Pedro Sánchez ha anunciado la creación de un comisariado científico en los ministerios. Ya los tenemos ambiental y de género. Estábamos tardando. Se trata de reclutar medio centenar de científicos que irán a los departamentos ministeriales, mediante la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico (ONAC). El Gobierno dice que imita las mejores prácticas de países como Reino Unido, EE.UU., Canadá, Japón o Nueva Zelanda.Como dice el refrán, copiar no es el problema, la cuestión es hacerlo bien. Trasladar mecánicamente una organización de un entorno institucional distinto, con una cultura política diferente, supone un desafío extraordinario. En la época de Zapatero copiamos la Agencia de Evaluación de Políticas Públicas que, tras una larga historia de menosprecio administrativo, terminó adscrita al Ministerio de Economía. En la época de Rajoy copiamos el Consejo de Transparencia y la Airef, organismos que debían consolidarse con Sánchez, pero no ha sido así. Transparencia es irrelevante debido al ninguneo del Ejecutivo.La Airef ha sobrevivido al hecho de que su primer presidente pasara a formar parte del gobierno gracias a su diseño institucional, mucho más cuidado que los otros que he citado. Es muy difícil que órganos con dependencia orgánica y sin un estatuto propio protegido por el Parlamento no acaben despreciados por el Gobierno. Así que es muy probable que, en el actual escenario de deterioro de las instituciones, con la legislación estresada por las provocaciones que se encienden en la cabeza del presidente para permanecer en el cargo, crear esta oficina no sea más que una manera de congraciarse con amigos y estómagos agradecidos que trabajaran por un ecosistema favorable al poder. No será esta una etapa recordada por alimentar contrapoderes. Esta misma semana hemos visto como se quieren laminar algunos de los que se dio Rajoy, como la aprobación por el Senado de los objetivos presupuestarios.Noticia Relacionada estandar Si El Gobierno bloquea el Senado desde la Mesa del Congreso Emilio V. Escudero Medidas contra la okupación, ayudas a las víctimas de la talidomida o la rebaja del IVA a las peluquerías son algunas de las doce leyes que ha frenado para no evidenciar la fragilidad de las alianzas de SánchezHemos comprobado, y lo seguimos haciendo a diario, lo que sucede cuando la ciencia se acerca al poder. El descrédito de un José Félix Tezanos empleando el Centro de Investigaciones Sociológicas para jalear al partido en el que milita es buena prueba de ello. Las redes sociales, además, han convertido el debate científico en debate político. La semana pasada se publicó una investigación preliminar donde se indaga en la relación entre científicos y redes sociales. Una de sus conclusiones es que un pequeño grupo de ellos puede sesgar las percepciones públicas del consenso académico. Y no siempre aciertan con la forma de comunicar. Los científicos deberían pensar tres veces antes de emplear términos como ‘colapso’ o similares. Acaba de ocurrir: todas las informaciones para no dormir relacionadas con la desaparición de la corriente atlántica, que fueron jaleadas por expertos climáticos que en realidad actúan como aficionados a la hora de intervenir en las redes sociales, eran exageradas. jmuller@abc.es
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