Una izquierda dividida se toma una semana para buscar candidato

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Una izquierda dividida se toma una semana para buscar candidato

Por vez primera en la V República, Francia estará varias semanas, incluso meses, sin un gobierno estable, lo que abrirá una página incierta no solo para la República, sino también para la Unión Europea .Ante la inexistencia de una mayoría parlamentaria que pueda gobernar con claridad, la mañana del lunes el presidente Emmanuel Macron pidió a su primer ministro saliente Gabriel Attal , quien había presentado su dimisión la noche electoral, el pasado domingo, que continúe en el cargo «de momento» para «asegurar la estabilidad de Francia». Una estabilidad precaria y provisional, a la espera de una mayoría parlamentaria que será frágil e inestable.Horas más tarde, el presidente debía viajar a Washington para participar en una cumbre de la OTAN donde no está claro qué papel podría jugar Macron, con una Francia empantanada, sin Ejecutivo y sin saber quién podría gobernar en cohabitación con un presidente hundido ante la opinión pública.Noticia Relacionada Francia, más dividida que nunca estandar No Macron, condenado a cohabitar con un Nuevo Frente Popular alejado del euro y la OTAN Juan Pedro QuiñoneroPor su parte, las dos grandes bloques ganadores de la segunda vuelta electoral también anunciaban una pausa. Los miembros del Nuevo Frente Popular (NFP) , que integra a La Francia Insumisa, el PS, el PCF y los Verdes, y que ganó la segunda vuelta en las elecciones legislativas, anunciaron la tarde del lunes que propondrían un candidato al puesto de primer ministro dentro de una semana. Siete días de reflexión.Durante la pasada campaña electoral estallaron con estrépito las diferencias de gran calado entre los miembros del NFP. Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa , expulsó de su partido a varios dirigentes históricos que osaron criticar su liderazgo. Y otros tantos dirigentes de esta formación de extrema izquierda calificaron de «sionista» a la estrella ascendente del socialismo europeísta francés, Räphael Glucksmann. Por su parte, miembros del Partido Socialista y ecologistas afirmaron que Mélenchon nunca sería su candidato al puesto de jefe de Gobierno. «La unión es un combate», decía en su tiempo un antiguo líder del Partido Comunista Francés para justificar sus diferencias con el PS.Programa en las antípodasAnte tales divisiones, los miembros del Nuevo Frente Popular se tomarán ocho días largos para armonizar posiciones y presentar un candidato a primer ministro, con un programa gubernamental que se propone desmontar todas las reformas del presidente Macron y con ambiciones en los antípodas de las políticas de la zona euro.Renacimiento, el partido de Macron, y sus aliados de centro y centro-derecha, también está intentando negociar alguna forma de coalición con diputados de Los Republicanos (LR, derecha tradicional), así como socialistas y socialdemócratas hostiles de la extrema izquierda. La portavoz de Renacimiento, Sylvain Maillard, declaró a última hora de la mañana del lunes: «Construir una coalición de mayoría relativa nos llevará varias semanas».El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, responde a los periodistas a su llegada a la sede del partido AFPMacron ya contó con una mayoría relativa entre junio de 2022 y junio de 2024, cuando decidió disolver la Asamblea Nacional para conseguir «más estabilidad». El resultado catastrófico de tal decisión es la aparición de la Francia más difícilmente gobernable desde hace décadas.Tras la semana de pausa para hallar a un candidato a la jefatura del Gobierno por parte del Nuevo Frente Nacional, Macron aceptará, rechazará o podrá negociar otro candidato. Chalaneos que pueden durar meses. El riesgo de una cohabitación conflictiva entre Macron y un Gobierno de izquierda afectaría directamente a la UE y la zona euro: la aplicación del programa electoral del Nuevo Frente Popular supondrá un choque con los grandes principios de estabilidad presupuestaria y control de las cuentas pública donde se funda la moneda única.Renacimiento y los grupúsculos macronistas también aspiran a negociar una mayoría simple, a la que el mismo Macron había renunciado. La eventualidad de cohabitación de Macron con una mayoría simple de su misma sensibilidad política tampoco despejaría ninguna duda. El presidente francés y el canciller de Alemania llevan varios años defendiendo posiciones muy distintas sobre el futuro de la UE.La derrota relativa de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, relegado a un tercer puesto entre los grandes bloques parlamentarios (no así en número de votos), también contribuirá a complicar la gobernabilidad de Francia. Un Jordan Bardella en el Parlamento Europa , como líder del grupo de Víktor Orbán, y una Marine, como la llaman sus fieles, en la Asamblea Nacional, prometen una guerra política sin cuartel contra «las coaliciones del deshonor que van a hundir a Francia». Le Pen espera convertir la crisis nacional en plataforma electoral para nuevas elecciones anticipadas, dentro de un año, o las presidenciales del 2027. Para Le Pen, la crisis nacional es un «caldo de cultivo» ideal para estar en campaña permanente.Frente internacionalEn ese marco, la coyuntura internacional ilumina otro temible frente de crisis. La cumbre de la OTAN, en Washington, desde hoy y hasta el jueves, debería confirmar la solidaridad y ayudas a Ucrania, pero la incertidumbre estratégica sobre el futuro de Francia no tranquilizará a nadie. Ese arco de incertidumbres está agravada por la primera de las preguntas sin respuesta: ¿Quién gobernará Francia, y cuando? Nadie puede responder con claridad.En el mejor de los casos, Francia no tendrá gobierno vagamente estable hasta finales de mes o primeros de agosto. En el peor de los casos, el vacío se prolongaría hasta septiembre, cuando pueda formarse un Gobierno de posible cohabitación frágil o conflictiva con un presidente malquerido en el interior y poco apreciado en el exterior.Los analistas más amables, como Ben Hall, en el ‘Financial Times’, estiman que Francia entra en una «era de inestabilidad». Los analistas más pesimistas, como Nicolas Baverez, discípulo y biógrafo de Raymond Aron, el patriarca del pensamiento liberal francés, temen que Francia haya entrado en decadencia, por muchas razones de fondo: las cuentas del Estado están al rojo, con déficits y deudas históricamente elevadas; el riesgo de inestabilidad gubernamental puede prolongarse mucho tiempo, quizá años; y la angustia social ha crecido de manera vertiginosa.

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