Ja sóc (arrat)

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Ja sóc (arrat)

Si Carrillo volvía a España con peluca, Puigdemont vuelve al volante de su propio pelo, aunque parezca peluca . Puighoudini volvió y las autoridades permitieron su minuto (unos pocos más) de chufla. Ahora estoy aquí, ahora no estoy. ¿Dónde está la mosca? ¿Aquí o aquí?, cantaría Musiquito. O lo de Rosenvinge cuando era Cristina de Alex y Cristina: hago zas y aparezco a tu lado. Y luego si te he visto no me acuerdo. Menuda vergüenza que el huido mamarracho no fuera detenido mientras se dirigía a dar su discursito con la giganta Laura Borràs abriéndole camino. Solo le faltaba ir lanzando niñas rubias con trenzas como la señorita Trunchbull de ‘Matilda’. Y cuando acaba de parlotear, el abogado Boye lo coge del brazo y se lo lleva. Operación Jaula, dicen. Operación Ridículo.A Cataluña la pacificaron los jueces y la cárcel, no Sánchez. Jueces contra los que ayer clamó Puigdemont, esa pobre víctima. Que dónde se ha visto, que cómo van a mandar más cuatro jueces que un parlamento. Albert Batet, de Junts, siguió con esa idea cenutria en el Parlament: «¿Vivimos en un Estado democrático o en un Estado judicial? ¿En un golpe de Estado híbrido? ¿Manda la gente o los jueces que no ha elegido nadie?». Y dale Perico al torno con la gente. Si hay gente que incumple la ley, los jueces hacen cumplir la ley. Puigdemont es como Jennifer Hermoso después de jugar contra Brasil (y en general). La endiosada mayor, como me ha parecido que la llama Manuel Merinero (disfruto mucho sus columnas y análisis). «No vieron venir la catástrofe ni a estas horas se la explican; no aciertan a comprenderla, a descifrar los defectos propios ni las virtudes ajenas». Dice Jenni que lo de Brasil no es fútbol, como para Puigdemont la ley que lo persigue no es la democracia. Democracia es lo que diga él. Se va a ver los defectos propios…Los cuatro gatos de su circo le gritaban «president, president», pero él no dijo «Ja sóc aquí» como Josep Tarradellas. No sé si en un plural mayestático, lo que dijo fue «Todavía estamos aquí». Podía haber dicho «Ja sóc (arrat)». Chamuscado. Pero libre.

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