Isabel Allende: «Crecí aterrada de que mi mamá se fuera a morir porque mi padre nos abandonó»

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Isabel Allende: «Crecí aterrada de que mi mamá se fuera a morir porque mi padre nos abandonó»

«Soy malísima para la fantasía», confiesa Isabel Allende de sopetón a ABC por videoconferencia desde su casa en California. Enseguida amortigua la revelación, consciente de la incredulidad que genera: «Yo escribo realismo mágico , que es diferente porque tiene una manifestación en la realidad . Una cosa es la capa de invisibilidad de Harry Potter y otra los indios invisibles del Amazonas, que se pintan el cuerpo en los colores de la naturaleza y andan tan delicadamente entre la vegetación que tú no los ves», afirma.Esa es una de las barreras que impedían a la escritora chilena, una de las más leídas en español, dar el salto a la literatura infantil. La otra era crear una historia lineal y sencilla . «Yo estoy acostumbrada a escribir unas sagas inmensas . Qué sé yo, como 500 páginas complicadas en las que se cruzan los personajes, se mueren, se casan… Les pasa de todo. Me cuesta mucho escribir un cuento para adultos, porque, como en la poesía, en ellos cada palabra cuenta. Yo no sirvo para eso. A mí lo que me gusta es la abundancia, el exceso, la exageración », afirma la autora de ‘La casa de los espíritus’, , que también apunta a que el único género literario que le hubiera apetecido explorar y no lo ha hecho es la novela erótica : «No quería escribirla con mi madre viva. Y se murió a los 98 años. Ahora ya no tengo hormonas para hacerlo ».El caso de los cuentos para niños pequeños fue diferente. El obstáculo de tener que inventarse una historia y que fuera sobria le hacían responderle lo mismo a su agente, Johanna Castillo, cuando le proponía que los escribiera: «No tenía ninguna motivación» .Noticia Relacionada Novedades estandar Si Isabel Allende: «Ya es hora de que los carcamales se vayan a casa en Chile» La escritora publica su nueva novela, ‘Violeta’, y celebra el 40 aniversario de ‘La casa de los espíritus’Y eso que ya había escrito libros juveniles e incluso se había adentrado en la infancia. En su último libro, ‘El viento conoce mi nombre’ , Allende entrelaza hábilmente las historias traumáticas de dos niños separados por décadas y miles de kilómetros. «Es que tenemos esta idea completamente falsa de que la infancia es feliz, pero es una época terrible . Vives lleno de terrores y cosas inexplicables. La mayor parte de los refugiados en el mundo son niños. Víctimas de la guerra, víctimas del hambre, víctimas de la crueldad, víctimas de padres que no saben ser padres… Y sin ningún poder, ningún control sobre su vida ». Su propia infancia no fue una excepción. «Me crié aterrada de que mi mamá se fuera a morir porque mi padre abandonó la familia, yo la tenía solo a ella y estaba enferma. Si se moría, ¿qué iba a pasar con nosotros? Nos iban a meter en un orfelinato. Claro que eso no habría ocurrido, yo tenía familia. Pero tú no sabes nada cuando eres chico. Tu mamá tiene una migraña y tú crees que se va a morir. A mí me dio anemia cuando tenía como 7 años y me mandaron al campo de unos tíos. Yo creí que mi mamá me había regalado . Completamente aterrorizada, duré solo tres días. Me tuvieron que llevar de vuelta porque no comía, lloraba sin parar y me orinaba en el piso».También fue difícil la de su ex marido Willie Gordon , fallecido en 2015. «Tuvo una infancia de mierda, atroz. Muy solo, golpeado, con un padre alcohólico y sufrió abusos en el colegio. Tenía un perro que se llamaba Oliver al que le contaba todo lo que le pasaba, y que era su compañero, su protector. Lo esperaba a la salida de la escuela para acompañarlo de vuelta a la casa, pero lo mató en un carro. Nunca se olvidó del ‘shock’. El dolor de esa pérdida fue más grave para él que cuando murió el padre cuando él tenía siete años».Los huevos de CaracasEsa relación tan especial que se establece entre un niño y su perro es la que quiso reflejar en ‘Perla, la súper perrita’ (Penguin Kids) protagonizado por su perra Perla, a la que Willie adoptó hace un tiempo y elle heredó, y un niño que se llama Nico , en honor a su hijo . «Cuando era chico, era maldadoso, terrible », asevera entre risas para, a continuación rememorar una de sus ‘fechorías’: «En Caracas , donde los edificios están pegados uno al lado del otro, tiraba huevos con una onda al edificio del frente con la idea de pasar el huevo por una ventana abierta. Por supuesto, nunca acertaba y el huevo se pegaba en la pared caliente e iba bajando como una tortilla . Y, bueno, los vecinos venían y decían: ‘¡Su hijo está tirando huevos!’. Y yo le preguntaba: ‘Nicolás, ¿estabas tirando huevos?’. Y él, que nunca miente, me decía: ‘Mamá, ¿por qué siempre sospechas de mí?’. Y yo le contestaba: ‘Nicolás, dime sí o no’. Y él volvía a rehuir la respuesta directa: ‘Mamá, ¿por qué me pones contra la pared? Tú siempre haces eso conmigo’. Y yo era tan idiota que no calculaba que estábamos consumiendo 90 huevos semanales . Como madre fui estúpida, menos mal que tuve una suegra maravillosa que era la abuela perfecta y me ayudó a criarlos porque si no, mis hijos hubieran sido unos delincuentes ».A la vista está que no lo fueron, pero la escritora no consiguió vencer sus reticencias de escribir un cuento infantil gracias a ellos, ni a sus nietos. Ha sido recientemente, cuando conoció a la pequeña Camila . «Su abuela, Annie, cuida a mis perros, y ella se ha criado con ellos. Entra por la puerta gritando: ‘Book! Book!’ (libro en inglés). Y tenemos ya un ritual: primero le da una golosina a cada perro, después nos sentamos a leer el cuento y, finalmente, tomamos helados. Así que lo mejor de la semana para ella es la visita donde su tía Isabel», rememora con una sonrisa.Allende observó atentamente las reacciones de Camila mientras le leía los cuentos a lo largo del tiempo: «Cuando tenía dos o un poquito más, no importaban tanto las palabras porque seguía los dibujos. Ya a los tres, casi tres y medio, habla correctamente en inglés y español, y ahora sí le interesa la lectura . Quiere que le cuente el cuento idéntico. No puedo cambiarle ni una palabra porque ya lo recuerda en ambos idiomas». También se fijó en que los relatos que más gustaban a la pequeña eran los que estaban protagonizados por animales.Allí pensó en Perla y en su hijo Nico, porque, travesuras aparte, «adora a los animales. Mis dos hijos se criaron con ellos, como me crie yo. Siempre tuvimos perros y yo creo que eso a uno le abre el corazón . Nos hacen mucho más humanos». Con todo ello, decidió crear una historia basada en un episodio real de Perla, que se enfrentó a un perro mucho más grande hasta el punto de terminar persiguiéndole ella por el parque, inspiró a Allende para que Nico hiciera lo propio con su acosador en el colegio. «Lo que me da más pena es que los niños no confiesan el ‘bullying’ . Mi intención era que, como este es un libro que los padres o los maestros leen a los niños, poner el tema sobre la mesa. Darles la oportunidad de hablar sobre eso». Y también herramientas para poder defenderse . Perla tiene en el libro los mismos superpoderes que tiene en la vida real: el de hacer que todos la quieran y el de rugir como un león, a pesar de ser pequeña. «Yo soy como ella. He tenido que desarrollar la personalidad de Tarzán para sobrevivir», señala la autora, que afirma que seleccionó esas cualidades porque «me interesaba un poder que el niño pueda copiar, sentir que es suyo también. Perla conquista hasta al más duro de corazón. Nico Rico puede aprender eso y también el coraje . Este segundo superpoder tampoco lo inventé. Mi perra es del tamaño de un chihuahua, pero algo le pasa en las cuerdas vocales desde que era chiquita que gruñe y ladra como perro grande. Tú crees que es un pastor alemán, pero es ella. El letrero debería decir: ‘Cuidado con el perro, no lo pise’ ».El otro mensaje que Allende quería que recibieran los niños con el cuento es que el que «abusa del más débil es cobarde . El que abusa porque tiene poder es porque cree que tiene impunidad y que no tiene que pagar las consecuencias». La escritora quería subrayarlo con el fin de que no lo hagan ellos después . «Ellos están heredando un mundo que está todo fallado. Tienen que corregir muchas cosas», señala refiriéndose a los jóvenes. «No están participando como debieran. Y si no participan en el proceso, viene un personaje como Trump y vuelve a ser presidente. Estamos viviendo una vuelta al ‘fachismo’, a la autoridad, porque se ha perdido confianza en la democracia . Y eso es gravísimo. Se está consumiendo, abriéndole la puerta a todos estos delincuentes, que es lo que es Trump. Con todo lo que se sabe. Con todo lo que ha pasado. Con todos los escándalos. Con todo, es muy posible que sea reelegido».

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