A principios de los setenta, ya con unos cuarenta años y una trayectoria, David Goldblatt (1930-2018) publicaba en prensa un inocente anuncio por palabras: «Me gustaría fotografiar gratis a personas en sus domicilios». Y añadía a la petición la coletilla de «sin segundas intenciones». En realidad, y aunque no fuera en primera instancia, sí que las habría. Noticias Relacionadas estandar Si CrÍTICA DE: ‘Álbum de salón y alcoba’, en el Museo de Artes Decorativas: Los secretos de alcoba de David Trullo Javier Díaz-Guardiola estandar Si CRÍTICA DE: ‘El Archivo Fotográfico del Banco de España: De la albúmina al píxel’: Cuéntame cómo (os) pasó Javier Díaz-GuardiolaHacía tiempo que Goldblatt había tomado la determinación de mapear su país, sus paisajes, sus gentes, su arquitectura, una nación, la sudafricana, que escribiría uno de los capítulos más infames del ser humano en el siglo XX con la aplicación de las políticas de apartheid que tanto se cebó con una población negra mayoritaria (era el 80% de la misma) , frente a los intereses racistas y supremacistas de los ‘afrikaners’, la etnia colonizadora europea formada por descendientes de holandeses, alemanes y franceses. ‘Excusatio non petita’Y la habría, decimos, porque al poner de manifiesto una realidad, por anodina que pudiera parecer (la imagen de una pareja en su salón, en una casa construida de una forma determinada, en un barrio determinado), ya se estaba aportando más información que la solicitada. De hecho, cuando en 1975 se publica el fotolibro ‘Some Afrikaners Photographed’, la obra indignó a la crítica ‘blanca’ por situar a un mismo nivel a blancos y negros, y tratar ambas realidades con la misma naturalidad. ‘Excusatio non petita’…Porque la filosofía de Goldblatt sería siempre la no confrontación, por dura que fuese la cuestión denunciada. Y eso que el apartheid, con sus políticas de disgregación, llevó a situaciones exasperantes, como decidir en qué banco de un parque podía o no sentarse uno, cuando no obligaba a la reubicación de parte de la población para desarrollar barrios nuevos para blancos. El sudafricano se convirtió en el fotógrafo de lo cotidiano, de situaciones en las que aparentemente no pasaba nada, dejando la responsabilidad en la mirada activa del espectador. Le ayudó para tal fin su condición de hombre blanco, y sería con el paso de los años que llegó a lamentarse de no haber sido más incisivo en su crítica. Un ejemplo más de cómo el racismo termina golpeándonos a todos, aunque sea en la forma de sentimiento de culpa por inacción.Todo tipo de paisajes. De arriba abajo, tres de las obras expuestas en Mapfre: Derrocamient ode Cecil John Rhodes en 2015; Casas sin terminar de una promoción municipal paralizada en 2003; y retrato de Lulu Gebashe y Solomon Miutshana David Goldblatt Legacy TrustTras su paso por el Art Institute de Chicago, y antes de recalar en la Yale University Art Gallery, las dos instituciones coorganizadoras, la cita ‘David Goldblatt. Sin segundas intenciones’ recala en la Fundación Mapfre, dentro del programa oficial de PHotoEspaña. Un repaso por siete décadas del trabajo de este grande de la foto, primer sudafricano en exponer de forma individual en el MoMA (1998); artista seleccionado en Documenta 11 y 12 (2002 y 2007) y en la 54 Bienal de Venecia (2011); premio Hasselblad (2006), Henri Cartier-Bresson (2009) y Caballero de las Artes y las Letras del Gobierno de Francia (2016), poco más se puede decir o escribir sobre él. Es mejor recorrer la muestra, una de las más completas sobre su figura en España.Y no será esta un cita cronológica en 150 imágenes, sino que han optado sus responsables por un recorrido a través de conceptos-temáticas asociados al creador (el más ‘jugoso’, el que constata cómo, a pesar del deseo de disgregar a la población, esta inevitablemente se tiene que mezclar), algunos de las cuales, todo hay que decirlo, da pie a apartados que pueden parecer repetitivos, de forma que a lo largo de las salas se combinará su uso generalizado del blanco y negro con el empleo del color de su última etapa (que es también la más política), su mirada a las consecuencias directas del apartheid, junto a su alargada sombra tras su desmantelamiento en los noventa; y no se llegará a sus inicios (que realmente fue a través del fotolibro y la documentación de las extracciones mineras en los cuarenta) hasta bien transitada la muestra…Y lo más importante: dos salas independientes conectan a Goldblatt con otros fotógrafos sudafricanos sobre los que proyectó su influencia, sobre todo a través del Market Photo Workshop que fundó en 1989 para formar a las nuevas generaciones. Les pongo un ejemplo: ¿Les suena el nombre de Zanele Muholi ? Fue una de sus alumnas. En el mismo sector, otros destacados nombres como los de Lebohang Kganye, Sabelo Mlangeni o Ernest Cole.David Goldblatt ‘Sin segundas intenciones’. Cuatro estrellas. Fundación Mapfre. Madrid. Paseo de Recoletos, 23. Comisarios: Judy Ditner, Leslie M. Wilson y Matthew S. Witkovsky. Hasta el 25 de agosto ‘Evidencia de la inmanencia’. Cuatro estrellas. Galería Elba Benítez. Madrid. C/ San Lorenzo, 11. Comisario: George Stolz. Desde el 21 de junio Paralelamente, Elba Benítez (su galerista en España, que celebró su última invidual en 2018, mismo año de su muerte) recuperará bajo la mirada comisarial de George Stolz una pequeña selección de su obra, sobre todo de las últimas décadas, bajo el título de ‘Evidencia de la inmanencia’, en alusión al carácter de sus imágenes en las que, como él declaraba, prima «lo silencioso, lo cotidiano; en donde nada ‘ha ocurrido’, pero en las que todo está contenido y es inmanente». Disfruten.
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