Rajoy: «Es falso que mi gobierno no apoyara el discurso del 3-O»

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Rajoy: «Es falso que mi gobierno no apoyara el discurso del 3-O»

Mariano Rajoy puede presumir de ser el único presidente del Gobierno de la democracia que ha coincidido con dos reyes. Desde esa particular atalaya, defiende con entusiasmo el legado de Don Juan Carlos, reivindica un proceso de abdicación ejemplar y ensalza el papel de Felipe VI en el día en que se cumplen diez años de su proclamación ante las Cortes. En cuanto a Pedro Sánchez, cree que del Gobierno de su sucesor no se puede esperar «nada razonable» porque está en manos de unos socios que convierten la gobernabilidad en algo «inviable». No obstante, es optimista: «Doña Leonor es el futuro más esperanzador». -¿Cuál es su balance de los 10 años de Felipe VI?-El balance que hago yo de esos diez años es el que hace diez años me gustaría poder hacer hoy. Es exactamente ese el balance. Cuando abdicó, el Rey Juan Carlos se dirigió a la nación y dijo lo siguiente: «Don Felipe tiene la preparación, la madurez y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación». Pues bien, diez años después podemos decir que esas palabras no estaban equivocadas. En aquel momento, cuando fue proclamado Rey en las Cortes Generales, Felipe VI dijo «juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes». Y lo hizo. Ese es el mejor balance que se puede hacer de estos diez años.-¿El discurso del 3 de octubre del Rey Felipe VI es el 23-F de Juan Carlos I?-Eran situaciones distintas, pero ambas importantes. En un caso se trataba de un golpe de estado militar y en otro una declaración de independencia de una parte de España. Yo creo que hay algunos paralelismos. El primero, tanto el Rey Juan Carlos como el Rey Felipe VI sintonizaron con lo que pensaban la mayoría de los españoles, y eso tranquiliza. En segundo lugar, los dos discursos transmitieron seguridad y serenidad. En un discurso se dijo que el golpe de Estado no iba a parte alguna y Felipe VI dijo: «saldremos adelante aunque son tiempos complejos». Eso le da mucha seguridad a la gente. Luego, hay un tercer tema, en ambos casos se trataban de mensajes que eran reconfortantes para los gobiernos de la época. Los Reyes dijeron lo mismo: la responsabilidad de asegurar el orden constitucional es de los legítimos poderes del Estado, que es lo que se hizo en la época de la UCD y en nuestra época con la aplicación del 155.El 3-O «El Rey Felipe estaba preocupado, claro. La principal responsabilidad del Rey, y lo asume cuando jura la Constitución, es guardar y hacer guardar la Constitución»-El discurso salió con la aprobación del Gobierno.-Al Gobierno le pareció muy bien que el Rey saliera. Este aparece en los momentos en que se cuestiona nuestra Constitución.-¿Usted lo supervisó como presidente del Gobierno?-Leíamos todos los discursos. Es nuestra obligación y es lo que siempre se ha hecho.-Por lo tanto, se lo pregunto directamente: todo esto que se ha contado de que usted no estaba de acuerdo…-Eso es absolutamente falso, lo que pasa es que uno no puede estar constantemente saliendo al paso de rumores y cotilleos diversos. Forma parte de las responsabilidades que uno asume cuando es presidente del Gobierno.-El Rey Felipe, ¿cómo estaba?-El Rey Felipe estaba preocupado, claro. La principal responsabilidad del Rey, y lo asume cuando jura la Constitución, es guardar y hacer guardar la Constitución. Y es evidente que una declaración de independencia como lo que se produjo en su día y los acontecimientos que tuvieron lugar en Cataluña suponen un ataque muy claro y muy contundente a la Constitución. A partir de ahí, pocas fechas después, vino con un gran consenso nacional, porque el Senado lo aprobó por inmensa mayoría, la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Fue aplicar un artículo de la Constitución que entonces nadie sabía lo que era, ni para qué estaba allí, ni cómo se iba a aplicar. Y yo creo que lo más importante que ha pasado en España en los últimos tiempos es la aplicación del artículo 155, porque conlleva un mensaje muy claro: la Democracia española tiene instrumentos para defenderse y cuando es atacada se defiende.Documental de ABC que revela cómo se gestó el discurso del Rey para frenar el golpe separatista el 3-O JUan Fernández-Miranda, David del Río y Javier Nadales-De lo que habla el Rey es de la Constitución y del autogobierno catalán.-Sí. En ambos casos era proteger el orden constitucional y eso, sin duda, ha sido el gran éxito de la Monarquía.-¿Sigue pensando que la Monarquía en España necesita una defensa «especialmente militante»?-La mejor defensa es, lisa y llanamente, ver cómo era la situación de España hace 45 años, antes de aprobar la Constitución, y cómo es hoy. Sí es bueno que haya una defensa militante y yo, desde luego, procuro hacerla. Pero el reinado de Juan Carlos I, que es quien ha estado fundamentalmente en estos años, es uno de los mejores de la historia de España. Conviene no olvidar que recogió una dictadura y dejó una democracia plena y, además, paró un golpe de Estado. Y tampoco conviene olvidar que cogió un país aislado en el mundo y hoy es un país integrado en las instituciones europeas, moderno y desarrollado. Bajo el reinado del Rey Juan Carlos, España se transformó y, sin duda, han sido muy importantes la sociedad española y los sucesivos gobiernos, pero el impulso lo dio el Rey en su momento.-¿Los errores que se le atribuyen a Don Juan Carlos hasta qué punto estropean su reinado?-En cualquier faceta de la vida lo importante es el balance. No conozco a nadie que sea perfecto, ni a nadie que pueda presumir de no haberse equivocado alguna vez en la vida. Todos nos hemos equivocado; unos más que otros, es verdad, pero el balance de un Rey -hay que ver cómo estaba España en 1975 y cómo está hoy- se mire desde el punto de vista económico, de relaciones internacionales o de la democracia, es absolutamente imbatible.El piloto del cambio «Don Juan Carlos fue el gran piloto y el que estuvo al frente de la nave en los momentos más felices de la reciente Historia de España»-Usted habló con el Rey el día que se fue de España. No era presidente.-Sí, ya no era presidente. Quise llamarlo porque me parecía razonable. Me enteré a través de los medios de comunicación.-De ABC.-Sí y lo llamé. Le dije lo que pensaba. Él me dijo que volvería pronto y le dije «esto no se entiende muy bien, pero en fin». Más que nada lo llamé para interesarme y para transmitirle mi sincero apoyo, porque yo, que he tenido que despachar prácticamente todos los lunes con el Rey Juan Carlos durante tanto tiempo, percibo algunas cosas que quizá otras personas que no han tenido esa oportunidad no han percibido. Es un hombre con un gran don de gentes, con una gran simpatía, pero a la vez tenía carácter, que eso es muy importante, una férrea disciplina, que también lo es, y tiene una notable sabiduría política. Yo eso lo viví. Creo que su labor fue extraordinaria y, desde luego, independientemente del esfuerzo que hicieron los sucesivos gobiernos y sobre todo los españoles, él fue el gran piloto y el que estuvo al frente de la nave en los momentos más felices de la reciente Historia de España.Otro momento de la entrevista del expresidente tania sieiraLa salida de Juan Carlos I «Lo llamé. Le dije lo que pensaba. Él me dijo que volvería pronto y le dije ‘esto no se entiende muy bien, pero en fin’»-Usted negoció la abdicación con Alfredo Pérez Rubalcaba. ¿Fue un proceso fácil?-Fácil en esta vida no hay muchas cosas, algunas son menos difíciles que otras. Un juicio de valor: lo más importante de la abdicación, y además te das cuenta ahora, es la normalidad con la cual se produjo. Nunca en los dos últimos siglos se produjo un proceso de sucesión en la Corona tan normal como fue éste. Nadie se intranquilizó por lo que pudiera pasar: el proceso duró 17 días desde que se conoció por la opinión pública hasta que Don Felipe fue proclamado Rey, nadie tuvo la sensación de que hubiera un vacío de poder y nadie tuvo la sensación de que iniciábamos una etapa de incertidumbres. Este fue un proceso muy importante porque quedaron claras dos cosas: la estabilidad del sistema político español, que hay que preservarlo, y la solidez de las instituciones constitucionales. En realidad este proceso fue un triunfo de los que hicieron la Constitución Española, porque hay instituciones estables, sólidas y un país que funciona en el momento en que se tienen que tomar decisiones con normalidad.Acuerdos de Estado «El último gran acuerdo nacional que conozco ha sido la aplicación del artículo 155, que me costó mucho»-No se quite mérito…-Hay tres cosas que ayudaron y no quiero parecer presuntuoso, porque no tiene sentido y mucho menos a estas alturas de la vida. Primero, la discreción. Usted que es periodista sabe que aquí es muy complicado que la gente se calle cuando tiene que callarse. Hubo una enorme discreción. Cuando el Rey anunció que abdicaba, no lo sabían nada más que siete, ocho, diez, doce personas, muy poquita gente. Segundo, fue muy importante el apoyo de Rubalcaba y eso es la inequívoca demostración de la importancia de los grandes consensos nacionales en los grandes temas. Aquí por consenso se entró en Europa, en el euro. Se hicieron los Estatutos, salvo el catalán, y ahí hubo problemas, consenso en la política exterior. Todo esto, con perdón, se ha ido al carajo ahora, pero bueno. Aquello fue muy importante. Y tercero, si me lo permite usted, se trató de una gestión ordenada y sosegada.Diez años de reinado visual No ¿Quién es Felipe VI? La persona más allá del trono Israel Viana estandar Si ENTREVISTA Charles Powell: «Don Felipe ha madurado a golpe de crisis» Juan Fernández-Miranda-¿Cómo y cuándo empezó todo?-El Rey se planteó esto a final de 2012. Habló con gente, tomo la decisión en 2014. A mí me lo contó el 31 de marzo de ese mismo año: «Hay que empezar a preparar esta historia». Yo el 1 de abril se lo transmití a tres o cuatro personas en el Gobierno. El debate más importante que hubo fue si hacíamos una ley con un sinfín de artículos o si, como se decidió al final, apostábamos por una ley con un sólo artículo. Creo que fue lo mejor, pero ahí hubo un cierto debate. Luego hubo elecciones europeas. Al PP y al PSOE les fue mal y Rubalcaba anunció su dimisión. Yo le dije al Rey «creo que toca hacerlo». Se lo dije en un despachó el 26 de mayo y el 29 convocó en La Zarzuela a una reunión a su hijo, a Rubalcaba y a Rafael Spottorno. También estábamos la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y yo. Se dijo «esto se anuncia el 2». Y el 2 se anunció. El día 3 el Consejo de Ministros lo aprobó, luego el Congreso de los Diputados y el 16 el Senado. Fue una gestión ordenada y sosegada en la que los que tenían que estar a la altura de las circunstancias lo estuvieron. A efectos de la gente esto se ejecutó en 17 días. Y eso como país da una sensación de país serio.-¿Esto sería posible con el actual Partido Socialista?-No y me duele decirlo porque antes le he citado algunos de los consensos de los últimos 40 años. Recuerdo un año negociando con el PSOE la reforma de diez estatutos de autonomía. No hubo ni el más mínimo problema. El último gran acuerdo nacional que conozco ha sido la aplicación del artículo 155, que me costó mucho, pero me parecía disparatado ir en solitario a tomar una decisión de esas características. Hoy, pues mire, no. Pero esa es la consecuencia del Gobierno Frankenstein: de un partido que gobierna que depende de Bildu, de Podemos, de Puigdemont no podemos esperar otra cosa. Es que es inviable que de ahí salga nada razonable. Que nadie interprete que yo estoy criticando nada, pero es que es un hecho objetivo.Don Juan Carlos «La Monarquía goza hoy de muy buena salud. A mí nadie me dice por la calle nada contrario y me dicen muchas cosas»-El reinado ha sido intenso: ejemplaridad, transparencia, la pandemia y la irrupción de Leonor. ¿Cómo valora su proceso de formación como heredera?-Creo que es el futuro más esperanzador. Hoy vivimos tiempos complejos e inciertos. Vuelven las guerras a Europa, las democracias liberales están amenazadas, los populismos surgen por doquier y existen dudas sobre nuestro bienestar futuro. En ese ambiente la fortaleza de las instituciones constitucionales aparecen como un asidero de estabilidad y garantía de que, a pesar de todo, las cosas importantes seguirán incólumes. Eso es lo fundamental. Y sobre la persona, como es natural no he tenido el mismo trato que tuve con el Rey Juan Carlos o con el Rey Felipe VI, pero en estas últimas semanas la hemos visto incorporarse de manera progresiva a sus nuevas responsabilidades como Heredera del Trono y su serenidad y su templanza nos dan a todos la seguridad de que estaremos en buenas manos.El papel de la Corona «El Rey nos representa en el exterior y cumple a satisfacción de prácticamente todo el mundo, salvo de algún fanático, perfectamente sus funciones constitucionales»-¿Cuál es el estado de salud de la Corona española?-Primero, yo creo que la Monarquía goza hoy de muy buena salud. A mí nadie me dice por la calle nada contrario y me dicen muchas cosas. Es una institución que está por encima del partidismo, algo que hoy en España está a la orden del día. Pero la Monarquía se ve como un patrimonio de todos. Los partidos políticos, no. La Corona es el símbolo de la mejor España de la Historia. Mire lo que ha pasado desde la proclamación del Rey Juan Carlos desde 1975 hasta hoy. Ha habido problemas y dificultades, los últimos tiempos han sido especialmente malos, pero es que el balance es arrollador. La Monarquía es garantía de democracia, de libertad y de progreso económico y social. Y, además, es garantía de la permanencia del país. El Rey nos representa en el exterior y cumple a satisfacción de prácticamente todo el mundo, salvo de algún fanático, perfectamente sus funciones constitucionales.-Le he leído en su libro que usted dice que no es un «fervoroso monárquico por convicción, sino por pragmatismo».-Esto posiblemente se pueda malinterpretar un poco, pero le voy a decir dos cosas. Una, cada vez soy más monárquico. Y otra, ¿por qué digo que soy pragmático? Es que a mí no me gustan los doctrinarios. Por eso nunca he sido un extremista de nada, pero es cierto que cada vez soy más monárquico.

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