Cuando Míchel tuvo «los huevos» de irse del campo en pleno partido e incluso quiso abandonar el Real Madrid

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Cuando Míchel tuvo «los huevos» de irse del campo en pleno partido e incluso quiso abandonar el Real Madrid

«Menudos huevos tienes». El 13 de junio de 1989, Ramón Mendoza (Madrid, 18 de abril de 1927 – Bahamas, 4 de abril de 2001), presidente del Real Madrid, tiró de su repertorio más directo y chulapo para regañar con cariño a José Miguel González Martín del Campo (Madrid, 23 de marzo de 1963), futbolista de la inolvidable Quinta del Buitre , grupo de jugadores que marcaron una época en el club blanco. En vez de estar celebrando el título de Liga recién obtenido, Mendoza había tenido que convocar a Míchel a una reunión urgente. El motivo hay que buscarlo en lo sucedido dos días antes, domingo 11 de junio, durante el encuentro Real Madrid-Español disputado en el estadio Santiago Bernabéu . Los madrileños ganaron el partido (3-0) y, en consecuencia, la Liga. Pero aquella tarde ocurrieron más cosas, otras cosas, todas ellas relatadas en la crónica de ABC :«A las ocho menos cuarto, todavía con el sol anticipado del verano sobre la hierba de Chamartín , sonó la traca y se llenó de jolgorio la tribuna y la grada blanca. Cien mil espectadores acudieron a una fiesta casi habitual de la primavera alta: el Real Madrid gana otra vez la Liga y le sobran algunos partidos. Adelanta con la suma de goles el resultado final. Con mucha seguridad amarró ante el Español los puntos que eran necesarios y, luego, cantó el alirón. La explosión de alegría, con despedida de un futbolista ejemplar – José Antonio Camacho – habría merecido un mejor juego de los campeones y un arbitraje más presentable. Pero no siempre salen redondas del todo las grandes fiestas. Sobraba la pataleta histérica de Míchel, desde luego. Y la irreflexiva actitud de Hugo, también… Ellos se perdieron el alirón».«…No regala nada el público que acude al estadio Bernabéu. Al contrario: exige continuidad y buen juego. Es cierto que la constancia ha estado ahí año tras año, para que una nueva Liga se coloque al lado de las demás en la sala de trofeos del Real Madrid. Pero también es cierto que en esta temporada, aunque haya barrido a escala nacional y siga barriendo, la calidad del fútbol madridista ha estado por debajo de sus posibilidades conocidas…».«…Como en los toros, tanta falta de compás y de continuidad en la faena deslucía la suerte. Antes del descanso. la ‘espantá’ de Míchel puso el ánimo de protesta delante de Ramón Mendoza. Hay cosas que no se comprenden en el Real Madrid. La guardia baja del banquillo permite costumbres que antes eran desconocidas en esta casa. Aunque la decisión de Míchel fuera tal vez lo más acertado que hiciera en toda la tarde -a l fin y al cabo no estaba dando una y cualquiera tenía ocasión de hacerlo mejor-, la forma de enfrentarse con el público y provocar la irritación en tarde de gloria para sus colores se me antoja, por lo menos, inoportuna…».En los tres párrafos anteriores se condensan el origen y la razón –o sinrazón- del hecho insólito acontecido hace 35 años en el coliseo blanco. Aquel domingo, el Real Madrid se disponía a firmar su cuarto título de Liga consecutivo. Rubricaba una racha victoriosa en España que no se veía refrendada en el ámbito internacional. O, para ser más exactos, en la Copa de Europa (Liga de Campeones), torneo de referencia para el madridismo.Goleada en MilánHabían pasado 23 largos años desde que el Madrid levantase su última copa orejona (1966). Ganó la Copa de la UEFA (Europa League) en 1985 y 1986, pero eso resultaba insuficiente para una afición y un entorno que presumían de fútbol y futbolistas (la citada Quinta del Buitre). En junio de 1989 estaba aún reciente el último y contundente varapalo. Así, el 19 de abril el Milan de Arrigo Sacchi había goleado (5-0) al Real Madrid en el partido de vuelta de semifinales de la Copa de Europa jugado en San Siro. Tras el 1-1 de la ida, los italianos disputaron la final… y la ganaron (4-0 ante el Steaua de Bucarest rumano).Como suele suceder, el desahogo de esa frustración madridista no fue equitativo. Cayó sobre unos más que sobre otros. En el caso de los jugadores, los señalados fueron Martín Vázquez y, sobre todo, Míchel . El murmullo nervioso y los crecientes silbidos de la grada acompañaban cada pase arriesgado y cada error del centrocampista. Eso fue lo que escuchó Míchel desde que comenzó el partido ante el Español, y eso fue lo que le impulsó a abandonar el campo visiblemente enfadado segundos antes de que el árbitro, Ándujar Oliver , pitase el descanso.Mientras se encaminaba hacia la banda, sus compañeros, atónitos, le preguntaba que a dónde iba. Y según se acercaba, Leo Beenhakker , técnico holandés del Madrid, le rogaba que se detuviera, que no se fuera. Míchel no escuchó a nadie. Sin detenerse, salió del terreno de juego y tomó el camino del vestuario. La sorpresa dio paso al escándalo. Porque Míchel no se quedó a celebrar el título de Liga. Se duchó, le pidió a un empleado del club que avisara a su mujer para que bajase al vestuario y ambos se fueron para su casa.«Además de ser un profesional del fútbol, soy un hombre. Y no puedo soportar que me insulten como lo hacen repetidamente, y menos en mi propio campo» Míchel Jugador del Real Madrid (junio de 1989)El entrenador y el presidente blancos intentaron taparle ante los periodistas, que no escatimaron críticas: «Sí hubo desbandada por parte de Míchel, no la del campo que ésa fue otra, sino del mismo vestuario. Alegó una lesión de rodilla primero, luego que le dolía el tobillo y se encontró con que todo el mundo le justificó. Beenhakker dijo que ‘sí, tiene una lesión con la que lleva jugando varias semanas, y hoy no podía más. Claro que ha influido la reacción de un sector del público contra él para que se marchara, pero el motivo principal ha sido la lesión’. Mendoza llegaría más lejos, quizás contrariado porque un espectador le echó en cara la espanta de Míchel gritándole algo así como ‘ eso te pasa por mimarles tanto ‘. El presidente comentó al respecto que ‘en lo de Míchel no ha habido defecto de forma al irse del campo. Más bien diría que ha habido defecto de tobillo’. Total, que no parece que vaya a haber sanción para el jugador y que éste seguirá campando por sus respetos haya afición por medio o no».Cuatro meses jugando lesionadoLuego, ya en casa y en pijama, José Antonio Camacho le llamó por teléfono desde el restaurante donde estaban celebrando el título de Liga preguntándole si iba a tardar mucho. Camacho era el capitán del equipo, una leyenda, y había anunciado que se retiraba del fútbol, esa era su última temporada. Míchel se vistió y se incorporó a la fiesta. Lo que nadie sospechaba es que horas después, lejos de enfriarse, el asunto explotaría . « Pienso que lo mejor es irme del Madrid », afirmó tras reunirse con Mendoza.«El jugador, de veintiséis años, señaló, claramente abatido, que ‘el domingo se me vinieron abajo muchas cosas, porque he demostrado durante doce años que soy un auténtico madridista de corazón ‘. El centrocampista internacional prosiguió con tono lastimero: ‘No quiero que me ocurra como a otros compañeros, que lo dieron todo por el club y a los que siempre se les discutió. No deseo pasar todos los días un examen por parte del público ni que se me critique en cada partido. Por todas esas razones, creo que lo mejor es irse’. Míchel se entrevistó con su presidente unos cuarenta y cinco minutos, durante los cuales le anunció su deseo de dejar la disciplina del club pese a que todavía le quedan seis años de contrato».«Míchel está moralmente destrozado, pero es imprescindible en el Real Madrid» Ramón Mendoza Presidente del Real Madrid (junio de 1989)«Cuando le preguntaron si no sentía nostalgia al pensar que podría abandonar el equipo de toda su vida, Míchel se mostró tajante: ‘Lo único que deseo es jugar a! fútbol y quiero hacerlo en un sitio donde la gente esté contenta conmigo. Esta decisión ha sido fruto de meditar profundamente él asunto durante las últimas cuarenta y ocho horas hasta que llegué a la conclusión de que era preferible marcharse del club, ya que un traspaso sería favorable tanto para mí como para el Real Madrid’». Respecto al hecho de que abandonara el terreno de juego el pasado domingo, Míchel reconoció que Mendoza le había expuesto su descontento por dicha acción y que él lo único que dijo para justificarla fue que ‘tenía razón en sólo un 20 por 100, ya que el 80 restante había que cargarlo en el debe de una lesión, que fue la que me llevó a dejar el césped’. En este sentido, Míchel recordó que llevaba cuatro meses jugando con molestias en la planta del pie y que ‘ nadie ha tenido en cuenta éste sacrificio a la hora de criticarme o pitarme cada vez que erraba un pase’. La situación que vive actualmente el magnífico jugador del Real Madrid no es cuestión de un día. Todo viene de lejos. En realidad, es una sucesión de hechos que tuvieron su culminación el pasado domingo. Míchel ha escuchado ya demasiadas palabras fuertes contra él: ‘Además de ser un profesional del fútbol, soy un hombre. Y no puedo soportar que me insulten como lo hacen repetidamente, y menos en mi propio campo’. El presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, prefiere tomarse un tiempo de reflexión antes de analizar en profundidad la situación que le planteó Míchel por la mañana: ‘Aún no puedo dar la postura del club al respecto porque ha pasado muy poco tiempo desde que Míchel ha planteado el asunto. Éste, además, es un conflicto que necesita mucha calma fría y no obrar en caliente’.»….«El presidente del Real hizo un completo elogio de Míchel señalando que hasta este momento siempre ha sido un jugador disciplinado y que nunca ha creado un problema en ese aspecto: ‘Lo único fue lo que hizo el domingo y fue por lo que le llamé a mi despacho. Porque en este club, antes de abrir expediente a un jugador, se le oye primero. Ahora dice que se quiere ir porque piensa que la afición no le quiere. Este es un asunto grave, porque el futbolista es muy sincero y mantiene esta teoría sin que espere, por ello, una reacción posterior del público…» «El Madrid es lo más importante»«Mendoza señaló que, de cualquier forma, el club tiene seis años para pensárselo, puesto que ese es el tiempo que tiene Míchel de contrato con el Real: ‘Míchel piensa que lo mejor para la sociedad es que él se vaya, pero aquí hay que ponderar muchos factores y, sobre todo, está la postura del club, que es el que, al final, tiene la última palabra’. Según el dirigente blanco, ya no se trata sólo de dejar pasar el tiempo para que Míchel reconsidere su postura, sino que ‘la cuestión es qué va a hacer la entidad al respecto aunque el jugador eche marcha atrás. Aquí hay dos partes y el Madrid es lo más importante’. Mendoza reconoció que ‘por Míchel ha sido por quien más ofertas he tenido . Todas de clubes italianos, porque en España nadie se ha atrevido a pujar por él. Lo peor de todo es que el jugador es madridista por los cuatro costados. De hecho, yo, personalmente, no pude reprimir el llanto de este jugador durante un cuarto de hora cuando nos eliminaron en Holanda de la pasada Copa de Europa . Ahora, dice que es el jugador más atacado de la plantilla por parte de la afición blanca, pero yo no puedo decir nada al respecto’. Mendoza insistió en que ‘el jugador está moralmente destrozado, pero ésa no es la cuestión. Su actuación del domingo no fue admisible… Es un hombre que está bajo la disciplina del equipo, lo que pasa es que es cierto que está lesionado y, de cualquier forma, no sé hasta qué punto está en condiciones morales de servir al club’… Anuncia una nueva conversación con Míchel en pocos días y expone su primer punto de vista sobre la petición de traspaso realizada por el jugador: ‘Míchel es imprescindible para el Real Madrid’».Ofertones de Italia… y del Atlético de Jesús Gil Conocida la voluntad de Míchel de abandonar el Real Madrid, varios clubes estuvieron dispuestos a acogerlo. El futbolista estaba considerado uno de los mejores centrocampistas de Europa, así que el interés de algunos equipos italianos por ficharlo era anterior al deseo de huida del jugador blanco. Míchel había recibido ofertas que le aseguraban un sueldo de 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros), una barbaridad entonces. Él prefirió quedarse en su club ganando menos. Había ampliado su contrato hasta 1995, con aumento de ficha incluido. Lo pactado era que cobraría 150 millones de pesetas (900.000€) anuales a partir de la temporada 1990-91, pero la junta directiva decidió adelantarle esos emolumentos al curso 1989-90 el mismo día que anunció que no le dejarían marchar. También saltó al ruedo Jesús Gil. El presidente del Atlético de Madrid le abrió las puertas del club rojiblanco al centrocampista merengue. «Estamos dispuestos a hacer una operación económica a gran escala para incorporarlo a nuestras filas –aseguró Gil desde Marbella-. Es un gran futbolista y una gran persona a pesar de que milite en el Real Madrid. En el Atlético tendría un sitio. Voy a hacer lo posible por ficharle si confirma su deseo de marcharse de esa casa». El dirigente colchonero no perdía ocasión de polemizar con Mendoza y en este caso, además, era conocedor del sentimiento atlético de la familia de Míchel. Su abuelo, su padre e incluso él hasta los 12 años fueron aficionados colchoneros y asiduos al estadio Vicente Calderón.Tan imprescindible era, que el asunto quedó zanjado solo 48 horas más tarde : «La Junta directiva fue reunida con urgencia por Ramón Mendoza, para tomar un acuerdo definitivo después de las conversaciones mantenidas con Míchel por el presidente. La reunión de la Junta se tradujo en una nota oficial mediante la cual el club comunica que ‘ha acordado que el jugador permanezca en el Real Madrid hasta la finalización de su contrato ‘. Míchel, por tanto, estará como mínimo en su actual equipo hasta 1995…».«…Termina así el asunto del modo en que pronosticaron Butragueño y otros jugadores, quienes opinaron que su compañero continuaría en el club a pesar del problema suscitado después de su ausencia del terreno de juego en el partido contra el Español. Al margen de esta decisión del club, queda la sanción que le será impuesta al jugador por la referida falta gravé que cometió en el Santiago Bernabéu».Al día siguiente, el propio Míchel claudicó: «Cumpliré mi contrato». Y lo cumplió con brillantez. Un par de semanas más tarde, el Real Madrid ganó la Copa del Rey (1-0 ante el Valladolid). Y posteriormente vendrían dos títulos de Liga ( 1990 y 95 ), dos Supercopas ( 1990 y 93 ), otra Copa ( 1993 ) y una Copa Iberoamericana ( 1994 ).

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