En 2016 un pueblecito leridano de 460 habitantes apostó por el arte para combatir la despoblación. Ahora, ya es una meca mundial del ‘ street art ‘ y un caso que intriga a los expertos. Penelles es uno de esos lugares que para amarlos hay que conocerlos. A sus espaldas tiene la sierra del Montsec, frontera entre los reinos cristianos y sarracenos, y enfrente, la nada. ‘El Clot del Dimoni’ (el hoyo del demonio), así llamaron las huestes del conde Ermengol IV a la Plana de Urgel , esta tierra reconquistada que no les dio agua para beber ni un árbol para hacer sombra. En esta planicie nada tapa la vista, pero el horizonte se hace pesado porque el cielo es plúmbeo; en verano castiga con un sol abrasador y en invierno con una niebla que torna los campos de color ceniza y lo sume todo en una especie de amodorramiento. Que el agua es vida es algo que aquí saben muy bien, pues este pedazo de Cataluña hubiera quedado condenado a la miseria más absoluta si no fuera por el Canal de Urgel , « la obra hidráulica más importante de todo el siglo XIX en Europa », dicen los urgelenses con orgullo. Este laberinto de canales permitió que sus abuelos plantaran manzanos, perales y melocotoneros y pensaran en algo más que sobrevivir.Noticia Relacionada reportaje Si De la calle a la galería: el ascenso del ‘Messi’ de los murales Jesús Nieto Jurado El ganador de los Oscar del arte urbano abre en Carabanchel un espacio museístico de 900 metros cuadrados. Sfhir sitúa al espectador ante la eterna dicotomía: «Arte o vandalismo»Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el futuro se ha tornado incierto. La cruda realidad es que más del 70% de los regantes del Urgel ya son personas jubiladas. La España vaciada. Muy cerca de Penelles pasa la C-53, carretera que en invierno va cargada con el trajín de esquiadores -muchos de ellos madrileños- que ‘suben’ al Pirineo y para los que esta zona de Lérida es solo un lugar de paso. « Antes no había ningún motivo para que esta gente se detuviera en nuestro pueblo », nos dice Mar López. Esta licenciada en Diseño Industrial y promotora artística nació en Barcelona, pero hace unos años decidió volver a la localidad porque le dolía que la casa de sus padres quedara abandonada, y al hacerlo se dio cuenta de que allí seguía siendo la nieta del doctor Font.El parisino Harry James crea personajes teriantrópicos para explorar la relación entre el hombre y el ecosistema BinomicMar aterrizó en Penelles con sentimientos encontrados, con la sensación de que su pueblo se estaba muriendo, y en eso trabó complicidad con Eloi, que hace años que es alcalde y durante todo este tiempo ha sentido la impotencia de pensar que el despoblamiento era un problema demasiado grande para él. Quizá porque es un romántico, quiere que sus dos hijas puedan vivir allí, pero, ¿qué hacer?Pintaron las paredes de las casas y se inventaron un festival de arte callejero que llamaron Gar Gar ; así de fácil. El nombre, por cierto, se lo pusieron por el sonido que emite la ganga ibérica, un ave local en peligro de extinción . Ya hace ocho años de aquello y por Penelles han pasado Mina Hamad a, Taker One , TV Boy, JFAR, Zosen, Bk Foxx, Zeso Wf, MonkeyBird, Mondevane, Blanxer y Hélène Planquelle entre otros, la flor y nata de la escena ‘street art’ a nivel internacional.45.000 turistas al añoCon esto llegaron los turistas, que, por los mapas que venden en la oficina de turismo, Eloi nos dice que pueden ser al menos 45.000 al año, entre ellos franceses, ingleses y hasta algún estadounidense. Poco antes de que empezara el festival estaban a punto de quedarse sin bar, y ahora tienen dos restaurantes, cine, oficina de turismo, una tienda de souvenirs y hasta un guía turístico. Hablamos con Peret ‘el del Salles’, que a sus ochenta años ya pensaba haberlo visto todo en la vida. Dice haberse «acostumbrado» a los extranjeros, aunque él no habla con ellos a no ser que le pregunten. La gente de esta parte de Lérida es retraída con los de fuera, más por cautela que por otra cosa. Le preguntamos qué murales le gustan más y, casi pidiendo perdón, nos dice que los abstractos «no los acaba de ver», prefiere los figurativos.En 2020 el artista Berni Puig impregnó la iglesia de formas geométricas, en una reinterpretación del mapa de Penelles BinomicEterno debate es este. Picasso se defendía diciendo que tuvo que hacerse mayor para aprender a pintar como un niño y definió el arte abstracto como ese que necesita una exégesis . Delfí Català, otro de los vecinos, le da la razón, pues cuando le pedimos crítica sobre la cosa surrealista en la que han convertido la iglesia nos dice que «cuando te lo explican te das cuenta de que está bien pensado». Aun así, la opinión mayoritaria entre los penellencos es que prefieren ver «un paisaje o una cara». En un porche esquinero, pegado a la iglesia románica, nos topamos con una revisión urbana de la historieta más célebre de Lewis Carrol (1832-1898). Es una Alicia en el País de las Maravillas gigante, que si nos situamos en la esquina nos hace sentir como si fuéramos el Conejo Blanco del cuento. Esta obra sensacional, que consigue una perspectiva imposible, fue una colaboración de Zeso Wf y Bk Foxx , un francés y una estadounidense que se conocieron pintando trenes en Nueva York. Penelles-Nueva York, extraña conexión es esa.De arriba a abajo, murales de Anna Repullo/Malpegados, Mondevane y Zeso Wf/BK FOXX BinomicMuchos de los visitantes vienen buscando el mural del Tato, un retrato gigantesco que ha acabado siendo un homenaje póstumo a Joan Mata Pijoan, vecino ilustre por bueno, ocurrente, honrado y poco amigo de imposturas. Y ‘ el Tato ‘, le llamaban, no tenía ningún motivo para ser así, porque la suya fue una vida dura, ganada a jornal. Fue uno de esos niños de la posguerra que tuvieron que hacerse mayores pronto, yendo a ‘buscar hierba’ para las casas que tenían animales y traer así algo de dinero a su madre. A pesar de todo, fue a escuela -como todos en Penelles, pueblo afortunado porque nunca le faltó maestro-, pero su bonhomía no era aprendida, tampoco su inteligencia y sentido del humor. Estaba dotado con ese ingenio y tempo humorístico que solo tienen algunos, y claro está, cuando los reporteros aparecieron por Penelles lo convirtieron en el figurante estrella de ese ‘show’ en el que se ha convertido el pueblo. A sus ochenta años protagonizó dos programas de televisión (‘El Foraster’ en TV3 y ‘Volando Voy’ en Cuatro ) y, sin entender muy bien por qué, algún ‘selfie’ con adolescentes que lo habían visto por YouTube. Cosas de internet.El Gar Gar tiene un toque nostálgico, como ese retrato familiar de las afueras, que es como una memoria colectiva del pueblo, pero para nada se ciñe solo a los motivos rurales. Justo al lado nos encontramos con un montaje hiperrealista del francés Aéro en el que aparecen una sevillana, un marinero y unos caballos que cabalgan sobre el agua, todo muy kitsch.De arriba a abajo, los murales de Koga One, Hélène Planquelle y ‘el Tato’, obra del canario Matías Mata BinomicEsta mezcolanza podría parecer extemporánea para un pueblo leridano, pero la intención era precisamente esa, nos cuenta Mar, demostrar que el arte cosmopolita y universal no es patrimonio de las ciudades . Si continuamos nuestro camino y nos metemos en las callejuelas, nos topamos con un homenaje a Van Gogh , una escena bíblica de aroma velazqueño, grafitis clásicos -tipo ‘bubble’ y ‘fresque’- y hasta un Trump y un Kim Jong-un besándose al estilo Honecker y Brézhnev .Uno llega a Penelles intrigado por el experimento, y se va pensando si lo que ha visto no será un espejismo. Eloi cree que aún se puede hacer más, quizá abrir un camping, pero también tiene los pies en el suelo. Sabe que difícilmente volverán a tener el millar de habitantes de hace cincuenta años, porque viven de la agricultura y de esto cada vez hay menos. Con una pena mal disimulada, Jordi Juncà nos explica que, a sus cuarenta años, es el agricultor más joven de por allí y que «es así de duro», pero que hagan lo que hagan el despoblamiento ha venido para quedarse.De arriba a abajo, una vista aérea y los murales de Monkeybirds y Anetta Lukjanova BinomicLa vida que añoran es la que recuerda María ‘de cal Florencio’, una modista jubilada que hizo toda su carrera en el pueblo porque « antes aquí había oficios », dice. A sus 84 años tiene la mente muy lúcida, y es ella la que nos da la clave cuando nos habla de un personaje que ha ido apareciendo como un rumor mientras pergeñábamos este reportaje: el señor Jaume, maestro de la escuela allá por los años cincuenta. Nos cuenta que era un mirlo blanco, un hombre inteligentísimo, con vocación para la enseñanza y que se propuso que todos los que quisieran pudieran hacer el Bachillerato, también los que no tenían como pagarlo. Gracias a él, de Penelles salieron varias generaciones de abogados, médicos, maestros y veterinarios. Y se fueron con sentimientos encontrados, nos dice María, porque sabían que no volverían. Lo que nos viene a decir es que bajo el problema del despoblamiento se esconde un juego de equilibrios que tiene difícil resolución, pues intervienen las expectativas de las personas. A Jordi, por ejemplo, le agradaría que sus hijos le tomaran el relevo en el campo, pero solo se lo permitirá si estudian.Antes Después El cine antes y después de la reapertura BinomicDelfí Català ve las cosas de un modo parecido, aunque se reconoce sorprendido porque el viejo cine haya reabierto, otra de las cosas que trajo el Gar Gar. Ramón, el dueño de la sala, le puso a trabajar de maquinista siendo adolescente, y ese fue su oficio durante años. Le pedimos una anécdota, y nos cuenta la de cuando el párroco obligó a su jefe a arrodillarse ante todos en misa porque había dado un pase para ‘Gilda’. Qué conmoción la que provocó aquel baile , cuando lo más que hacía Rita Hayworth era enseñar los brazos. Terminamos aquí, donde nos espera el retrato fotorrealista de un niño que escudriña un pedazo de celuloide. Cómo no, es Totó, el protagonista de ‘ Cinema Paradiso ‘.

Leave a Reply