Hace dos años, Joe Biden anunció la muerte en Afganistán del líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri , considerado uno de los ideólogos de los atentados del 11-S e impulsor, junto a Osama Bin Laden , de la gran oleada de ataques violentos que sacudieron también Londres y Madrid en la década de los 2000. «Se ha hecho justicia, hemos acabado con el líder terrorista. No importa cuánto tiempo cueste, no importa dónde se esconda, si alguien es una amenaza para nuestro país, lo encontraremos y lo quitaremos de en medio», añadió el presidente de Estados Unidos.El sucesor de Bin Laden fue atacado con un misil aire-tierra Hellfire lanzado desde un dron –o un avión no tripulado– que explotó en Kabul a las 06:16 de la mañana del 31 de julio de 2022. La muerte de Al Zawahiri se produjo once años después de que Estados Unidos acabara con la vida del anterior líder de la organización terrorista. El entonces presidente estadounidense Barack Obama lo anunció con el siguiente discurso:«Buenas noches. Esta noche puedo anunciar al mundo que Estados Unidos ha dirigido una operación [en la localidad paquistaní de Abbottabad] que ha causado la muerte de Osama Bin Laden, el líder de Al Qaida , el terrorista responsable del asesinato de miles de hombres inocentes, mujeres y niños. Hace casi 10 años que un luminoso día de septiembre se vio ensombrecido por el peor atentado contra el pueblo estadounidense de nuestra Historia. Las imágenes del 11-S son parte de nuestra memoria nacional: aviones secuestrados cortando un cielo sin nubes de septiembre, las Torres Gemelas desplomándose, humo negro en el Pentágono, los restos del vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, donde la actuación de heroicos ciudadanos evitó más dolor y destrucción. Y, sin embargo, sabemos que las peores imágenes son aquéllas que el mundo no vio».Noticia Relacionada Historia estandar No Cuando EE.UU. arrebató la hegemonía mundial a España: la deuda ignorada Israel VianaSin embargo, pudo ser mucho peor. De lo que casi nadie habló en 2001 y en los años posteriores fue del plan inicial que Al Qaida barajó: secuestrar diez aviones, y no cuatro como en el 11-S, de los cuales nueve se estrellarían contra objetivos en ambas costas de Estados Unidos, incluido, por supuesto, el World Trade Center. Un ataque que, sin duda, provocaría muchos más daños de los provocados aquel fatídico día de septiembre, que fueron 2.996 muertos, la desaparición de veinticuatro víctimas y más de seis mil heridos.’Operación Aviones’A día de hoy sigue siendo el peor atentado que ha sufrido Estados Unidos en su territorio, pero pudo haber sido mucho peor si el plan inicial de Jalid Sheij Mohamed , otro de los ‘cerebros’ del 11-S, todavía detenido en Guantánamo y a la espera de que finalice el juicio en el que podría ser condenado a muerte, se hubiera llevado a cabo. Este fue, incluso, bautizado como ‘Operación Aviones’ y estuvo varios años sobre la mesa de Bin Laden.La familia de Mohamed era originaria de la región pakistaní de Baluchistán, pero él se crio en Kuwait y, al terminar la educación secundaria, se trasladó a Carolina del Norte para obtener un título de Ingeniería Mecánica en 1986. Al año siguiente viajó a Peshawar con sus hermanos para unirse a los muyahidines que luchaban contra los rusos en Afganistán. El informe de la Comisión del 11-S señaló que, «según su propio relato, su animadversión hacia Estados Unidos no procedía de sus experiencias allí como estudiante, sino de su violento desacuerdo con la política exterior estadounidense que favorecía a Israel».En 2009, ‘The Washington Post’ informó, citando fuentes de inteligencia, que fue al contrario: «La experiencia limitada y negativa de Mohamed en los Estados Unidos, que incluyó una breve estadía en la cárcel debido a facturas impagadas, seguramente lo impulsó en su camino para convertirse en terrorista». Dicho contacto, añadía, «confirmó su opinión de que se trataba de un país corrupto y racista».La inspiración de JalidEl siguiente destino de Jalid Sheij Mohamed fue Qatar, donde trabajó como ingeniero de proyectos para el Ministerio de Electricidad y Aguas. En 1996 regresó a Pakistán para escapar de Estados Unidos, que ya le perseguían por su relación con el responsable del primer atentado contra el World Trade Center en 1993, su sobrino Ramzi Yousef, que colocó un camión con 680 kilogramos de explosivos en la torre norte y mató a seis personas e hirió a 1042. Aunque no fue un éxito pleno, pues querían que la explosión derribara ambos edificios, aquel ejemplo impulsó a Mohamed a comenzar a diseñar otros ataques contra Estados Unidos.Había conocido a Bin Laden en 1987, durante la guerra contra los rusos, y tuvieron un contacto más o manos asiduo hasta 1989. Después estuvieron siete años sin verse y se reencontraron en el otoño de 1996 en Tora Bora. Fue en esa reunión donde el ingeniero paquistaní le presentó esas ideas al líder de Al Qaida y a su jefe de operaciones, Abú Mohamed al Masri. Según contó Mohamed durante los interrogatorios de la CIA, una de ellas consistía en entrenar a pilotos de la yihad para que estrellaran aviones contra edificios de Estados Unidos.La primera reacción de Bin Laden fue de absoluto escepticismo. «No es factible», le respondió el líder de Al Qaida, según la versión de Alí Soufan, antiguo agente del FBI y experto en terrorismo, en su libro ‘Anatomy of Terror’ (‘Anatomía del terrorismo’, de Norton & Company, 2017). A pesar de ello, fue invitado a entrar en la organización terrorista, aunque Mohamed rechazó la oferta educadamente. Mohamed quería llevar a cabo sus planes fuera como fuese, y si allí no le ayudaban, tendría que buscar otros aliados.El otro atentado suicidaLa postura de Bin Laden cambió a principios de 1999. El líder de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), Nasser Al Wuhayshi, contó años después que su jefe dio luz verde al plan de Mohamed después de ver por la televisión el atentado suicida del copiloto del vuelo 990 de EgyptAir que, el 31 de octubre de ese año, estrelló su aparato contra el Atlántico y mató a más de 200 personas. ¿Por qué no impactó contra un edificio de viviendas para acabar con más vidas?, se preguntó el famoso líder de Al Qaida.En los interrogatorios de la CIA, Mohamed no dudó en calificar su plan de «grandioso». Su plan era pilotar uno de los diez aviones secuestrados previamente. Según la comisión de investigación del 11-S, «lo haría aterrizar en un aeropuerto estadounidense y, tras matar a todos los pasajeros varones adultos a bordo y alertar a los medios de comunicación, ofrecería un discurso criticando el apoyo de Estados Unidos a Israel, Filipinas y los gobiernos represivos en el mundo árabe».El primer listado de objetivos que presentó a Bin Laden incluía el Capitolio, el World Trade Center, la Casa Blanca y el Pentágono. Al líder de Al Qaida le interesaban, sobre todo, los dos últimos. Finalmente, los cuatro aviones que consiguieron secuestrar impactaron contra las Torres Gemelas, otro contra el Pentágono y el cuarto se estrelló en un campo cerca de Shanksville, en Pensilvania. Mohamed confirmó después que este último se dirigía al Capitolio, mientras que la comisión calculó que toda la operación costó entre 400.000 y 500.000 dólares. Fue nuestro protagonista el que entregó gran parte de ese dinero a los terroristas en efectivo.Jalid Sheij Mohamed fue capturado en Rawalpindi (Pakistán) en marzo de 2003, en una operación conjunta de la CIA y los servicios de Inteligencia paquistaníes. Tras varios años en prisiones secretas, fue trasladado en 2006 a Guantánamo, donde terminaría confesando ser el «cerebro» del 11-S. Sin embargo, hasta 2012 no se presentaron cargos formales contra él. Uno de los abogados que trabajaba en su defensa señaló que, sea cual sea el veredicto, estaba convencido de que su cliente no sería puesto en libertad.
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