Crónica de una agonía Cómo el Partido Demócrata volvió a deshacerse de Joe Biden

Home People Crónica de una agonía Cómo el Partido Demócrata volvió a deshacerse de Joe Biden
Crónica de una agonía Cómo el Partido Demócrata volvió a deshacerse de Joe Biden

Dos veces se cruzó el Partido Demócrata en el camino de Joe Biden, y en ambas ocasiones le doblegó. Este domingo 21 de julio, el presidente ha renunciado a la candidatura que había ganado en primarias, tras una presión interna insostenible . Esgrimiendo su desastrosa intervención en el debate con Donald Trump , su hundimiento en las encuestas y su deterioro mental y físico, los demócratas ya se lo han quitado de en medio y le buscan sustituto o sustituta. El otro golpe se lo dieron en 2015, cuando aún estaba en la vicepresidencia. Biden estaba en el hospital militar Walter Reed en Washington, junto al lecho de muerte de su hijo Beau, que a los 46 años sucumbía a un terrible cáncer cerebral. Beau lo era todo para su padre, su confidente y principal heredero. Había servido en Irak, estaba entrando en política, y la familia lo veía como futuro presidente. En su libro de 2017, Biden cuenta que el último deseo de Beau fue que no desistiera, que siguiera adelante, que no pasara a segundo plano: «sigue activo». Esa anécdota, a veces exagerada para que pareciera como que Beau le pidió a su padre directamente que volviera a presentarse -por tercera vez- a la presidencia, explica la actual situación de la familia Biden: se han resignado a quitarse de en medio, pero furiosos con los Obama, con los Clinton y con otros líderes del partido . Hasta este domingo, el presidente se negaba a ceder , y las filtraciones de su campaña revelaban que culpaba a los líderes del partido de haber llegado a esta situación, porque su intención era presentarse a las elecciones en 2016, en el transcurso natural de la vicepresidencia a la presidencia. Ya lo había intentado en 1988 y 2008, fracasando en ambos casos. Noticia Relacionada estandar No Perfil El presidente que venció a Trump pero al que la mala salud le obliga a echarse a un lado José Ignacio de la Torre El demócrata lleva semanas mostrando evidentes y numerosos signos de debilidad a menos de medio año de las PresidencialesFrenado por ObamaEn 2015, Barack Obama, su jefe de entonces, le pidió que se hiciera a un lado. En 2008, él mismo había cerrado el paso a Hillary Clinton, y era el turno de esta. Era hora de romper el techo de cristal, y Donald Trump no se les antojaba más que un bufón que no podía llegar a ningún sitio. Las encuestas anticipaban una verdadera paliza en unas elecciones entre Clinton y Trump, y los modelos predictivos del ‘New York Times’ le daban a aquella un 97% de opciones de ganar. A Joe no le dejaron más opciones que apartarse a un lado y preparar la jubilación, a los 75 años. Solo la derrota de Clinton hizo al partido ver que Biden había estado ahí desde el principio. La candidata perdió en estados que él podía ganar de calle, porque en Michigan, Wisconsin y Pensilvania, donde él nació, lo consideraban uno de los suyos, un tipo normal al que le gustaban los coches, un patriota con hijos en el ejército, un demócrata centrista con excelentes relaciones con los sindicatos. En 2020, cuando a Biden le llegó el turno, demostró además que podía sumar a todos ellos Arizona y Georgia, en una de las mayores victorias electorales de su partido en la historia reciente. Entonces, Biden había prometido ser presidente de un solo mandato, y eso había unido al partido. Pero Trump resultó ser mucho más querido entre los republicanos de lo que muchos esperaban. Los dos juicios políticos de ‘impeachment’, los 81 cargos penales y las condenas que se iban acumulando no le hicieron mella. En abril de 2023, Biden anunció que la probable candidatura de Trump para un segundo mandato no le dejaba más opción que volverse a presentar , porque era el único que podía hacerlo. Tenía 80 años, era ya el presidente de mayor edad, y planeaba dejar la Casa Blanca con 86 años. Tenía otras razones para resistir, el presidente. En abril de 2023, Biden anunció que la probable candidatura de Trump para un segundo mandato no le dejaba más opción que volverse a presentarEstos días, a los Obama y a los Clinton les ha recordado que ambos sufrieron duras derrotas en elecciones parciales, en las que perdieron el control de las dos cámaras del Capitolio en lo que en ambos casos se entendió como una reprobación en toda regla. Pero en las parciales de 2022, lo que prometía ser un tsunami republicano en el Capitolio se quedó en una marejada. Los demócratas mantuvieron el Senado y perdieron la Cámara por solo nueve escaños. Biden siempre lo ha interpretado como un apoyo del pueblo a su gestión. Tanto Clinton como Obama ganaron la reelección contra todo pronóstico, con las encuestas en contra. «¿Por qué iba a ser Biden diferente?», se preguntaban en su campaña y su familia. Rodeado por los suyosEsa pregunta queda ahora sin respuesta. Desde su debacle en el debate del 27 de octubre en Atlanta, Biden se ha parapetado en su familia. Su hijo Hunter, que acaba de ser condenado por falsedad en una licencia de armas y aún espera juicio por fraude fiscal, ha vuelto de California a la Casa Blanca y se le ha visto asesorando a su padre, algo que enervaba al partido, pues no se le considera cabal. Su mujer, Jill, hizo campaña sola y acaba de aparecer en la portada de ‘Vogue’ . Sus nietos le han visitado en Washington para las festividades del 4 de julio y para algunos días de verano en una de sus residencias en Delaware. Tras el debate, se reunieron todos en Camp David, y de allí, según se filtró, salió la consigna de que el patriarca, a sus 81 años, iba a mantenerse en la candidatura, contra viento y marea. Nadie iba desfallecer. Pero el propio presidente desfalleció tras apenas tres semanas de presión. El gran impedimento, para muchos en su partido, era el propio presidente. Sus heridas, mantienen, son autoinfligidas. Es él quien ha tropezado una vez tras otra, quien apareció catatónico en más de un evento, quien llamó a Trump su vicepresidente y a Vladímir Putin, presidente de Ucrania. La edad, dicen, es la que pone el límite en esta presidencia.

Leave a Reply

Your email address will not be published.