Si a usted no le sonaba el nombre de Tim Walz , el elegido por Kamala Harris como candidato a la vicepresidencia , no se preocupe. A la mayoría de los estadounidenses, tampoco. Algunos empezaron a saber de él hace un par de semanas, cuando el gobernador de Minnesota apareció en las quinielas de quién sería el acompañante de Harris en el ‘ticket’ presidencial demócrata . Y ganó una presencia mediática a nivel nacional que nunca antes había tenido cuando dijo algo de Donald Trump y J.D. Vance , sus rivales republicanos, que se convirtió en meme ubicuo en redes sociales y en el eslógan oficioso de los demócratas: «Estos tíos son raros»».A partir de ahora, los estadounidenses verán la cara y el apellido de Walz hasta en la sopa. Es un ascenso sorprendente para Walz , un político muy popular en Minnesota, pero que no apuntaba a grandes aspiraciones nacionales.Walz no aparecía en un principio entre los grandes favoritos para la candidatura a vicepresidente . Era evidente que el equipo de Harris buscaba un hombre blanco -completar el ‘ticket’ con otra mujer o con otra persona de una minoría racial se antojaba como una apuesta política demasiado fuerte-, pero había otros candidatos – Josh Shapiro , gobernador de Pensilvania; Mark Kelly , senador por Arizona- que podían ayudar a ganar estados clave. No lo es Minnesota, donde los demócratas solo han perdido una vez en las presidenciales desde 1960.El capital de Walz es que aparenta ser alguien muy diferente a Harris . Dice la teoría política que es muy difícil que un demócrata de la California liberal, alejada de buena parte de la realidad del país, gane una elección presidencial. Quizá todavía más difícil para Harris, que es mujer, negra, asiática y se la considera un producto de la progresía de San Francisco.Noticias Relacionadas estandar No Trump rompe récords de espectadores en una emisión en directo con el ‘streamer’ Adin Ross Carlos Otero de Córdoba estandar No Harris dice que no se quedará «callada» ante el sufrimiento de Gaza tras reunirse con Netanyahu Agencias Walz también es progresista -así han sido sus políticas en Minnesota- pero es lo único que le une a Harris. No entró en política hasta entrada la cuarentena, después de haber sido profesor de instituto y entrenador de fútbol americano en una zona rural de Minnesota durante dos décadas. En ese distrito ganaban siempre los republicanos , pero logró robarles el escaño a la Cámara de Representantes. Y fue reelegido cinco veces hasta que en 2018 dejó Washington para competir por el puesto de gobernador. Ganó por goleada y en 2022 fue reelegido con comodidad.Waltz, de 60 años, no servirá solo para asegurarse la victoria en Minnesota -Trump ha hecho varias visitas al estado y busca disputarlo a los demócratas- sino para tratar de reconciliar al Partido Demócrata con un electorado que se le escapa: la clase media , la gente común, los hombres blancos de la América rural y post industrial que se fueron en masa con Trump y le apoyan todavía de forma mayoritaria . Y que son decisivos en la media docena de estados que inclinarán la elección, en especial, en los del Medio Oeste -Pensilvania, Míchigan y Wisconsin-, donde también está Minnesota.Frente a las élites costeras -donde se encuentra Harris- que dominan a los demócratas, Walz es la imagen de un tipo normal: un cazador que apoyó durante décadas a la Asociación Nacional del Rifle (hasta la matanza de Parkland, un instituto de Florida); un profesor -como su padre- casado con una profesora y un veterano de la Guardia Nacional, en la que sirvió durante más de dos décadas.Walz se crió en una zona rural de Nebraska y estudió ciencias sociales en una universidad pública de aquel estado. Encontró trabajo como profesor en Nebraska y, tras casarse con su mujer, Gwen, ambos se trasladaron a Minnesota, el estado de ella. Fue un profesor popular, rompedor -fue el asesor del primer programa para estudiantes gay en el instituto- y célebre en la zona por llevar al equipo de fútbol a su primer campeonato estatal en 1999.«¿Un magnate ladrón del ladrillo y un inversor en capital riesgo nos van a decir que saben quiénes somos?», dijo el mes pasado sobre Trump y Vance y la clase media votante . «No saben quiénes somos», agregó Walz, a quien te puedes encontrar en un acto político con camiseta y gorra de camuflaje.Así apareció cuando dijo aquello de «estos tíos son raros», que le catapultó como figura política y aumentó sus posibilidades de convertirse en candidato a la vicepresidencia.La fachada de ‘hombre común’ de Walz y su capacidad de establecer puentes con votantes republicanos o independientes no esconden una agenda política muy liberal. Como gobernador de Minnesota, ha impulsado la protección del aborto en la constitución estatal, la legalización de la marihuana, las bajas médicas y maternales, el endurecimiento de los controles en la compra de armas, los desayunos y almuerzos gratis en los colegios, los estudios universitarios sin coste para familias de bajos recursos o los derechos de la comunidad LGBTQ. Habrá que ver qué muertos puede esconder Walz en el armario. De inmediato, los republicanos cuestionarán su relación con China . Su primer trabajo como profesor, nada más salir de la universidad, fue allí, en un programa de clases en países en desarrollo en el que participó durante un año. Pero después, junto a su mujer, creó una organización, ‘Education Travel Adventure’, que organizaba viajes educativos de verano a China para alumnos de instituto.Ante todo, los republicanos buscarán retratarle como un ‘ radical con piel de cordero ‘, como alguien con apariencia de persona común pero que impulsa políticas radicales.«Menudo monstruo», dijo Walz con sarcasmo sobre sí mismo a finales de julio en una entrevista, cuando le preguntaron si sus políticas en Minnesota constituirían munición para Trump y sus aliados . «Los niños están comiendo y tienen la tripa llena para que puedan estudiar y las mujeres están tomando sus propias decisiones sobre salud. Si por eso me quieren etiquetar como liberal, estoy más que feliz con la etiqueta ».
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