Julio de 2017. Doña Letizia y el Duque de Edimburgo comparten confidencias y exhiben una química poco común durante el primer viaje oficial de los nuevos Reyes de España al Reino Unido. Ambos son miembros de la realeza europea pero con orígenes y perfiles muy distintos, Su complicidad es llamativa. ¿Qué tenían en común el marido de la Reina Isabel II –a sus 96 años de edad y nacido en la Familia Real griega– con la joven Reina española –divorciada, experiodista y con padres de clase media asturiana–? Aparentemente nada. Solo su papel de consortes. Pero esta condición lo fue todo.En aquel viaje, Felipe de Edimburgo se encontraba al final de su vida oficial y Doña Letizia había empezado a recorrer la suya como Reina. El Duque había anunciado su retiro y esa fue la última visita de Estado en la que participó. Algo encontró en la consorte española que le conmovió y le llevó a compartir con ella el conocimiento acumulado en sus 60 años como marido de Isabel II. Dentro de la realeza europea, él sabía mejor que nadie lo que supone caminar un paso por detrás de la propia pareja durante más de medio siglo, y quiso que la esposa de Felipe VI se beneficiara de ello. Fue una tutoría magistral durante los tres días que duró la visita, tan completa que llegó a incluir recomendaciones sonrojantes. Más allá de la anécdota, este traspaso de conocimiento de un gran decano de la realeza europea a una principiante Reina plebeya era hasta hoy un episodio secreto. Pero forma parte de la historia de cómo una periodista solvente y perfeccionista se proyectó como una Princesa insegura y a ratos irritable por tener que ajustarse a un papel que se le quedaba pequeño, para acabar convirtiéndose en una consorte del Rey ejecutiva, influyente y ejemplar en su comportamiento individual e institucional. Un recorrido duro y difícil en el que Doña Letizia peleó para hacer crecer su papel hasta convertirse en la pieza clave para la Corona que es hoy. Ella lleva a la Monarquía a rincones donde nunca había llegado. Doña Letizia, junto a Felipe de Edimburgo durante el viaje oficial de los Reyes al Reino Unido ContactoA la Reina le costó marcar su camino. No lo tuvo fácil. Ni dentro de la institución, ni fuera. Externamente, era señalada y atacada, a veces con un punto de crueldad. Internamente, existía cierta desconfianza sobre su capacidad para adaptarse. Pero el resultado de sus decisiones en los ejes de trabajo que se le atribuyeron como Princesa, –acompañar a Don Felipe, construir su propia agenda y ocuparse de la educación de sus hijas– goza de altas cotas de reconocimiento y, como Reina, recoge los frutos de duros años de trabajo recibido muchas veces con incomprensión. Equipo con el ReyHoy, Doña Letizia está en mayor o menor grado en todas las decisiones importantes, domésticas e institucionales, que tienen que ver con la Corona. Desde el histórico discurso que Don Felipe pronunció ante el desafío secesionista hasta la preparación de los viajes de Estado. Desde la elección de Camilo Villarino como nuevo jefe de la Casa del Rey hasta las medidas de ejemplaridad y transparencia. Y todo ello con la dificultad añadida de que familia e institución están imbricadas. Si Jaime Alfonsín deja su puesto como mano derecha de Don Felipe, su sustituto debe tener ‘feeling’ no solo con el Rey y la Reina sino también con la Princesa heredera. Si Doña Leonor cursa bachillerato en Gales hay que calibrar que después ingresará en la Academia Militar. O, dicho de otro modo, sopesar si su niña adolescente puede pasar de altas cotas de libertad al entorno contrario, el castrense, y, además, someterse con éxito a duras pruebas físicas militares porque, de no superarlas, el episodio abriría un debate nacional. Para la esposa de Don Felipe pocas son las decisiones exentas del doble análisis como madre y como consorte del Rey. «Hola, soy la Reina» Preparación a fondo Doña Letizia se prepara a conciencia para cada decisión importante y cada actividad institucional. La Casa del Rey le prepara dosieres de documentación para cada acto y ella misma los completa buscando información o incluso llamando directamente a quien considera que la puede informar mejor. «Hola, soy la Reina», se presenta por teléfono. Anticipación a los cambios sociales Desde que comenzó a crear su agenda como Princesa, génesis de su labor como Reina, buscó causas importantes para la sociedad en el futuro. Una estrategia que la sitúa en la vanguardia de debates públicos. Así, acertó al acercarse a las enfermedades mentales o las adicciones a las pantallas. También a las víctimas de la violencia de género cuando ni siquiera había un pacto de Estado.Don Felipe y ella forman un tándem que funciona como una máquina perfectamente engrasada. Se complementan en carácter, forma de trabajar y focos de interés. Mantienen un equilibrado reparto de papeles y trabajan en equipo. Si Don Felipe es el que pone el acento en la institucionalidad, Doña Letizia lo hace en los puntos de interés. Si el Rey se ocupa de los temas de defensa y la unidad, la Reina de los problemas sociales. Mientras él prima la cortesía, ella la eficacia.La Reina pasea con Michelle Obama por los jardines de la Casa Blanca en 2015 PoolDonde no llega Don Felipe llega Doña Letizia, y esto es visible incluso en su actividad internacional. No solo por que la Reina es una pieza muy valiosa a la hora de preparar los viajes de Estado y definir la agenda que proyecte la mejor imagen de España en el exterior sino por las conexiones personales que entreteje gracias a su naturalidad e intereses pegados a la sociedad. Su imagen junto a Michelle Obama caminando juntas del brazo por el huerto de la Casa Blanca en 2015 se hizo popular y fue posible porque Doña Letizia decidió sacrificar el protocolo y dejarse ayudar por la primera dama cuando sus tacones comenzaron a hundirse en el césped. El contacto de ambas tornó en amistad gracias a la coincidencia de sus inquietudes sociales: alimentación, educación o mujeres. Aún hoy siguen manteniendo la relación. La complicidad de la Reina con los Biden o los Macron durante la cumbre de la OTAN en Madrid o este mes con Lucrecia Peinado en Guatemala son otros ejemplos.Con causas estigmatizadasEn la lista de fans de la Reina Letizia conviven poderosos nombres de ámbito internacional y personajes influyentes del panorama doméstico con muchos otros ligados a colectivos vulnerables. La esposa de Don Felipe se volcó en estas causas cuando comenzó a diseñar su agenda como Princesa, eligiendo proyectos relacionados con la marginación, la discapacidad, la mujer, la educación o la salud que aún no recibían el respaldo de la Corona. Así ha llevado a la Monarquía a rincones a los que no ha llegado antes, prestando atención a proyectos que padecían estigma o adelantándose a problemas importantes antes de que sean percibidos así por la sociedad. Las enfermedades raras fueron una causa que entró de lleno en el radar de La Zarzuela por decisión personal de Doña Letizia, al igual que las mujeres prostituidas o la comunidad gitana. Hoy, y a raíz de la pandemia, todo el mundo habla de la salud mental. Pero cuando en 2015 Doña Letizia decidió apostar por esta causa, la Confederación de Salud Mental de España, llevaba años buscando, sin éxito, un rostro conocido que les apoyara. «Un cantante, un actor… alguien que nos pudiera echar una mano», recuerda Nel Anxelu, presidente de la organización. «La sorpresa fue mayúscula cuando en una reunión del Cermi la Reina dijo ‘yo lo que quiero saber es qué puedo hacer por la salud mental’». «Para nosotros fue un regalo y toda una base de esperanza», añade Anxelu, quien narra cómo la primera vez que Doña Letizia visitó su sede a varios miembros de la junta directiva no les salían las palabras. «Desde que nos apoya se nos abren muchas puertas y estamos avanzando de forma increíble en la normalización de los tratamientos. Hay un antes y un después», añade.La Reina es una pieza muy valiosa para preparar los viajes de Estado y definir temas que proyecten la mejor imagenPara la directora de la Asociación de Protección de la Mujer Prostituida, Rocío Mora, el apoyo de Doña Letizia «ha sido un avance monumental». «Se pone al lado de las mujeres que han pasado por una situación de trata o explotación con el mensaje de que sin alternativa, ninguna puede salir», señala. «En pandemia fue uno de nuestros grandes apoyos. Parece que hace gestos pero no son gestos, es trabajo. No es solo un rato de discurso. Vemos que detrás hay información, preparación y que sigue los temas», señala. La directora general de la Fundación del Secretariado Gitano, Sara Giménez, subraya su «enorme sensibilidad hacia los vulnerables, nos brindó un apoyo crucial en el Covid». Esta activista recuerda el impacto que tuvo en el obrero barrio de Vallecas la visita de la Reina en 2016. «Fue la primera vez que venía alguien de la Casa Real. Generó mucho revuelo, sorpresa y expectación. Estaban allí mujeres gitanas de uno de nuestros programas y la Reina les dedicó un rato de conversación a cada una», destaca. «Cuando hay un problema intenta ayudar. Ves cómo enseguida apuesta por decir ‘a ver de qué forma podríamos colaborar’. Nos ayuda a estrechar vínculos con una parte muy influyente de nuestra sociedad», valora. Implicada en causas sociales Arriba, Doña Letizia visita el pasado enero la sede de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (APRAMP). A la izquierda, mantiene en 2020 una videoconferencia con el presidente de la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España, Francisco J. Trigueros. A la derecha, en un centro integrado de Formación Profesional en la carretera de Villaverde a Vallecas, en Madrid Casa de S. M. el Rey / Doña Letizia es un fenómeno mediático y es perfectamente consciente de ello. «Conoce perfectamente el impacto y la atracción que tiene en los medios y lo aprovecha para trasladar mensajes a la sociedad». Y además de visibilizar causas que necesitan apoyo institucional, la Reina las pone en contacto con entidades o personas dispuestas a arrimar el hombro. Así, por ejemplo, los niños de la Fundación Secretariado Gitano lograron tener tabletas para estudiar durante la pandemia, la Federación Española de Enfermedades Raras pudo salir del pequeño local con humedades que tenía como sede, la Asociación Española contra el Cáncer logró estrechar contactos con investigadores de Washington o las empresas empezaron a ofrecer trabajos a la Confederación de Salud Mental y a la Asociación de Protección de la Mujer Prostituida.Frank Trigueros, presidente de la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas cree que el valor del apoyo de la Reina es «incalculable». Este colectivo fue maltratado en la pandemia porque al no poder oír ni ver, necesita tocar para sus actividades cotidianas, como comprar. El miedo que generaba el Covid provocaba que muchas personas les increparan en los supermercados, y cuando la Reina tuvo conocimiento de ello apoyó iniciativas para dar a conocer el problema de este colectivo. «Nos ha permitido crear vínculos y establecer contactos con nuevos colaboradores que han financiado proyectos y apadrinado iniciativas cruciales».Rocío Mora, directora de la Asociación de la Mujer Prostituida «Parece que hace gestos, pero no son gestos, es trabajo. En la pandemia fue un gran apoyo» Sara Giménez, dtora. gral. Fund. del Secretariado Gitano «Ante un problema intenta ayudar. Nos ayuda a estrechar vínculos con los influyentes» Nel Anxelu, presidente de la Confederación de Salud Mental «Con ella estamos avanzando de forma increíble en normalizar los tratamientos» Juan Carrión, pte. de la Fed. de Enfermedades Raras «Nos acompaña a nivel público interno, internacional y en las acciones vinculadas a la ONU»Curiosamente, comprometerse con proyectos en los que pocas personas reparaban tuvo réditos inesperados para Doña Leticia, como su primer viaje al exterior en solitario. Ese desplazamiento se fraguó porque una hija del expresidente alemán Horst Köhler padecía una enfermedad rara. Cuando el político visitó España en 2009, su esposa invitó a la entonces Princesa a Berlín a entregar los premios de su fundación porque era de los pocos rostros importantes comprometidos con esta causa. El presidente de la Federación de Enfermedades Raras, Juan Carrión, destaca el acompañamiento que les brinda la Reina en todos los niveles, incluso en las acciones vinculadas a la ONU. La esencia de Doña Letizia, y el secreto de su éxito, es ser una Reina activa cuyo motor es la utilidad. «¿Cómo os puedo ayudar?», pregunta a todo aquel al que decide apoyar. Su labor no se limita a hacer visitas y dejarse fotografiar. Si se interesa por un proyecto o asociación, su apoyo tiene continuidad.Reuniones de trabajo, su método favorito¿Cómo trabaja la Reina cuándo no la vemos? De forma ejecutiva. Su herramienta favorita son las reuniones de trabajo, y mejor en grupo reducido para poder profundizar más. Si no comprende algo, lo hace saber:«No he entendido nada, ¿vosotros sí?», ha preguntado a sus colaboradores tras alguna exposición enrevesada. A la hora de reunirse con Doña Letizia no sirven las generalidades. Antes de cada reunión se prepara a fondo y llega con el tema perfectamente estudiado. «Se lo decía a la gente al principio y no me hacían caso: no empecéis por las generales de la ley que ya se las sabe. Haced una pequeña introducción y entrad en materia porque ella ya tiene un dosier por cada actividad oficial que realiza», recuerda un miembro del equipo de la Reina. Esos dosieres son fundamentales para ella. La Casa del Rey los prepara pero Doña Letizia los estudia y completa llamando directamente a quien cree que mejor puede informarla, o con información que busca en internet y redes sociales. Unos cuantos se han sorprendido al descolgar el teléfono y escuchar al otro lado un «hola, soy la Reina».En la creación de esa agenda estuvo desde el principio el exjefe de la Secretaría de la Princesa, José Manuel de Zuleta, su más estrecho colaborador hasta esta primavera. «Una de las cosas que más satisfacción me ha dado es poder ayudar a la gente a través del trabajo con la Reina», dice este aristócrata y militar. Ambos trabajaron con un criterio: la utilidad para las causas elegidas y para la Corona. Por ello, el desembarco de la Reina en la lucha contra la violencia de género tuvo que esperar. Cuando Doña Letizia mostró su interés, PP y PSOE no habían alcanzado aún el Pacto de Estado de 2018 y estos crímenes se usaban por unos y otros como arma arrojadiza. El Gobierno le recomendó que no se implicara para que la Corona no se viera envuelta en la lucha partidista y la Reina aguardó a su pesar hasta que los dos grandes partidos alcanzaron un consenso. ¿Y de cara al futuro? ¿Qué planes tiene Doña Letizia tras diez años de reinado y 4.219 actividades oficiales a sus espaldas? Seguir al servicio de la sociedad. Esto es, continuar siendo una Reina útil. Y, lo más importante, capaz de llegar a todos.
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