerradas. Kroos se enfrenta ahora al día después, como tantos otros futbolistas menos conocidos, a eso que algunos exjugadores consultados por ABC definen como «abismo». La mayoría de los clubes españoles, al igual que otros organismos o fundaciones deportivas en diferentes modalidades, cuentan en sus organigramas con a sociaciones de exfutbolistas que, al margen de relatar batallitas o acudir a actos promocionales, dedican su tiempo a auxiliar a compañeros que se han arruinado o están en proceso.Dos ejemplos describen este nuevo amanecer futbolero que implica a muchos futbolistas que no saben qué hacer el día después, no poseen estudios ni formación para emprender otro camino y, en el peor de los casos, entran en bancarrota al cabo de los años.Noticias Relacionadas opinion Si LA HUELLA SONORA Kroos: el arte de cortarse la coleta José F. Peláez estandar No Ancelotti: «La decisión de Kroos es la de un hombre con huevos» Javier Corcuera Sapientia AFE es un comité de asesores de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) encaminada a ayudar a exjugadores en situación complicada. La Asociación de Futbolistas Internacionales (Adefi) echa una mano a los astros del balón en riesgo de ruina que pasaron por la selección española. Adefi calcula que dos jugadores de cada plantilla de primera y segunda división acabará arruinado, aunque hayan percibido millones.Fernando Giner (59 años), exdefensa del Valencia en los noventa y once veces internacional, dirige Adefi. Y tiene una opinión concreta sobre el día después del futbolista retirado. «Si no estás preparado cultural y mentalmente, si no tienes una formación académica, puede ser muy duro. Y al contrario, si has estudiado, te has preparado, será mucho más llevadero».Rafa Martín Vázquez (58) fue una estrella que dio vida a la ‘Quinta de Buitre’ y al Real Madrid de los ochenta y noventa. Centrocampista de técnica suprema, duro físicamente, lúcido en el juego, también jugó en el Torino, el Marsella, el Deportivo o el Karlsruhe. Futbolista con la vida resuelta, estilo Kroos. «El adiós se tiene que asumir y preparar con tiempo porque el cambio es brusco. Si tú lo decides, la retirada es más asumible. Si te llevan por delante las lesiones o no encontrar equipo, se complica todo. Aparece la ansiedad, el querer y no poder».«Si has sido cuidadoso en el tema económico, tienes las espaldas cubiertas para siempre –sigue el exmadridista–. No tienes que salir a buscar trabajo cada día, como hace la mayoría de la gente, puedes dedicarte tiempo a ti mismo y a la familia».Nunca quieres que llegueQuique Estebaranz (58) jugó en el Atlético, Barcelona y Sevilla entre otros clubes, también en la selección española. Después ha seguido ligado al fútbol en diversas funciones, entrenador de juveniles y la escuela del Atlético de Madrid, del Leganés, y ahora, en labores de representación. «Lo que se viene tras la retirada es un abismo. Nunca quieres que llegue y cuando lo hace, es el abismo. Siempre depende de la mentalidad de la persona, si es fuerte o no lo es. Yo lo viví, y por suerte me lo planteé mucho antes de mi adiós».Estebaranz lo hizo en la cima , cuando jugaba en el Barcelona de Johann Cruyff. Se inscribió en la escuela de entrenadores y pensó en el más allá. «Hay que plantearse los objetivos bastante antes de la retirada. Tener claro lo que quieres hacer, una planificación de tu vida. Puedes coger un año sabático, sí, pero no te puedes quedar sentado en el sofá».Manu Sarabia (67) fue un futbolista de categoría, fino, técnico y hábil en un club, el Athletic de Bilbao, acostumbrado a partidos en lluvia en un césped deslizante, la cara embarrada y cuatro días para recuperarse de los golpes. Su enfrentamiento con el entrenador apóstol de estas ideas, Javier Clemente, provocó un cisma en la entidad y la destitución del técnico después de ganar dos Ligas y una Copa en los ochenta.Sarabia toma una postura original al recordar qué fue lo peor de dejar el fútbol. «Te cambia la vida por completo, pero yo por encima de todo echo de menos la pelota, su contacto, la hierba, jugar… Por supuesto te falta el trato con tus compañeros, el vestuario, el público, el día a día, pero sobre todo el balón, jugar al fútbol».La fuerza mental«La mente es fundamental para superar un giro tan brusco –enfatiza Giner–. Pensar que al día siguiente no tenía que ir a entrenar se me hizo duro… Es verdad que tienes más tiempo libre, menos viajes, más espacio para la familia… Pero pasan los días y te entra alma de jubilado, ya no te sientes útil, ya no trabajas en lo que más te gusta. Te entra síndrome y miedo porque ya no puedes lucir tus habilidades o virtudes».La anticipación se convierte, según dicen los protagonistas, en factor clave. «Hay que tener claro en el enfoque de futuro si quieres seguir en el fútbol o no –argumenta Sarabia–. Porque en el primer día sin fútbol cambia todo . Yo quería ser entrenador, seguir en el fútbol, tenía un plan y lo llevé a cabo durante mis años de jugador. Cuando me retiré, entrené en las categorías inferiores del Athletic. No era jugar al fútbol. Pero seguía disfrutando de la pelota de otra manera. Eso sí, en la grada de San Mamés me sentía un marciano, pensaba ‘¿qué hago yo aquí, si debo estar ahí abajo?’».Otra cuestión primordial es el desgaste del cuerpo. Es difícil encontrar a un exfutbolista sin secuelas en rodillas, tobillos, caderas, pies o ligamentos… Quique Estebaranz lo notó con 35 años, pero se resistió a abandonar. «Lo que más me costó fue decidir hasta aquí hemos llegado. Quieres jugar siempre. Pero con 35 años, y más antes sin tantos avances, el cuerpo te pasa factura . No quieres quedar mal físicamente para siempre, castigarte más, pero a su vez siempre piensas, bueno, un año más. A mí el último año, en la Segoviana, me sirvió para decir que ya estaba fuera de plazo».Aunque millonarios y solventes si no la pifian, Martín Vázquez aporta una derivada comprensible. «Uno necesita sentirse útil para la sociedad, no quiere ser un mueble. Has estado activo desde muy joven y tienes la necesidad de ubicarte socialmente».Giner echa en falta más colaboración de los clubes en este post. «El fútbol es una industria y un negocio. Te contratan porque juegas bien al fútbol y en el adiós no hay nadie. Pero los clubes poseen hoy herramientas y medios para formar a sus futbolistas. Eso sí es un futuro. De otra manera, solo te queda recaudar dinero y ahorrar porque luego, en el exterior, pasan muchas cosas».«El futbolista suele vivir en un paisaje rosa, en el que ni su entorno ni familia se atreven a decirle estudia, dedícate a formarte –dice Quique Estebaranz–. La educación es la mejor inversión. Muchos futbolistas, antes y ahora, no piensan en el día después por ignorancia o por falta de educación. Y a veces viene una lesión grave y arrasa con todo».Queda el detalle para el ego de la pérdida de influencia en la vida social. Ya no más invitaciones a restaurantes, alfombras rojas o coches gratis. «Eso es un detalle menor, diría yo –comenta Manu Sarabia–. Influye poco en retirarte o no esa fama o no pagar en los restaurantes. Para mí sigue siendo una sensación agradable que después de tantos años, la gente te reconozca por la calle y te dé las gracias por lo que le hiciste disfrutar».«Yo me retiré con una lucha interna –recuerda Martín Vázquez–. Quería seguir jugando y coincidí en la época con la Ley Bosman, tuve una lesión grave de rodilla y lo terminé acusando. Me sentí como se siente ahora Nadal. Quise retirarme yo, pero el cuerpo también me avisó».

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