El vigor que vienen demostrando en los últimos meses los indicadores sobre el comportamiento de la economía española podría no ser más que un espejismo . El último informe del Observatorio Financiero y de Claves Económicas del Consejo General de Economistas de España, difundido este lunes, cuestiona la lozanía del crecimiento español e invita a las autoridades a centrarse menos en el qué, los datos de crecimiento, y preguntarse más por el cómo, el modo en que se está llegando a estas cifras.Los economistas admiten sus dudas sobre la sostenibilidad en el tiempo del crecimiento actual por la acumulación de un puñado de indicadores que les invitan a pensar que «podríamos estar teniendo un crecimiento coyuntural», según lo ha expresado el presidente de la Comisión Financiera del Consejo, Antonio Pedraza.Noticia Relacionada estandar Si El Banco de España alerta de los riesgos de la inestabilidad política: «sus efectos económicos tienden a ser duraderos» Bruno PérezLa inquietud de la plataforma que aglutina y representa a los economistas colegiados de toda España viene del pobre comportamiento de la inversión productiva , que pese al fuerte crecimiento experimentado por la economía española en el primer trimestre del año se desaceleró respecto a los ya bajos datos de avance del año pasado y continúa por debajo de los niveles anteriores a la pandemia; del pésimo desempeño de la productividad, que supone un 25% de la media europea; y de la fuerte contracción experimentada por la inversión extranjera en España, que en lo que va de año se ha desplomado en más de 5.000 millones de euros respecto al ejercicio de 2023.Y viene alimentada por la naturaleza aparentemente transitoria de los vectores que están impulsando el crecimiento español en el momento actual: el vigor del consumo público, impulsado por los fondos procedentes de la Unión Europea; la fortaleza del turismo ; la incorporación al mercado laboral de mano de obra inmigrante como no se veía en España en los últimos veinte años; y el impulso del empleo asociado a este fenómeno.Consideran que la aportación del consumo público , que también está detrás de los fenomenales datos de empleo de los últimos meses, cederá tarde o temprano por las obligaciones de consolidación fiscal derivadas de la reinstauración de las reglas fiscales en España y de hecho ya ha comenzado a dar sus primeros síntomas de ralentización en el arranque del año; y advierten que el crecimiento «desaforado» del turismo ya ha empezado a provocar una respuesta social en determinados puntos. Revisión al alza del crecimiento de 2024 y dudas en 2025Bajo estas premisas, el Consejo General de Economistas revisa al alza el crecimiento esperado para este año hasta el 2,2% y prevé una desaceleración hasta el 2% en 2025, un año para el que esperan nuevas tensiones por el lado de los precios de los fletes, la energía y las materias primas que podrían limitar el impulso del consumo.De ahí hacia adelante, los economistas echan de menos un planteamiento reformista que busque impulsar la productividad . «Somos los privilegiados de esta crisis, porque ha afectado más a los países con más componente industrial que a las economías de servicios como la española, pero somos menos competitivos», ha advertido Antonio Pedraza este lunes. Noticia Relacionada estandar Si De la rigidez del marco laboral a la maraña de normativas autonómicas: el lastre regulatorio que hunde la productividad Bruno PérezPreocupa la debilidad de la productividad, pero también la vulnerabilidad financiera de la economía, que todavía arrastra unos niveles de deuda públicas elevadísimos. «En la última década hemos demandado al mercado una media de 235.000 millones de euros de financiación al año, lo que equivale más o menos a la tasa de ahorro del sector privado española. Inquieta pensar qué ocurrirá cuando las cosas vengan mal dadas y no haya esa tasa de ahorro cuando se ve como la inversión neta extranjera lleva cuatro meses retrocediendo», ha advertido Salvador Marín, director del Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas.Los economistas han revisado también al alza la expectativas de inflación media para este año hasta el 3,2%, uniéndose al coro de analistas que intuyen a España la costará más cubrir la última milla de la reducción de la inflación hasta el 2% que a otros países; y ha situado su previsión de déficit a final de año en el 3,3% .
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