Todo el mundo sueña con llegar a lo más alto en su profesión. Sin embargo, muy pocos consiguen lograrlo cuando aún no han terminado sus estudios. Es el caso de Iago Campo , uno de los tres hijos del matrimonio formado por Manuel Campo Vidal y María Rey . A sus 22 años, el joven puede presumir de haber recogido el Premio en Emprendimiento Satelital en ‘Innovations Days’, una gala organizada por Hispasat que reúne a una gran cantidad de profesionales dedicados al mundo de las telecomunicaciones y del espacio. «Cuando me lo comunicaron dije ‘anda, que bien’, pero cuando colgué pensé ‘que fuerte que todavía no haya terminado la carrera y ya me estén dando un reconocimiento’», explica el joven en conversación con ABC. Eso sí, es el resultado de mucho trabajo: «Yo sé las horas que le dedico». Su vida social es limitada ya que está inmerso en sus estudios -cursa Administración y Dirección de Empresas y un máster en ‘Data Science’- y dedica gran parte de su tiempo a su trabajo en Celver, un operador de Hispasat que nació con el objetivo de llevar internet por banda ancha a las zonas rurales: «Se subvenciona el coste del equipo y el de la instalación. En la actualidad, somos ocho en la plantilla pero colaboramos con cerca de 60 instaladores». Sus progenitores, ambos provienen de familias rurales, le han inculcado la importancia de tener en cuenta esas zonas y que no caigan en el olvido: «No lo veo como algo alejado». Por eso, Iago lamenta «la poca calidad de servicios que hay en el mundo rural. Vivimos en sociedades que tenemos todo a mano, pero ellos no. No tienen el mismo acceso a la conectividad, a los hospitales, a las farmacias, a la educación… Cada vez que voy, veo la diferencia de derechos y servicios que hay pagando los mismos impuestos. La situación tiene que cambiar».Noticias Relacionadas El diseñador de los famosos Tomás Laso-Argos: «A Ilia Topuria le hice su primer traje cuando nadie le conocía» Pilar Vidal Sandra Ortega amplía su fortuna con un espectacular resort de lujo en la ‘Ibiza portuguesa’ Rocío F. de BujánLa conciencia sobre lo que acaece en el mundo rural no es lo único que le han inculcado sus padres, dos grandes comunicadores del panorama españo l: «He heredado saber transmitir lo que estoy contando. Gracias a ellos he desarrollado esa habilidad, que es como una llave maestra. Aunque no me dedique al periodismo, la comunicación alberga todos los campos». También destaca los valores y principios que les han transmitido: «El saber estar, ser educado, el saber tratar a la gente, no diferenciar por razas, sexo… La realidad es que no todo el mundo se encuentra con esa situación en casa. Estoy muy agradecido con los padres que tengo». Una satisfacción recíproca: «Están orgullosos de lo que voy consiguiendo». El joven apunta que «muchas veces trabajo con gente de su edad, con la que ellos tienen contacto, y les dan buen ‘feedback’. Cuando les dicen algo, lo comentan entre ellos. Se retroalimentan».Arriba, Iago Campo junto a sus padres y sus hermanos. Izquierda, el joven recogiendo el premio. Derecha, montando una antena ABCCampo Fernández es consciente que con sus logros pueden aparecer críticas alegando que lo que consigue es por ser ‘hijo de’ : «Hay que aprender a llevarlo. Por el momento, no me he encontrado con esa situación. Si me hubiese dedicado al periodismo, posiblemente sí. Mis padres no se dedican al mundo de las telecomunicaciones. No me pueden acusar de nada». Tampoco a su hermano Nacho , que se ha convertido en uno de los DJ mejor posicionados de Madrid: «Se gana la vida con ello. Ha ido a México Roma…». Así, Iago no se esconde a la hora de presumir de él: «Tiene algo que yo no tengo. Es muy disciplinado con los estudios. Ahora mismo, ha parado un mes para centrarse en los exámenes. Está estudiando Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería Informática. Saca notables y sobresalientes».Objetivos a corto plazo «Mi objetivo personal es terminar la carrera. No voy atrasado, pero no quiero que se alargue. Si me tropiezo, puede ser cada vez más complicado», confiesa el joven a este periódico. También quiere empezar a disfrutar de su tiempo libre. Y es que, su implicación en el terreno laboral -«llego a dedicarle 12 horas diarias»- motiva que no haga lo mismo que gran parte de las personas de su edad: «Mi madre está preocupada porque me ve trabajando mucho. Al final, quiere que también me divierta. Nunca volveré a tener 22 años». Y en el terreno laboral, quiere «seguir creciendo»: «Para una empresa tan pequeña como la nuestra, tenemos que estar con los ojos muy abiertos. Estoy feliz con lo que hago y eso es lo más importante».
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