El hombre viene del mono, a dónde va es otra cuestión: hay quien quiere ser reptil y se corta la lengua, al fin bífida, y hubo quien en busca de la inmortalidad se puso a beber sangre joven, de vírgenes preferiblemente. Ahora se la inyectan, refinando el rito: ya ven, siempre animales. La fe en los líquidos ha seguido su curso, de la ayahuasca a la combucha o el agua con gas, y ha llevado al hombre, por lo que sea, a devocionar el sudor más allá de los estadios, los podios, la salud y el sexo. El sudor se ha convertido en elixir, ya no es condena sino purgatorio , y así, en estos momentos (no tengo pruebas pero tampoco dudas), hay alguien en algún lugar del mapa haciendo ‘burpees’ con la entrega de un náufrago cansado que nada hacia la orilla. Creen, en la soledad de su habitación, que un estricto régimen de ejercicio, privaciones y motivación les llevará a conseguir su primer millón y un buen ‘six pack’ (la tableta de chocolate, antes de Instagram) para confirmar su masculinidad. Se empieza invirtiendo en criptodivisas y se termina leyendo a Marco Aurelio . «Si no es bueno, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas», repiten, entre jadeo y jadeo, como si fuera un salmo.Llados se ha hecho millonario enseñando a ser millonario, un negocio redondo, la nueva evolución de la autoayudaEl ‘criptobro’, al que verán antes en las pantallas que por la calle, ha entendido que el éxito no es un medio ni un fin sino un modo de vida, una ética, una estética, un cuñadismo ilustrado. Siguen las enseñanzas de Amadeo Llados , una suerte de Jesús Gil con abdominales (esto es, entregado no al placer sino a la imagen, por eso recrea tanto la foto del jacuzzi, aunque promulga una disciplina espartana) que difunde su mensaje de gurú por TikTok y demás redes sociales: se ha hecho millonario enseñando a ser millonario, un negocio redondo, la nueva evolución de la autoayuda, que solo ayuda a sus autores.Llados gasta camisetas de asas y bíceps tatuados, presume de lambo (Lamborghini) , se tiñe de rubio, lleva una mujer en cada brazo, vive en Miami y tiene una insólita habilidad para ser faltón. A los que no comulgan con su credo los llama ‘panzas’, mileuristas o plebeyos. Rodrigo Alonso lo retrató en estas páginas con dos citas sacadas de su curso con el que enseña a «convertirte en el hombre que admiras y respetas», que sospechosamente se parece a él mismo. Una: «¡Tu panza es una vergüenza! Contaminas este mundo con el mensaje del Diablo». Dos: «Recordar esto no es mi voluntad, es la de nuestro creador. Esto [sic] no es mi verdad, es la de Dios. De hecho, les quiero SALVAR».Noticia Relacionada reportaje No Me infiltré en la «secta» de Llados Rodrigo Alonso ABC pasa semanas haciendo el curso del ‘influencer’ demandado por 1.000 exalumnos. Accedemos a sus clases privadas y a los grupos de Telegram del rey de los ‘burpees’Llados desconfía del sistema, al que llama «la Mátrix», y tampoco cree en la gente cercana : si no te empuja a levantarte a las cinco de la mañana para hacer ‘burpees’ entonces no es tu amigo, no es tu novia, no es tu familia. Y mejor lejos. Aúna en sus músculos la fe en Jesucristo con el individualismo más cínico. Parece la pesadilla de Irene Montero, y sin embargo reniega del porno , como ella. La masturbación, asegura, es de perdedores. Lo mismo que el tabaco, el alcohol y el resto de los placeres inútiles, que hay que juzgar con mano dura, inquisitorial. Y aquí incluimos la RAE, también. «¿Desde cuándo una tilde te ha cambiado la vida?», argumenta el ‘entrepeneur’. ¿Y no les suena esto a…? Todo son impedimentos para el Bien Mayor: ganar tu primer millón, que es lo que va antes del segundo millón, que es lo que va antes del tercero. Y así hasta que el cuerpo aguante o sus seguidores se cansen. Menos mal que no existe la inmortalidad.
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