Hace ya tiempo les contamos en ABC el controvertido origen de la ikurriña . El episodio tuvo lugar a comienzos del verano de 1894, cuando Luis Arana Goiri se encontraba en su caserío familiar dibujando el escudo y una serie de leyendas para la fachada de la sociedad ‘Euskeldun Batzokija’, cuya inauguración se iba a celebrar pocos días después en Bilbao. Su hermano Sabino, el considerado padre del nacionalismo vasco, estaba junto a él haciendo unos garabatos en una hoja de papel, hasta que se volvió y pregunto: «Mira Luis, ¿qué te parece este diseño de bandera para Vizcaya que concuerda con el escudo?».Luis Arana recordaba esta anécdota 40 años después, asegurando que le gustó el razonamiento de aquel dibujo esbozado por su hermano, al que inmediatamente después le dio una forma adecuada y los colores convenidos, con el objetivo de conformar la que mayoritariamente ha sido considerada como la primera ikurriña de la historia. Sin embargo, hay que tener en cuenta una salvedad: su hermano Sabino no concibió aquella bandera como la ikurriña que conocemos hoy, ni tenía la más mínima intención de que representase a todos los vascos.Hoy les traemos otro episodio polémico desde el punto de vista histórico, en lo que respecta a los orígenes del independentismo vasco. Está relacionado también con Sabino Arana , la figura que ha sido reivindicada por todos los lehendakaris del PNV que ha tenido el País Vasco en los últimos cincuenta años. No en vano, es el fundador de su partido y el padre del nacionalismo vasco, por eso desde las instituciones siempre han tratado de silenciar u ocultar de manera sistemática el giro españolista que dio al final de su vida.Noticia Relacionada Del siglo XII estandar No La institución que los independentistas quieren restaurar para acabar con el poder de Madrid Israel Viana Los separatistas, con el apoyo del Partido Socialista de Cataluña, han luchado por implantar una medida de la Edad Media para erradicar el centralismo instaurado por Javier de Burgos en 1833Algunos historiadores de corte independentista han justificado esa conversión tardía a los desvaríos que supuestamente le provocaba la enfermedad que acabó con él a los 38 años, conocida como el «mal de las heces de piedra». Lo contaba ‘El Liberal’ en su edición del 23 de junio de 1902, en una pequeña reseña titulada ‘La unidad nacional’: «El semanario ‘La Patria’, órgano del partido bizkaitarra, ha publicado un artículo recogiendo el rumor de que Sabino Arana, jefe de los nacionalistas, actualmente encarcelado y viendo que a su partido se le impide la vida legal, se propone desistir de la defensa de sus ideas, recomendando a sus amigos que reconozcan y acaten la soberanía española, pidiéndoles un voto de confianza para redactar el programa de un nuevo partido que aspire a la felicidad del País Vasco dentro del Estado español».Un nuevo partidoPara evitar interpretaciones erróneas, el diario aclaraba a continuación que, antes de la publicación de esta noticia, visitó a Arana para que confirmara si el rumor era cierto. Este dijo que sí y «declaró que el partido nacionalista no es posible que llegue a ser regionalista por la evolución. Es necesario que abandone los ideales que mantiene hoy […]. En vista de estas manifestaciones, es indudable que muy pronto desaparecerá el partido bizkaitarra [en referencia al PNV] y que se formará una agrupación que intente restaurar todo lo bueno del pasado vasco y que sea compatible con la unidad nacional».La noticia de este giro fue recogida por otros periódicos como ‘La Época’ y ‘El Globo’. En esta noticias no se especificaba que Arana no sufrió presiones directas de ninguna clase para esbozar lo que debería haber sido su Liga de Vascos Españolistas en sustitución del Partido Nacionalista Vasco. En primer lugar, porque las condiciones de su estancia en la prisión de Larrínaga no tienen parangón: atenciones de lujo, facilidad para comunicarse con el exterior y hasta un menú de Nochebuena, el de 1895, que incluía ostras, besugo, merluza y turrones. Y en segundo, porque es muy poco probable que la enfermedad de Addison —nombre oficial del «mal de las heces de piedra»— alterara sus facultades mentales, puesto que los efectos que produce son el oscurecimiento de la piel, la aparición de pecas negras, vómitos, fatigas, pérdida de peso, intolerancia al frío y algunos dolores físicos.Para comprobar y argumentar esto, se puede consultar el libro ‘Sabino Arana, padre de las nacionalidades. Correspondencia inédita de los hermanos Arana Goiri’ (1981). En su ensayo, el historiador vasco Mauro Elizondo se sirve como premisa fundamental el mencionado artículo publicado en ‘La Patria’, el 22 de junio de 1902, bajo el título de ‘Grave y trascendental’. En él, se esconde un manifiesto que vio la luz solo tres semanas después de que el político ingresara en la cárcel, después de que le fuera interceptado por las autoridades un telegrama en el que felicitaba al presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, por haber concedido la independencia a Cuba.Caminar hacia el Estados españolEn su artículo, sin embargo, el fundador del PNV reniega de que sea posible aplicar esta misma independencia en el País Vasco, puesto que la receta que el presidente estadounidense aplicó a los últimos territorios de España en ultramar no es la misma. Por eso recomendaba a sus compañeros que «reconozcan y acaten la soberanía española». Además, les pedía «un último voto de confianza» para caminar juntos «hacia el Estado español, sin quebrantar la legalidad presente, ofreciendo las bases para la constitución del Estado total y otras particulares para este país […]. Un partido que aspire a restaurar del pasado lo bueno y a la vez sea compatible con la unidad del Estado».En el semanario ‘La Patria’ se publicó una entrevista con el autor para hablar de este mismo artículo. Una de las preguntas fue: «¿Qué plan, línea de conducta o programa trazaría usted para el nuevo partido?». Su respuesta fue: «El de una autonomía lo más radical posible dentro de la unidad del estado español. Y a la vez más adaptada al carácter vasco y a las necesidades modernas».Como era de esperar, estos deseos de Arana causaron un gran impacto y desconcierto en las filas nacionalistas. Un hecho que no ha pasado tampoco inadvertido para muchos historiadores, que han analizado la controversia creada con interpretaciones de todo tipo, a menudo, interesadas. La de los independentistas se basó en la mencionada enfermedad y en su encarcelamiento, además del proceso judicial que tenía pendiente, por la posibilidad de obtener una menor condena si rebajaba su tono y mostraba cercanía a España . La explicaciónAquí es donde entra en juego la documentación aportada por Elizondo en su libro: las cartas que se intercambió en aquella etapa con algunas de las personalidades más importantes del movimiento nacionalista. En concreto, con Engracio de Aranzadi, dirigente vasco y figura indispensable en la difusión de las ideas de Sabino en San Sebastián y alrededores, y el médico José Arrandiaga, en cuyas misivas sabemos que su giro no tuvo su primera y única manifestación en el artículo, sino que se estaba gestando desde hacía medio año antes de entrar en prisión.El mismo Arrandiaga llegó a escribir después al respecto: «¿A qué obedece en Sabino la determinación de matar un partido y fundar otro?, ¿al deseo de salir bien de la causa de la que se hallaba pendiente? No, puesto que en diciembre de 1902, cuatro o seis meses antes de su encarcelación, ya me dijo que dentro de poco íbamos a convertirnos en españolistas y que para ello iba a dar a luz un nuevo programa, el cual, según él creía, iba a hacer mucho ruido entre gallegos , asturianos, etc.».
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