Alerta naranja: «Planeas todo durante un mes y se fastidia en un momento»

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Alerta naranja: «Planeas todo durante un mes y se fastidia en un momento»

Despertarse con el cielo nublado o notar cómo el viento azota con fuerza las ramas de los árboles puede desanimar a cualquiera en la época del año que sea. Sin embargo, para los expositores de la Feria del Libro de Madrid esta situación puede ser letal. Sobre todo si reciben la notificación de que una alerta naranja se activará en las próximas horas . Ante esta impotente situación, a los libreros solo les queda «aguantar y esperar», pues este es el riesgo que deben tomar al ser los Jardines del Buen Retiro el privilegiado escenario de esta cita anual que acerca miles de personas a escritores, librerías y editoriales.Hasta en tres ocasiones, la 83 edición de la feria se ha visto sorprendida por una alerta naranja por condiciones meteorológicas adversas —que aunque permita el tránsito en el Parque del Retiro, obliga a las casetas a echar el cierre—. Sin embargo, en dos de estas jornadas se revisó el aviso y finalmente se pudo continuar .Esta situación no es desconocida para los expositores que desde el 31 de mayo y hasta este mismo domingo han pasado mañanas y tardes en el pulmón de Madrid. «Ante el cierre solo nos queda sufrir. Llevas organizando esto un mes y luego se fastidia todo en un momento», lamenta Daniel. Sus principales aliados contra las lluvias son los toldos, pero ante el viento no les queda más que rendirse.Noticia Relacionada estandar No Madrid cambia el protocolo de parques y podrá cerrar el Retiro solo una hora después del aviso de la Aemet I. Pereira La Mesa del Árbol aprueba la posibilidad de clausurar solo los sectores con mayor riesgo de fenómenos meteorológicos en los ocho grandes recintos históricos«Aunque son necesarios y está por encima de todo la seguridad, trastocan mucho los planes de las editoriales», determinan a ABC desde Almuzara Libros sobre los procedimientos que se llevan a cabo en caso de condiciones meteorológicas adversas. Detrás de los 17 días de feria hay mucho trabajo y un aviso de este tipo puede implicar la suspensión de la planificación de las firmas «sobre las que se lleva trabajando con mucha antelación, poniendo de acuerdo sobre la fecha idónea a autores y editoriales, haciendo carteles, moviendo a las redes y medios y planificando la logística del abastecimiento de ejemplares en las casetas», detallan.Reorganizar todo lo cancelado también resulta un trabajo frustrante para los expositores, sobre todo cuando se trata de las firmas y que además coincida con que estas no residan en Madrid. «Es muy frustrante para un autor, sobre todo si es su primera vez, el no poder cumplir con el sueño de estar en la Feria del Libro firmando ejemplares con muchos otros consagrados», señalan desde la citada editorial.No obstante, los cambios en la planificación no son lo que más molesta a Daniel: «Lo peor es que te den el aviso a las 11 de la mañana y a las 16 horas te digan que ya se puede abrir porque han bajado el nivel de la alerta. Estaría bien que fueran algo más precisos», determina.Algo parecido a lo que relata a este periódico el librero de la caseta Paulinas, lo que sucedió el pasado viernes. A primera hora de la tarde, la organización informaba a expositores y visitantes que el aviso naranja obligaría a cancelar toda actividad prevista. «Abriremos de 17.00 a 18.00 y cerraremos a esa hora», determinaba la Feria del Libro a través de su cuenta de X (antes Twitter). Ese mismo día tendría lugar ‘La noche iluminada’, jornada en la que se esperaba bastante afluencia y en la que las casetas registrarían movimiento hasta las 23.30 horas. Sin embargo, en cuanto se acercó el momento, la previsión cambió y la actividad se llevó a cabo según lo previsto .Esto fue posible gracias a los procedimientos que se siguen los días en los que tiene lugar la feria. «Recibimos partes para saber a qué atenernos cada día», determina a este diario Eva Orúe, directora de la Feria del Libro de Madrid. Así, en el caso de que se declare alerta naranja, se llevarían a cabo revisiones periódicas hasta llegada la hora de su activación. Esto les permite un seguimiento actualizado de la situación, pudiendo mejorarse en caso de que el tiempo lo permita. «Llevar la feria al Retiro implica que tengamos que aceptar las normas y de eso somos conscientes la dirección, organización y los expositores», añade Orúe.Caída de ramas y árbolesLa privilegiada ubicación de estas casetas favorece que familias se acerquen a los libros, a las editoriales y a los autores, fomentando y animando a los más pequeños a acercarse al mundo de la literatura. Pero esto conlleva también una especial atención a las medidas de seguridad que se aplican en este espacio público. El protocolo que sigue el parque del Retiro en caso de emergencia meteorológica establece cuatro niveles de alerta (verde, amarillo, naranja y rojo), que se activan en función de las previsiones facilitadas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las variables para determinar el color evalúan la intensidad de nevadas o la velocidad de las rachas de viento , por ejemplo. En este último punto, los vendavales, lo que afecta a la Feria del Libro, se tiene en cuenta si la previsión de temperatura máxima supera los 35 ºC, ya que afecta a las ramas, que pueden romperse —un fenómeno conocido como ‘summer branch drop’—, y la humedad del suelo, que también multiplica las probabilidades de caída de árboles.

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