The Divine Comedy, pop mayúsculo y elegancia burlona en el Alma Festival

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Entraba la noche en su tramo final, el del desmadre de los bises y los asientos abandonados, Guille Milkyway (La Casa Azul) grababa con el móvil desde un lateral de la pista el monumental crescendo de ‘Tonight We Fly’ un y crío que no levantaría más de un par de palmos del suelo gritaba como poseído por el espíritu de Road Dahl “¡oompa loompa!, ¡oompa loompa!” . A su alrededor, un coro de adultos le animaba, dándole coba y jaleándolo. Nada que ver con lo que sonaba en el Poble Espanyol y, sin embargo, un guiño ilustrado, ilustrísimo, a la música que Neil Hannon, el alfeñique norirlandés que desde el escenario invitaba a flotar con la brisa mientras apuraba la segunda Guinness de la noche, compuso para la banda sonora de ‘Wonka’.  “Happiness is so hard to find”, cantaba con afectación y desmayo el líder y cabecilla de The Divine Comedy mientras la batería cabalgaba con brío sobre un ritmo circense y los teclados apuntalaban una escena a la que si algo le sobraba era felicidad. Puro gozo pop y gente pasándoselo en grande en la segunda semana de vida del Alma Festival. “No habíamos tocado desde Navidad y, vaya, me encanta”, informó Hannon al final, después de casi dos horas de esplendor burlón, decadencia irresistible y estribillos exquisitos con vistas panorámicas sobre ‘Casanova’, ‘Fin de siècle’ y ‘Promenade’, discos totémicos de los noventa y trabajos que dieron fama y fortuna, o por lo menos estilizada reputación, al gran conquistador del pop británico, subsección club de fans de Scott Walker y Jacques Brel. Tipo ingenioso e imaginativo, Hannon ya celebró en 2022 el 30 aniversario de su grupo con una gira en la que interpretaba los grandes éxitos de la banda en orden más o menos alfabético así como con una serie de conciertos especiales en Londres y París en las que repasó sus primeros diez discos en riguroso orden cronológico y a razón de dos álbumes por noche. Dos años después de aquello, y sin novedad discográfica ni aniversario redondo que festejar, el de Derry ha vuelto a echarse a la carretera para seguir cantarle de nuevo, esta ver porque sí, a la melancolía frondosa, al pop atildado. A la solemnidad otoñal de la inaugural ‘The Certainty Of Chance’ y al ensalmo melódico, puro Boo Radleys en su mejor momento, de ‘Generation Sex’. Sin despegarse demasiado del guion de grandes éxitos de su anterior gira y escoltado por un quinteto que multiplicaba esfuerzos para rellenar los huecos de los vientos y cuerdas de las grabaciones originales, Hannon se creció en su papel de ‘crooner’ con vocación teatral, bordó los versos dramáticos y versallescos de ‘Bad Ambassador’ (“es lo que soy yo”, ironizó), y amagó con soltarse con el ‘Modern Love’ de David Bowie justo antes de mostrarse pletórico y exultante con ‘Something For The Weekend’ y ‘Becoming More Like Alfie’. Así, iban cayendo grandes y pequeños éxitos como ‘At The Indie Disco’, ‘Assume The Perpendicular’ y ‘Have You ever Been In Love’ (“esta era complicada y la hemos bordado”, bromeó una vez más), la banda se encontraba cada vez más a gusto sobre el escenario, y el bloque formado por ‘The Summerhouse’, ‘The Frog Princess’, ‘Your Daddy’s Car’ y ‘A Lady Of Certain Age’ vino a confirmar que Hannon es, además de todo un ‘showman’, un compositor de primera. Narraciones torrenciales y melodías soberbias fundiéndose en ‘Songs Of Love’ y ‘When the Lights Go Out All Over Europe’.Noticia Relacionada estandar No Pretenders, implacables y explosivos: el secreto de la eterna juventud es Chrissie Hynde David Morán La cantante exhibe leyenda y voz en plena forma en el estreno del festival que se celebra en los jardines de PedralbesComo Pulp, aunque de una manera completamente diferente, The Divine Comedy fueron también un verso suelto de los días de pintas y rosas del britpop; una rareza barroca y orquestal, “más Noël Coward que Noel Gallagher”, como escribieron en su día ‘The Guardian’, que como rareza sobrevive. Tres décadas de vida coronadas por el ímpetu de ‘Our Mutual Friend’ (lástima que no se traigan una orquesta en la maleta) y el cabaret pop de ‘National Express’; por la épica trágica y frondosa de ‘To The Rescue’ y la sencillez otoñal de ‘Charmed Life’. Una vida, en efecto, encantadora y otro concierto francamente cautivador.

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