La noche épica de la 15, a pantalla cuádruple en Chamartín

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La noche épica de la 15, a pantalla cuádruple en Chamartín

Antes de entrar al Bernabéu, todo era un jolgorio que se ciscaba en Xavi y en el Fútbol Club Barcelona. Es que siempre, en la vida y en el banquillo, queda un eco caliente que es aprovechado por los eternos rivales, que tienen su guasa porque esto es fútbol. Siempre.Noticia Relacionada Fútbol estandar No El capitán Florentino Pérez Rubén Cañizares El presidente, con siete orejonas, supera las Copas de Europa de Santiago Bernabéu (6) y agranda su brillante proyecto deportivoY al fútbol hay que darle un poquito de exotismo, como el de un mexicano que quería saber sin saber, y en la esquina entre Concha Espina y Padre Damián, iba este ‘Ecce Homo’ preguntando, el pobre azteca, si «cabía el bus» por la entrada subterránea al estadio. «No hay bus», se le contestó como se contesta en Pedro Páramo, que las prioridades eran otras. Eran, por ejemplo, la de bautizar el Bernabéu 5.0, que sí que que se bautizó, arriba del todo, cuando el cronista ha sido de balonazo ‘mikasa’ y zapatillas un número menor. Para llegar a la gloria, por su parte, fue necesario que Wembley reforzara sus medidas de seguridad y sus vergüenzas, aireadas entre otros por Netflix. Y se repitió la historia.No quedaba ni un rastro de la laca de Taylor Swift , sí de la de Fernando Redondo en las camisetas y en el alma de los más talluditos. De Redondo, otro héroe no olvidado como no se olvidaban algunas boinas toreras, el estadio entero quizá, de Juanito: sin haber vivido al genio de Fuengirola. Faltaba para que Slavko Vincic diera el pitido inicial. Todavía así, Miki Nadal salía al césped apócrifo, levantado por un cable, y era diminuto y pasional ante la pantalla cuádruple que casi besaba los pies del tercer anfiteatro y ocupaba el círculo central. Se le daban a Kroos abrazos virtuales y salientes cuando le enfocaban las cuatro pantallas. Desde Londres llegaba una presentación estilo ‘El Hormiguero’, con su bailoteo, y el respetable del Bernabéu hiperventilando con los coros y danzas de Wembley. Todo empezó rozando el completo. Un ‘completo’ donde el arquitecto José Sáiz, de Valverde del Campillo, provincia de Cuenca, llevó parte de las réplicas del universo madridista que guarda en su parking. Su «otro museo», con billetaje conquense y todo.De un constructor a un médico, que del infarto, llegando al 25, habría que hacer un tratado. Culpable Fullkrug.Una asiática vivía, con su credencial, sin vivir en ella. Igualito que Santa Teresa. El estadio de Chamartín, en eso de repicar lo de Londres, exhibía banderas andaluzas, extremeñas, canarias, con el escudo encima. Tierras amigas y patrias donde se vive el fútbol y a sus ladrones no se le amnistía. Iván proponía algo: «Que cada madridista le diera un año de vida a Florentino». Y el hijo sonreía en algo cercano al ritual y al deseo paterno. Con la cara lavada y recién ‘pintá’…Salió el Madrid rugiente tras el descanso. El público se vino arriba y la pantalla era tomada por niebla británica. Anótese que si el gol de Carvajal fue en cuatricromía, un ‘steward’ que no era ‘steward’ se arrodilló en la parte secreta del estadio. Con su peto naranja y su mezcla de pasión y profesionalidad. Detalles que dejaba una noche mágica. El ‘steward’ que no lo era bailó con el gol de Vinicius. El de la sentencia. Fue una noche particular, que siguió del Bernabéu a Cibeles. El cronista continuó buscando historias humanas. Esas historias que siempre brillan más con el triunfo.

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