El Gobierno presiona a ERC: «O Illa o elecciones»

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El Gobierno presiona a ERC: «O Illa o elecciones»

«Se decidirá el mismo día», «va a ser de infarto», «creo que lo veremos ‘in extremis», «a lo mejor no sabemos nada hasta que se vayan conociendo los nombres en el mismo pleno». Son frases recogidas por este diario entre los partidos que mañana, a las cuatro de la tarde, están convocados a la sesión constitutiva del nuevo Parlamento de Cataluña , el surgido de las urnas del 12 de mayo, y que, a tan solo veinticuatro horas, sigue sin cerrarse un pacto para la presidencia y el resto de miembros de la Mesa (dos vicepresidentes y cuatro secretarios). Los partidos buscan cuadrar unas sumas de diputados para controlar, primero, la investidura –el presidente del Parlament decide los tiempos y qué candidatos se pueden presentar a la misma– y, luego, la agenda del día a día de la cámara. Aspectos nada menores, sobre todo en el caso de la gestión de la investidura, en un momento en el que Junts maniobra para que su candidato, Carles Puigdemont, pueda presentarse como presidenciable, si bien sus opciones de »restitución« son ahora nulas.En este escenario, la primera incógnita a resolver es la de la presidencia parlamentaria, que debe proponer, antes del 25 de junio , a un candidato a presidir la Generalitat. Ahí, sólo tiene opciones reales Salvador Illa (PSC), ganador de las elecciones, en tanto que Carles Puigdemont fía todas sus opciones a una repetición de los comicios en octubre, lo que sucederá si Esquerra, partido clave en este escenario, sucumbe a la presión independentista y no apoya al líder del PSC en la investidura. El resto de opciones están descartadas. Fuentes del Gobierno consultadas por ABC insisten en que la posición socialista es inamovible, y que la posibilidad de forzar una abstención del PSC para que Puigdemont sea presidente de la Generalitat está descartada de plano. «Solo hay dos opciones: o Illa, o elecciones», sentencian de manera rotunda desde La Moncloa.Este, sin embargo, es un escenario que comenzará a despejarse en dos semanas. De manera previa, mañana, debe decidirse la presidencia de la Cámara, ante lo que todas las fuentes consultadas por ABC de los distintos partidos insisten en que se llega sin un acuerdo . En los últimos días se han intensificado las conversaciones, los mensajes, las llamadas…, pero no hay pacto. El sistema de elección de los siete miembros del órgano rector, además, permite una variabilidad e incertidumbre que, sin acuerdos claros, no se resolverá hasta el mismo momento de conocer el resultado de la votación, que se realiza por escrito, en urna y secreto. La primera votación será para elegir al presidente del Parlament, y se presume que podrán votar los 135 diputados, en tanto que Junts y ERC, que controlan la Mesa de edad, ya han anunciado que dejarán votar a los tres electos fugados: Puigdemont, Puig y Wagensberg , los dos primeros de Junts, el tercero de ERC. Si un candidato llega a los 68 votos es nombrado segunda autoridad de Cataluña. Si no, se va a una segunda vuelta con los dos candidatos más votados en la primera elección y sale vencedor el que tenga más votos.Después se vota a los dos vicepresidentes en una ronda. Los dos primeros son los elegidos. Y lo mismo ocurre con los cuatro secretarios: a una votación y los ganadores son los cuatro más votados. Con estas normas, los partidos juegan sus bazas en función de los escaños obtenidos. Hasta ahora, como norma general, se aceptaba que la representación de la Mesa debía ser proporcional a la del hemiciclo resultante de las elecciones. Para ello se utilizaba una fórmula, a escoger entre dos mecanismos: el llamado de restos mayores o el de la ley d’Hondt. Pero este sistema no está recogido ni en el Estatuto de Autonomía, ni en el Reglamento del Parlamento de Cataluña, ni en ninguna ley autonómica. Es una convención. Un sistema de cálculo (que se ajusta a las mayorías del pleno) otorgaría tres puestos al PSC, dos a Junts, uno a ERC y otro al PP; y con el segundo reparto, los socialistas perderían un asiento en favor de Vox. El PSC obtuvo 42 diputados el 12 de mayo; Junts, 35; ERC, 20; el PP, 15; Vox, 11; Sumar, 6; la CUP, 4 y Aliança Catalana, 2. Con estos números es imposible, prácticamente, acordar solo a dos bandas, salvo que los socialistas y los de Puigdemont se pusieran de acuerdo y pasasen el rodillo. Una decisión que, por otro lado, podría ser corregida en los tribunales, al impugnar el resto que la Mesa sí debe tener una proporcionalidad razonable con el resultado de las urnas, aunque ninguna norma ni ley especifique cómo hacerlo.En cualquier caso, solo hay dos claras mayorías absolutas, es decir, que llegan a los 68 escaños: la no independentista, sumando los diputados del PSC, PP, Vox y Sumar, que da 74 y que sin los comunes llega a 68; y la de izquierdas, con los asientos de los socialistas, ERC y Sumar, que da 68 escaños. Pero estas no son de aplicación automática para la elección de los miembros de la Mesa. Por dos motivos. Primero, porque el PSC ha firmado un pacto anti Vox y anti Aliança comprometiéndose a no acordar con ellos ningún cargo en las instituciones, es decir, los de Illa renuncian a negociar una mayoría con el PP y Vox; y segundo, porque el tripartito de izquierdas –suma que sí podría ser factible para una posterior investidura de Illa– no es viable en tanto que los de Oriol Junqueras y Marta Rovira prefieren pactar la Mesa con Junts, ganar tiempo y valorar la posibilidad de apoyar a los socialistas en la investidura. La estrategia de ERC pasaría por quedarse la presidencia del Parlament, proponer, y apoyar, a Puigdemont en la investidura, para luego, consumado el fracaso del candidato de Junts, poder justificar el apoyo a un PSC ablandado que, de acuerdo con el Gobierno, acepte las exigencias republicanas en materia de «financiación singular». «Nada que no exista ya en España», justifican fuentes de ERC a ABC.Pero de manera previa, lo que hoy se decide es la composición de la Mesa, y los votos de los tres fugados no son irrelevantes. Si ERC y Junts pactan votar juntos a un candidato de los primeros (55) y los comunes de Sumar apuestan por las tesis de la « antirrepresión » para liderar la Mesa, el candidato podría llegar a los 59 votos. Sin los tres «exiliados», 56. Illa podría pactar con el PP un presidente socialista, sin necesidad de contar con Vox, pues sumarían 57 votos. Y, a cambio, los de Alejandro Fernández se asegurarían un asiento en el órgano rector, previsiblemente una secretaría, representación que perdieron al inicio del ‘procés’ cuando los populares fueron menguando a costa de Ciudadanos, primero, y Vox, después. Pero esta fórmula parece poco probable ante el anuncio de Junts y ERC de contar los tres votos en cuestión. De esta manera, el PSC quedará atrapado por la negativa autoimpuesta de ni tan solo hablar con Vox para la configuración de la Mesa en función del resultado electoral. En este escenario, el papel de los comunes es decisivo. Pese al mal resultado en el 12M (de 8 a 6 actas), sus votos serían determinantes: o se suman al independentismo, desairando a un PSC con el que aspiran luego a gobernar, u optan por la ‘ fórmula Collboni ‘, la suma de PSC, comunes y PP que permitió al socialismo hacerse con la alcaldía de Barcelona. Se hace aquí evidente la pugna interna entre los comunes de perfil soberanista (Jaume Asens) y los más de izquierdas.Noticia Relacionada estandar Si El PSOE llama a miles de casas con Zapatero pidiendo el voto Mariano Alonso El expresidente, que ni cita a Ribera, se consolida como clave de la campaña, lo que dio un buen resultado en el 23JLa dificultad para llegar a mayorías claras y acuerdos razonables, los vetos cruzados, personales e ideológicos , y, no hay que olvidar, la celebración de unas elecciones europeas, hoy, un día antes de la constitución del nuevo Parlament, hacen que se llegue a una sesión de apertura de legislatura con las incertezas corrosivas que han caracterizado la política catalana en los últimos años. La influencia de los comicios de esta noche puede ser importante, apuntan en los partidos, y se da por hecho que el cruce de llamadas no comenzará antes de conocerse los resultados. En las europeas de 2019, Puigdemont ganó y superó de manera clara a Oriol Junqueras (ERC), mientras que el PSC justo comenzaba entonces su fase de remontada. En una votación, hoy, que se produce menos de un mes después de la de las autonómicas, un muy mal resultado de ERC podría dar argumentos a quienes abogan por soluciones drásticas. A la vez, un resultado de Junts por debajo de las expectativas –ya no muy altas– reforzaría al PSC ante las jornadas decisivas que quedan por delante, empezando por la de mañana en el Parlament.

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